La evolución de la oncología de precisión ha revolucionado la medicina molecular y los laboratorios moleculares han pasado de ser espacios dedicados a la investigación a convertirse en pilares de la práctica clínica diaria. En los últimos cinco años, la oncología de precisión ha protagonizado un cambio significativo en el abordaje de los tratamientos contra el cáncer. En el centro de este cambio, estos laboratorios desempeñan un papel esencial en la identificación de biomarcadores predictivos y la personalización de los tratamientos oncológicos.
En declaraciones a ConSalud.es, Javier Hernández Losa, miembro del grupo de trabajo de la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP), señala que los laboratorios de biología molecular “han estado haciendo estudios centrados en la caracterización de los tumores” durante años. Sin embargo, destaca que en la actualidad "la nueva cartera de servicios puesta en marcha por el Ministerio de Sanidad pone de relieve que el estudio de biomarcadores hechos en patología molecular debe realizarse en todos los casos de cáncer de pulmón avanzado”.
Hernández Losa explica que la incorporación de biomarcadores predictivos a la rutina asistencial ha sido clave para la evolución del tratamiento del cáncer ya que estos biomarcadores, que inicialmente se utilizaban solo en investigaciones, hoy en día son imprescindibles para determinar la terapia más eficaz en casos de cáncer avanzado. “Actualmente, hay 46 centros en España que utilizan técnicas avanzadas, como la secuenciación masiva”, apunta Hernández Losa. “Estas cifras representan que aproximadamente un 10% de los hospitales españoles están equipados con tecnologías de última generación en biología molecular”, añade el experto.
“La expansión de la laboratorios moleculares requiere de personal específico, altamente cualificado y con experiencia en patología molecular"
“Hasta su llegada a la cartera de servicios del Ministerio de Sanidad, el estudio de los biomarcadores ha sido parcialmente sufragado durante muchos años por la industria farmaceútica que designaba los laboratorios que de manera centralizada recogía las muestras de todos los laboratorios de España y hacía las determinaciones”, explica el especialista. Ahora son las comunidades autónomas las encargadas de reorganizar y potenciar su red de laboratorios especializados, aumentando el número y especializándolos en patología molecular.
Pero la expansión de los laboratorios moleculares no está exenta de desafíos. Hernández Losa identifica dos grandes obstáculos: la incorporación de nuevas tecnologías y la falta de personal especializado. Mientras que los recursos tecnológicos como las máquinas de secuenciación masiva están cada vez más presentes, la verdadera dificultad radica en "la implementación de personal específico, altamente cualificado, con experiencia en patología molecular".
Uno de los principales problemas, según explica, es la inexistencia de una especialidad de genética formalmente reconocida en España. "Muchos de los profesionales que están haciendo patología molecular son biólogos moleculares o genetistas, incorporados en los laboratorios pero que no tienen una especialidad", lo que está generando una lucha a nivel ministerial y autonómico para regular estas plantillas.
Puesto que la patología molecular se ha trasladado del ámbito de la investigación a la práctica asistencial, muchos de los profesionales que estaban haciendo estas pruebas no estaban vinculados de manera orgánica a la plantilla del hospital. El experto reconoce que actualmente sí existe suficiente personal cualificado en España, pero se encuentra “en centros de investigación o en universidades, por lo que falta incorporarlos en el sistema como plantilla orgánica”.
"Si hace cinco o seis años solo mirábamos seis o siete biomarcadores, hoy estamos mirando unos treinta"
Respecto a los avances que podemos esperar en los próximos años, Hernández Losa es optimista. Explica que, aunque la oncología de precisión ya ha traído avances impresionantes en el tratamiento del cáncer, todavía queda mucho por descubrir. "Si hace cinco o seis años solo mirábamos seis o siete biomarcadores, hoy estamos mirando unos treinta", comenta, anticipando que este número seguirá creciendo, lo que permitirá desarrollar tratamientos cada vez más dirigidos y “cada vez más cercano a la personalización”.
El futuro de la patología molecular no solo implica mejoras en el tratamiento, sino también en el diagnóstico. Hernández Losa señala que el diagnóstico molecular transformará la forma en que clasificamos los tumores: “Vamos a clasificarlos de manera molecular, más allá de la histología", lo que permitirá subclasificar tumores y ajustar los tratamientos de forma más precisa, mejorando el pronóstico de los pacientes.
A medida que España continúa desarrollando su red de laboratorios y ajustando su sistema sanitario a las nuevas exigencias tecnológicas y de personal, los pacientes oncológicos podrán beneficiarse de tratamientos más específicos y eficaces. “Si antes le dábamos un nombre y un apellido al cáncer, ahora la patología molecular está para darle un segundo apellido”, concluye Hernández Losa.