El Ministerio de Sanidad y las CC.AA. aprobaron el pasado 21 de diciembre un protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia sexual en el marco delConsejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS). Esta estrategia ha sido diseñada por profesionales de todo el país y expertos del equipo de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, con el fin de unificar a nivel nacional los criterios de actuación profesional, normalizada y homogénea, para el conjunto del SNS, respecto a la detección, valoración e intervención en casos de violencia sexual
Para prevenir y detectar estos episodios de agresiones los profesionales sanitarios, especialmente los destinados en Atención Primaria, juegan un papel prioritario. No en vano, en el primer nivel asistencial pueden observarse síntomas en el paciente que podrían desvelar este problema; tanto a nivel físico (magulladuras, heridas, moratones, cefaleas, cervicalgia, dolores crónicos, mareos, síntomas digestivos, etc); como en el plano psicológico (depresión, insomnio, ansiedad, baja autoestima, irritabilidad, trastornos de la conducta alimentaria, ideación suicida, etc).
“Garantiza que todas las mujeres (y los menores a su cargo) van a ser atendidas de igual manera, sin importar el punto del territorio nacional en el que haya sido víctima"
Por todo ello, la coordinadora del grupo de trabajo de Atención a las Mujeres de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Dra. María Rosario Blasco, ha confesado a ConSalud.es que se trata de una iniciativa “muy positiva y necesaria” que ahonda en la unificación de los protocolos en este ámbito para todos los servicios de salud. “Garantiza que todas las mujeres (y los menores a su cargo) van a ser atendidas de igual manera, sin importar el punto del territorio nacional en el que haya sido víctima de ese tipo de violencia. Además, queda asegurada la asistencia integral de la mujer, de forma holística, en su dimensión física, psicológica y social”.
Este marco común de actuación viene a aunar las diferentes estrategias que, hasta ahora, quedaban en manos de cada CC.AA. Así, la región venía marcando sus propios protocolos autonómicos frente a la violencia sexual aplicables a su Sanidad, así como el cribado de estos casos. “Mayoritariamente estos casos eran detectados cuando se producía la agresión física y la mujer acudía al Servicio de Urgencias, bien de Atención Primaria o de Hospitalaria. A partir de este punto poníamos en marcha los recursos disponibles, distintos en cada comunidad autónoma. Respecto al cribado, es recientemente cuando se están empezando a realizar actividades para la detección precoz de este problema”, aclara.
El texto recoge la sensibilización de los sanitarios en relación con “aspectos específicos o condicionantes sociales” que llevan a los pacientes a ser más vulnerables a la hora de padecer estas agresiones sexuales
En concreto, el protocolo recoge objetivos como garantizar una actuación coordinada con los médicos forenses de los Institutos de Medicina Legal y Forense y una atención integral a las víctimas de violencia sexual en el marco de equidad y cohesión para el conjunto del SNS; sensibilizar y formar al personal sanitario, así como dotarle de herramientas comunes para la toma de decisiones e intervención; promover el empoderamiento y la capacitación de quienes han sufrido o sufren violencia sexual en el servicio sanitario; o contribuir con su implementación a mejorar la investigación sanitaria en materia de violencia sexual, con relación a la efectividad y eficiencia de las intervenciones sanitarias realizadas.
Otro importante elemento a destacar del nuevo documento aprobado por el CISNS es la sensibilización de los sanitarios en relación con “aspectos específicos o condicionantes sociales” que llevan a los pacientes a ser más vulnerables a la hora de padecer estas agresiones sexuales. Algunas de estas circunstancias de mayor propensión se ven relacionadas con situaciones como la discapacidad, problemas de salud mental, migración, identidad sexual y algunos otros, “que puedan suponer un riesgo añadido de que sus derechos no sean respetados”.
La coordinadora de Semergen quiere aclarar que “no existe ningún perfil concreto de las víctimas, cualquier mujer puede padecerlos por el mero hecho de ser mujer"
Uno de los puntos que la coordinadora de Semergen quiere aclarar es que “no existe ningún perfil concreto de las víctimas, cualquier mujer puede padecerlos por el mero hecho de ser mujer. Entre las afectadas tenemos personas de cualquier clase social, profesión, raza o condición económica”. La señal de alerta llega con la presencia en los pacientes de circunstancias como “dolores osteomusculares mal definidos o erráticos, cefaleas, síntomas digestivos como nauseas, malas digestiones o insomnio; así como señales psicológicas como la baja autoestima, ansiedad, depresión o ideas autolíticas”, relata.
La sensibilización y formación de los profesionales de salud es uno de los pilares del nuevo protocolo nacional, que sirve también para evitar una revictimización de la persona. No en vano, de la pericia de los sanitarios depende detectar estas alertas físicas y psicológicas, así como estar capacitados para “generar un clima de confianza en el cual la mujer esté dispuesta a contarnos la situación que está atravesando. Para ello, es clave la escucha activa, tener empatía con ella, poniéndonos en su lugar, sin juzgarla ni posicionarnos según nuestros prejuicios. A este respecto, es fundamental la formación del profesional y sus habilidades”, concluye la Dra. Blanco.