Armengol: “Potenciar el SNS frente a pandemias va más allá de una Agencia de Salud Pública”

El ex viceconsejero de Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid y actual presidente de SEMES Madrid, Juan González Armengol, cuenta en una entrevista para ConSalud.es su experiencia en la gestión de la Covid-19.

Juan González Armengol, presidente de la Sociedad Madrileña de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Foto: SEMES)
Juan González Armengol, presidente de la Sociedad Madrileña de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Foto: SEMES)

Las comunidades autónomas tuvieron, y siguen teniendo, un papel muy destacado en la gestión de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19. En la Comunidad de Madrid, en los peores meses, llegó a la Consejería de Sanidad el urgenciólogo Juan González Armengol, asumiendo el cargo de vicenconsejero de Asistencia Sanitaria. Recordando la experiencia que vivió, el actual presidente de la Sociedad Madrileña de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) cuenta para ConSalud.es la labor que ejercieron las autonomías así como los profesionales sanitarios, los empresarios y el conjunto de la ciudadanía.

Ya han pasado dos años y medio del inicio de la pandemia. Ahora sabemos que nuestros sistemas sanitarios no estaban preparados para la pandemia. ¿Cómo fue?

Habiendo un Reglamento Sanitario Internacional que está bastante bien, que se hizo precisamente a partir del SARS-CoV-1 y del MERS, los mecanismos de aplicación no tuvieron repercusión ejecutiva en los países pese a que se decretó la alerta sanitaria internacional. Otra cosa que le falta, probablemente, a la Organización Mundial de la Salud (OMS) o a las Naciones Unidas, es una política sanitaria veterinaria internacional homogénea. Hay costumbres veterinarias en algunos sitios que hacen que nos expongan en un mundo especialmente globalizado como el de ahora.

"El sistema sanitario español es bueno y funciona a un altísimo rendimiento, pero no estaba preparado para una cosa como la que nos vino. No lo estaba ningún sistema."

Eso coincidió con que la logística de los países occidentales, entre ellos España, estaba desplazada a países orientales, especialmente a China. En vez de un mercado persa, se convirtió en un mercado chino. Era un capitalismo salvaje donde ganaba el mejor postor. Mientras, en nuestro Ministerio de Sanidad, el INGESA no era un órgano de contratación o gestión como lo era el Insalud. Ese papel tuvieron que hacerlo con el apoyo del Ministerio de Hacienda y en las comunidades autónomas con los órganos de contratación, que están acostumbrados a hacerlo. No había material. Sin embargo, teníamos la Ley de Protección Civil, que se tenía que haber puesto antes en marcha y haberlo asumido directamente como lo que era, una crisis de grado 4.

¿Y ahora estaría preparado para futuras pandemias?

El sistema sanitario español es bueno y funciona a un altísimo rendimiento. No estaba preparado para una cosa como la que nos vino, pero no lo estaba prácticamente ningún sistema. A pesar de ello, se dio una respuesta espectacular con la ayuda de toda la sociedad, de las empresas y los ciudadanos. De lo que hablamos es de gran política, a nivel internacional con políticas sanitarias globales, y a nivel europeo, con el ejemplo de trabajo conjunto con la gestión de vacunas. La logística debería de tener un retén de logística potencial para futuras contingencias. Con la gripe A H1N1 se hizo. A nivel europeo, la oficina regional de la OMS elaboró muchísima documentación y ha servido para priorizar o hacer más para esta pandemia. Pero a nivel de logística, no había preparación. Otros países como Alemania contaban con más reproductores y más capacidad de producción, pero también se vieron desbordados en otras fases de la pandemia. Ha sido algo cíclico.

Ahora tenemos un doble problema. Tenemos que potenciar el sistema frente el futuro a futuras pandemias, lo que va más allá de una Agencia de Salud Pública. Eso no me parece mal, pero tiene que ver también con el esfuerzo como país. Le doy mucha importancia a la logística. Estoy seguro que con el resto de países europeos se está trabajando intensamente la coordinación. Además, hay que recuperar toda la actividad que se ha demorado o se ha perdido en estos dos años que es muchísima. Hubo meses en que los pacientes no venían a los hospitales por miedo a los centros sanitarios. Ha habido un retraso enorme, especialmente en enfermedades como las oncológicas. También ha habido pandemias que han salido de esta pandemia, como la de salud mental. Antes, el sistema sanitario funcionaba a un alto rendimiento y ahora tendrá que hacerlo a un altísimo rendimiento.

¿Cómo se vivieron los primeros momentos como sanitario, cuando era casi imposible conseguir material de protección? ¿Tenían los medios adecuados? ¿Cree que el personal sanitario estaba protegido?

