El abordaje de la salud mental en el sistema sanitario es un tema con grandes retos sin cumplir. Si, además, ponemos el foco en el ámbito rural, el problema se acrecienta aún más. “En el medio rural no hay acceso a la salud mental, es más fácil que te toque la lotería que recibir la atención de un psicólogo”, lamenta Jaime Gutiérrez, presidente del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León (COPCYL).
En Castilla y León, como en muchas otras comunidades, no es posible acceder a servicios de Psicología a través de la Atención Primaria. “Para que te atienda un psicólogo en el medio rural, primero tienes que vencer la trinchera de tu médico rural, que, en la mayoría de los casos, tiene instrucciones de medicarte. Si a los meses la medicación no ha hecho el efecto esperado, se acude a un psiquiatra. Si no se da una mejora, pasados varios meses y si tienes suerte, te atiende un psicólogo. Estamos hablando de que la atención en el medio rural, teniendo problemas severos, se puede alargar dos años”, informa Gutiérrez.
“En el medio rural no hay acceso a la salud mental, es más fácil que te toque la lotería que recibir la atención de un psicólogo”
Pese a la espera, la Atención Primaria en el entorno rural puede suponer la puerta de entrada de los pacientes a la salud mental. No obstante, existen comunidades autónomas en las que la psicología clínica ni siquiera tiene acceso desde este servicio, por lo que la situación se dificulta aún más. “Tenemos un buen problema con la salud mental en Primaria”, critica Javier Prado, presidente de la Sociedad Española Psicología Clínica (ANPIR), que explica que sólo algunas comunidades se acogen a esta vía.
ACCESO
El acceso a la salud mental es, por sí mismo, una cuestión de inequidad. Jesús García Jiménez, profesional de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), coordina un equipo de salud mental en el medio rural, concretamente en el municipio granadino de Loja. “Recorremos una serie de pueblos de la zona. Tenemos una consulta externa donde acude el paciente cada tres o cuatro meses”. Sin embargo, García lamenta que los recursos para quienes necesitan más atención se ubican en Granada capital. “En nuestro caso son casi 45 minutos en coche, pero en pueblos más periféricos es aún más”.
La dificultad de acceso por carretera, unido a que los pacientes más graves, por lo general, no disponen de vehículo, conlleva la peor consecuencia. “Lo que ocurre al final es que los pacientes no acuden a este tipo de recursos, porque les supone muchísimo tiempo. Si hacen uso de ambulancias del sistema sanitario pueden estar fuera de casa hasta 12 horas”. Asimismo, este tipo de pacientes “normalmente tienen poca conciencia de enfermedad”, afirma García.
La dificultad de acceso conlleva que los pacientes no puedan acudir a los servicios
Por todo ello, muchas personas del medio rural acaban optando por vías privadas. “No te queda otra, si quieres que te atienda alguien, te tienes que buscar la vida”, sentencia por su parte Jaime Gutiérrez, presidente COPCYL. En este sentido, otra de las inequidades que se presenta es la “tolerancia” que se ha desarrollado en el medio rural a la hora de acudir a profesionales privados. “Lo que en una urbe sería impensable, en un pueblo se asume”, coincide también Javier Prado, presidente de ANPIR.
SOBREMEDICALIZACIÓN
La dificultad de acceso a la salud mental da paso a otra consecuencia negativa: la sobremedicalización. “Nuestros datos avalan que la incorporación de psicólogos en la Atención Primaria reduce la medicación y las bajas laborales y, por tanto, se trata de una inversión y no de un gasto, pero desde las administraciones se ponen de perfil”, afirma Jaime Gutiérrez. De hecho, actualmente España es el país de Europa que más consume antidepresivos y ansiolíticos. “Sin embargo, somos los últimos de Europa en servicios de salud mental”, según Gutiérrez. En este sentido, mientras que en Europa se calcula que existe una media de 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes, en España son 6. “Por ahorrarte un sueldo no contratas profesionales y la salud mental acaba siendo el patito feo de la sanidad”.
