El área de Dermatología del Hospital Costa del Sol participa en el estudio multicéntrico Covid Piel

Después de que se analizaran 375 casos de pacientes con sospecha o positivo en Covid 19, los resultados de este estudio permiten clasificar las manifestaciones cutáneas en distintos patrones relacionados con la gravedad de esta enfermedad.

De izqda. a dcha.: Pedro Serrano y Fernando Rodríguez de Fonseca. (Foto. ConSalud)

El área de Dermatología del Hospital Costa del Sol ha participado recientemente en el estudio multicéntrico Covid Piel puesto en marcha hace unas semanas por un grupo de dermatólogos españoles.

En coordinación con el área de urgencias del centro se han reclutado pacientes atendiendo a los criterios de inclusión del estudio, con manifestaciones cutáneas en el contexto de un cuadro clínico sugestivo o confirmado de infección por Covid-19. Siguiendo el protocolo del estudio, se han recogido datos clínicos y analíticos, fotografías de las lesiones de la piel y descripción morfológica de las mismas.

Según este trabajo, cuyos resultados han sido publicados en la revista British Journal of Dermatology, las manifestaciones cutáneas se pueden clasificar en cinco patrones asociados a un pronóstico específico de la infección por COVID-19.

En este sentido, este estudio ha llevado a cabo la primera clasificación de los síntomas cutáneos que presentan los pacientes con sospecha o positivos en Covid 19 estableciendo una relación entre la gravedad de la infección y distintos patrones que aparecen en diferentes momentos evolutivos de la Covid 19. Esto puede ayudar también al diagnóstico en las distintas fases de la enfermedad.

“Se trata de uno de los estudios de mayor impacto social de la historia de la Dermatología moderna”

En este estudio, además de la directora del área de Dermatología, Magdalena de Troya, han participado casi un centenar de dermatólogos españoles que han sido liderados por los dermatólogos del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid), Cristina Galván; del Hospital Plató de Barcelona, Alba Catalá; y del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, Gregorio Carretero.

El trabajo que ha recibido el apoyo de la Academia Española de Dermatología y Venereología ha recabado en dos semanas información de 375 personas que tenían sospecha o confirmación de diagnóstico Covid y alteraciones cutáneas concomitantes, sin una causa conocida. Además de recoger información sobre su estado de salud, también se han tomado fotografías de cada uno de los problemas cutáneos, algo que no se había conseguido en ningún otro estudio anterior.

“Destacamos la generosidad de tantos compañeros, de hospitales de primera línea o comarcales, de centros privados y consultorios por su entusiasmo y esfuerzo. Además, la unidadde Investigación de la AEDV ha sido responsable del apoyo técnico, orientación, análisis estadístico y de velar por el cumplimiento de buenas prácticas en la investigación. Y también a los pacientes que han querido colaborar con su caso en el avance del conocimiento y lucha contra esta infección”, señala la Cristina Galván.

Por su parte, Magdalena de Troya ha destacado que se trata de uno de los “estudios de mayor impacto social de la historia de la Dermatología moderna, donde la involucración no sólo de los dermatólogos, sino también de toda la sociedad, ha conseguido rebasar las expectativas de reclutamiento de casos clínicos en un tiempo récord, así como obtener conclusiones de gran consistencia”.

MANIFESTACIONES CUTÁNEAS EN CINCO PATRONES

El análisis de los 375 casos y el uso de un método de consenso han mostrado que se pueden establecer cinco patrones de manifestaciones cutáneas: erupciones similares a sabañones en zonas acrales (19%); erupciones vesiculosas (9%); lesiones urticariformes (19%); erupciones máculo-pápulosas (47%) y livedo-reticularis o necrosis (6%).

Las erupciones acrales similares a sabañones (manos y pies) aparecían como áreas de eritema o coloración violácea, vesículas y pústulas. Son frecuentemente asimétricas. Este tipo de lesiones se detectó en el 19% de los casos, en pacientes más jóvenes, en las etapas tardías del proceso Covid-19, con una duración de 12,7 días y estaban asociados a un pronóstico menos grave.