Digamos que afectó a todo el personal esencial. Fue importante toda la cadena de alimentación y las fuerzas de seguridad, que hacen un trabajo increíble. Y especialmente el mundo sanitario y sociosanitario. El contexto español y europeo era el que sabemos. No teníamos capacidad logística. Ahora la hemos recuperado y es mucho más importante para reaccionar de forma precoz o incluso adelantarnos a próximos acontecimientos. Pero entonces no era así. Por ejemplo, PCR en Madrid se hacían en tres o cuatro hospitales.

"Ahora hemos aprendido que el confinamiento tenía que haber sido más corto y la fase de transición un poco más progresiva. Hemos aprendido en pocos meses lo que no hubiéramos aprendido en cinco años."

Luego, la Comunidad de Madrid tuvo una buena iniciativa, cuando se demostró que los test de antígenos tenían una sensibilidad y especificidad mayor, sirvió mucho para hacer despistajes en zonas concretas y para pacientes potenciales. El sistema de detección a través de PCR estaba prácticamente saturado. Lo recuerdo en los servicios de urgencias, tal cual subió de forma vertical bajó debido al confinamiento. Ahora hemos aprendido que probablemente ese confinamiento tenía que haber sido más corto y la fase de transición un poco más progresiva. Hemos aprendido en pocos meses lo que no hubiéramos aprendido en cinco años.

Estas lecciones se aplicarán con el tiempo. Pero un sistema sanitario no se puede concebir en espera de que venga una pandemia, sino que está para servir a la sociedad teniendo en cuenta las potenciales amenazas. Debemos estar preparados con planes de contingencia y desarrollando muchos de los preceptos que tenía la Ley de Salud Pública, que estaba sin desarrollar prácticamente. El sistema epidemiológico naufragó con este virus.

Recientemente, Salvador Illa afirmaba en la presentación de su libro 'El año de la pandemia' que una de las principales dificultades que se encontró fue que el Ministerio no estaba preparado para hacer frente a una gestión de la envergadura de la pandemia debido al traspaso de competencias lo que hacía que las comunidades fueran más eficaces, por ejemplo, con la adquisición de material. ¿Cree que todas partían en las mismas condiciones?

Yo estaba en un cargo de gestión intermedio, no estaba encargado de ello. Los hospitales nos pusimos a funcionar como cuarteles militares divididos en tres servicios: la parte de urgencia, la de medicina y la de intensivos y anestesia. Todos los servicios nos dividimos así. Todas las comunidades hicieron, en la medida de sus posibilidades en sus contratos, todo lo que pudieron. Esto no era una competencia entre comunidades, era con el resto de países. Me constan situaciones de compras de franceses, por ejemplo en el propio aeropuerto, que venían los americanos con más dinero y directamente se llevaban la mercancía. Esas cosas han pasado y muchas que no sabemos. Y, por supuesto, ha habido especuladores que se han aprovechado.

"Un sistema sanitario no se puede concebir en espera de que venga una pandemia, sino que está para servir a la sociedad teniendo en cuenta las potenciales amenazas"

A mi parecer, Salvador Illa no ha sido un mal ministro. Es un buen político que ha estado en un momento muy difícil. Y lo haría extensivo a todas las consejerías y sus equipos. Se ha pasado muy mal, se ha hecho un esfuerzo muy por encima de las capacidades y del conocimiento potencial que tenía. Y se trató de atenuar en lo posible la defensa y la protección de los grupos esenciales, en este caso especialmente los sanitarios. Las cosas hay que verlas poniéndose en el momento en que están pasando, si no es mucho más sencillo todo. Ahora sabemos mucho más y podemos adelantarnos a muchas cosas. Pero en los primeros momentos, en algunas comunidades hicimos medicina de guerra. Y esa organización salvó muchas vidas.

También ensalzaba en su libro el exministro Illa el papel de grandes empresarios españoles. En esta crisis todo el mundo arrimó el hombro, ¿no?

Sí, empresas y personas individuales aportaron todo lo que pudieron y más. Algunos se convirtieron en inventores y fabricantes con impresoras y mandaron material. Además, buena parte de empresarios que no se dedicaban al sector fueron a buscar material a petición de los centros y de las propias consejerías en todas las comunidades. Era un momento de vida o muerte. Era muy importante tener un paraguas legal que pudiera intentar atenuar en lo posible todo lo relacionado con la logística. Hablamos de respiradores, de mascarillas, de batas y de todos estos productos que se convirtieron en absolutamente indispensables y que han salvado muchas vidas.

Estoy absolutamente convencido de que todas las comunidades han pasado las de Caín para tratar de atenuar en lo posible el golpe. He visto muchísimos pacientes y no nos podíamos creer las radiografías que veíamos en los cuadros de los primeros días.  Era una cosa espeluznante y había que atajarlo. Y con la logística y los medios de protección que había, estaba el riesgo de contagio. De hecho, ha habido no pocos fallecidos y muchos afectados dentro del sector sanitario. La regulación acompañó y la actuación, en la medida de las posibilidades con la improvisación y con la ayuda de muchos empresarios que se prestaron voluntariamente, sirvió para salvar vidas.

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