“España es el país de Europa que más consume antidepresivos y ansiolíticos. Sin embargo, somos los últimos de Europa en servicios de salud mental”
La psiquiatría tampoco escapa de estos malos datos. “Tenemos un déficit histórico de profesionales”, se queja el psiquiatra Jesús García. En su caso concreto, para una población de 70.000 habitantes, “tenemos dos psiquiatras y medio (porque una de las compañeras viene media jornada) y una psicóloga”. Los profesionales coinciden en que no parece muy probable que, cuando el actual personal se jubile en unos años, se vayan a cubrir esas plazas. Ello, además, se une a que “a los especialistas internos residentes, tradicionalmente, no se les ha cuidado mucho. No se les ofrecen buenas condiciones. Son contratos de cuatro meses como mucho y poca estabilidad en general”, incide García.
García añade a este punto que deben distinguirse dos vertientes. Como afirma el psiquiatra, en los trastornos llamados ADS (ansiedad, depresión y somatización), “sí que vemos que el consumo es muy elevado, incluso vemos problemas que teóricamente no deberían medicalizarse, y en los que, lógicamente, el paciente no mejora”. No obstante, en los casos más graves, la medicación sí que es necesaria.
CRONICIDAD
El difícil acceso unido a un tratamiento inadecuado, acaba provocando que los casos cronifiquen. El porcentaje de pacientes de entorno rural que acude a tratarse, en comparación con las grandes urbes, es mínimo. “La administración puede presumir de que no hay enfermedad mental en el ámbito rural, porque al no prestarle atención, no existe”, comenta el presidente de COPCYL, Jaime Gutiérrez. Finalmente, “tiendes a empeorar”.
“La administración puede presumir de que no hay enfermedad mental en el ámbito rural, porque al no prestarle atención, no existe”
Prado coincide en que, debido a estas causas, “los pacientes consultan más tarde, lo que lleva a que el diagnóstico tarde mucho más”. Asimismo, en términos de salud mental, afirman los profesionales, existe mayor estigma en el medio rural. En cuanto al tipo de patologías, Jesús García, psiquiatra, coincide en que las consultas más frecuentes son de tipo ADS. “Son problemas de la vida cotidiana mal afrontados. Pero, quienes tienen trastorno mental grave en el medio rural, como esquizofrenia, presentan un matiz de mayor gravedad, con síntomas más bruscos e intensos”.
SUICIDIO
Con todas estas premisas, llegamos al peor desenlace. “Lo más importante y grave es el riesgo de suicidio”. Precisamente, la zona en la que el psiquiatra Jesús García ejerce su trabajo (Loja) presenta “tres veces la media nacional de suicidio. Si la media nacional está en 8,3 suicidios por cada 100.000 habitantes, nuestra zona está en 24 por cada 100.000 habitantes”.
En los entornos rurales existe menor tentativa de suicidio, pero mayor eficacia
Otro dato preocupante en cuanto al suicidio en el medio rural, afirma Jaime Gutiérrez (COPCYL), es que existe menor tentativa de suicidio, pero mayor eficacia. “Quien lo intenta la primera vez suele tener éxito, en las ciudades eso no es tan fácil”. Asimismo, Gutiérrez denuncia que “si la tentativa no es muy grave, con unas pastillas te mandan a casa”. García, por su parte, añade a este respecto que, además, en los entornos rurales, “el suicidio se consuma a través de métodos más violentos”.
¿ESCASEZ DE PROFESIONALES O MALAS CONDICIONES LABORALES?
Javier Prado achaca estos problemas a la “falta de voluntad política” y a la “infrafinanciación”. El entorno rural cuenta con su propia idiosincrasia, por lo que serían necesarias medidas de mejora para que los profesionales puedan acudir a estos entornos y se refuercen esas plazas de difícil cobertura, según sus palabras.
El psiquiatra Jesús García opina de igual manera. “No se está incentivando que los profesionales acudan a entornos rurales”. Quienes acuden a trabajar a estos lugares, en la mayoría de los casos, deben hacerlo por sus propios medios, haciéndose cargo de los desplazamientos. Con estas condiciones, “es normal que los profesionales acudan a zonas de fácil cobertura en las capitales”.
De hecho, el presidente de COPCYL añade que sólo en Castilla y León hay cinco facultades de psicología, por lo que la falta de profesionales no sería el problema. “Somos exportadores de talento por las malas condicionen que tienen nuestros profesionales”.
En definitiva, la salud mental en el medio rural continúa siendo un tema pendiente. Algo en lo que los profesionales coinciden es que, de no adoptar medidas de mejora de condiciones para los profesionales y mayor facilidad de acceso, esta situación seguirá empeorando.