Hace poco más tres años, en noviembre del 2021, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) obligó a la compañía Metro Bilbao a dejar de utilizar arena de sílice en las vías por las que circulaban sus trenes. Lo hizo después de que el sindicato ELA presentase una denuncia por el riesgo que suponía este material tanto para trabajadores como para usuarios del transporte público, lo que no ha evitado, sin embargo, que en otras regiones de España se siga utilizando. Por eso, los maquinistas de los tranvías de Tenerife llevan ya varios años en lucha, con incluso periodos de huelga a la espera de una solución por parte del Cabildo.
“El sílice es un material que habitualmente forma parte de las rocas, por lo que la exposición habitual suele ser de gente que trabaja en minas o dentro de túneles, por ejemplo en el sector ferroviario. Luego hay otras formas un poquito más modernas: en España, de hecho, tenemos un grave problema con la piedra ornamental para determinado mobiliario, como encimeras, ya que utilizan este material. También lo usan como abrasivo los protésicos dentales”, explica a ConSalud.es la doctora Carmen Diego, coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias de Origen Ocupacional y Medioambiental (EROM) de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), quien recuerda, no obstante, que dentro del sector ferroviario el problema solía venir más con el amianto, que formaba parte de algunas piezas de los trenes.
En los tranvías, en cambio, el polvo de sílice suele crearse por el rozamiento de las ruedas con los raíles, especialmente en las zonas de frenada, exponiendo a los que pasan por allí a toda una serie de enfermedades respiratorias. La más conocida es la silicosis, que está directamente relacionada con la inhalación de sílice, pero es que entre ellas también aparece el cáncer de pulmón. Así lo concluyó, ya en 1997, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), que incluyó al polvo de sílice cristalino (SCR, por sus siglas en inglés) como cancerígeno en entornos laborales. Después, en 2017, la Unión Europea incluso emitió una normativa que reconocía como “tóxico” el polvo derivado de la sílice, y que llegó algo más tarde a España.
“Todos tenemos asumido y asimilado que en determinados trabajos va a haber una exposición muy grande, el problema viene cuando pasamos a este tipo de usos más diferentes"
“Aquí tenemos unas normativas de manipulación de la sílice muy estrictas, que se someten a mediciones. Por ejemplo, no pude haber nunca polvaredas”, indica la experta. Pero el problema viene con los entornos en los que se considera que se encuentra esta sustancia: a partir de la citada normativa europea de hace siete años, el polvo de sílice cristalino forma parte del cuadro de enfermedades profesionalesdel sistema de la Seguridad Social, que a su vez establece criterios para su notificación y registro; sin embargo, dicho cuadro no incluye ninguna tarea vinculada al mundo ferroviario entre las actividades capaces de producirla…
También lo tiene reconocido como material cancerígeno la Organización Mundial de la Salud. “Todos tenemos asumido y asimilado que en los trabajos dentro de minas o túneles, cuando hay que perforar las rocas, va a haber una exposición muy grande. Por eso llevan mascarillas, trabajan en un entorno húmedo por si hay mucho polvo crear una especie de lluvia y que el trabajador no lo respire… El problema viene cuando pasamos a este tipo de usos más diferentes, que hacen que nos perdamos un poco”, señala la neumóloga.
ALTERNATIVAS AL POLVO DE SÍLICE
Lo ideal, lógicamente, sería no trabajar con polvo de sílice. Rosa Dávila, presidenta del Cabildo de Tenerife, afirmó en una entrevista concedida recientemente a la Cadena SER que ya se han hecho estudios para buscar una alternativa “que sea fiable tanto para los empleados como para el propio tranvía”, y que asegure que el vehículo responde cuando el conductor tira del freno en las pendientes. Sin embargo, añadía, los primeros informes encargados al fabricante no son “concluyentes” ni certifican que se pueda sustituir el sistema actual por otro distinto.
También defendía que el polvo de sílice se utiliza en el 90% de los sistemas tranviarios, y que se tienen que dar unas condiciones de exposición muy largas para producirse un daño a la salud: “En cualquier caso, se están llevando a cabo todas las actuaciones de prevención en el ámbito laboral, además de buscar una alternativa al polvo de sílice”, insistía la presidenta.
“Llevamos desde el 2021 intentando que la empresa haga algo”
Los trabajadores del tranvía de Tenerife, por su parte, piden que se utilice silicato de calcio, “una alternativa viable”. “Llevamos desde el 2021 intentando que la empresa haga algo”, denunciaba en su momento David Rodríguez, portavoz de Comisiones Obreras en la isla. El Comité de Empresa, además, denuncia que desde hace tiempo ya hay trabajadores diagnosticados con neumoconiosis debido a la exposición a esta sustancia cancerígena.
Según explica la revista Seguridad y Salud en el Trabajo, publicada por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el trabajo (INSST) dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social, el propio INSST firmó con el Servicio de Prevención de Metro Bilbao un acuerdo de colaboración en 2019 para estudiar el comportamiento de sustancias alternativas a la sílice en una explotación ferroviaria: olivino, bauxita, aluminio, el propio silicato de calcio… fueron algunos de los productos con los que realizaron ensayos para comprobar su eficacia.