Las erupciones vesiculosas, detectadas en el 9% de los casos, se han visto principalmente en el tronco. Consistían en pequeñas vesículas monomórficas (lesiones similares a las que salen en una varicela, pero, a diferencia de esta enfermedad, estas vesículas son muy similares de tamaño y forma entre ellas). En ocasiones asentaban en las extremidades y podían tener contenido hemorrágico, agrandarse o diseminarse. El estudio ha mostrado que este tipo de manifestación se asocia a una gravedad intermedia y es más frecuente en pacientes de edad media. Suelen durar unos diez días y aparecer junto con los síntomas generales, en ocasiones antes que ellos.

No se puede descartar que existan otras causas detrás de algunas de estas manifestaciones cutáneas

Las lesiones urticariformes, el tercer tipo de patrón, se han registrado en el 19% de los casos. Se caracteriza por la aparición súbita de habones o ‘ronchas’ y/o angioedema (inflamación de piel y mucosas). Se han visto principalmente en el tronco o dispersas por el cuerpo, en algún caso en las palmas de las manos. Su duración media es de 6 a 8 días. Suelen producir intenso picor. Este tipo de manifestación se han observado en pacientes más graves y con más frecuencia han aparecido al mismo tiempo que otros síntomas vinculados a la COVID-19.

Máculo-pápulas, las manifestaciones más frecuentes, fueron detectadas en el 47% de los casos, el cuadro dermatológico es con frecuencia similar al de otras infecciones víricas, con erupciones formadas por manchas planas y lesiones elevadas, habitualmente dispersas por el cuerpo. En ocasiones muestran patrones específicos, cómo la distribución perifolicular, o similar a pitiriasis rosada o eritema multiforme. Duran 8 o 9 días de media. También se han visto en pacientes más graves.

Por último, las lesiones que orientan a obstrucción vascular, cómo la livedoreticularis y la necrosis, se han encontrado en el 6% de los casos, han aparecido en los pacientes de más edad y más graves (en este grupo se registró un 10% de mortalidad). Se trata de unas marcas en la piel que recuerdan a una red, similares a las que se veían por una exposición mantenida a una fuente de calor como en su tiempo eran los braseros y ahora pueden ser los portátiles.

Los pacientes mostraron grados diferentes de afectación, incluyendo áreas de isquemia acral o en el tronco. Sin embargo, las manifestaciones Covid-19 en este grupo fueron más variables, cómo es el caso de la livedo reticular transitoria en pacientes jóvenes con buena evolución del proceso.

GRADIENTE DE ENFERMEDAD

“Lo que hemos visto, además de categorizar las manifestaciones cutáneas en cinco grupos, es un gradiente de enfermedad, de menos grave en los casos donde había pseudo-sabañones a más graves en pacientes con lesiones livedo-reticularis, que presentaban más casos de neumonía, ingresos hospitalarios y necesidad de atención en cuidados intensivos”, señala el director de la Unidad de Investigación de la AEDV, Ignacio García-Doval.

Hay que tener en cuenta, señala el estudio, que no se puede descartar que existan otras causas detrás de algunas de estas manifestaciones cutáneas, sobre todo en el caso de las lesiones urticariformes o en las máculo-pápulas, que pudieran tener otras causas, como las reacciones a alguno de los muchos fármacos que han recibido.

“El estudio pretende categorizar los problemas y describir unos patrones

“Este no es un trabajo que haya buscado identificar las causas que están detrás de estos problemas cutáneos detectados en estos días. Lo que se ha pretendido en el estudio es categorizar los problemas y describir unos patrones para orientar, durante la pandemia, a clínicos, pacientes y autoridades sanitarias y también para servir de base de futuros estudios. Serán esos trabajos, los que se desarrollen más adelante, los que puedan servir para identificar si es la Covid-19 la responsable directa o indirecta de todas estas manifestaciones cutáneas”, apunta Cristina Galván.

Los autores señalan la necesidad de seguir investigando no sólo para conocer otras posibles causas sino para conocer los mecanismos fisiopatológicos y poder relacionarlos con cada patrón cutáneo y con los hallazgos encontrados en otros órganos. Por este motivo, están seguros de que a este estudio le seguirán otros muchos que utilicen el conocimiento generado en este trabajo de equipo.

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