En los últimos años determinadas áreas de la salud se han visto afectadas por una fuerte presencia de intrusismo profesional, destacando entre ellas la Medicina Estética. "El intrusismo en medicina estética es sangrante. Todas las semanas conocemos nuevos casos, lo cual es muy preocupante pues implica que son muchos los ciudadanos que están poniendo en peligro su salud", señala la doctora Petra Vega, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).
Según un estudio realizado por la SEME, un 79% de los médicos estéticos han detectado un aumento del intrusismo y falta de seguridad y control en las prácticas médico-estéticas. “Algunos centros estéticos, que no médicos, llevan años ofreciendo servicios que sólo puede ser aplicado por profesionales sanitarios, que cuenten con el título de médico y estén colegiados”, se comenta desde la junta directiva de la SEME.
Casi el 80% de los médicos estéticos han detectado un aumento de intrusismo laboral
En el mayor de los casos, estas malas praxis suelen suceder en centros de estética –no médicos-, seguidos por centros y locales de estilismos y, en tercer lugar, por esteticistas, que ofrecen sus servicios de forma autónoma y a domicilio.
EL PRECIO, PRINCIPAL RECLAMO
La mayoría de las veces, el principal reclamo de los profesionales no médicos, que ofrecen estos servicios de forma totalmente delictiva, es el precio de sus servicios. Consiguen ofrecerlo con costes tan reducidos gracias a que no requieren locales preparados para llevar a cabo un acto médico, ni personal de apoyo (normalmente se calcula que por cada médico es necesario tres profesionales para realizar un tratamiento en condiciones óptimas). Por eso mismo, el intrusismo profesional en medicina estética supone una amenaza tanto para la salud de los ciudadanos que deciden ponerse en sus manos, como para el crecimiento regular de la medicina estética.
Además, comentan desde la SEME que se debe tener en cuenta que la mayoría de estos tratamientos "no son declarados, por lo que tampoco realizan la pertinente declaración fiscal y los productos suelen adquirirse de forma ilegal en el mercado negro o por internet". "Por eso, el intrusismo pone en peligro la seguridad y la salud del paciente, fomenta el paro y el fraude fiscal, entre otras consecuencias", insisten.
COSECUENCIAS GRAVES Y PELIGROSAS PARA LA SALUD
Tratamientos médicos con láser o la aplicación de mesoterapia inyectada, ácido hialuronico o toxina botulínica, son algunas de las prácticas que se ofrecen en centros estéticos sin respaldo médico o la presencia de un profesional. En esta línea, el Dr. Alberto Morano, portavoz de comunicación de la SEME señala: “Algo tan, en principio, banal como puede ser la depilación por láser, el profesional que lo ejecute debe tener conocimientos y estudios de la piel, como cualquier médico tiene que superar la asignatura de dermatología durante su carrera. Si se hace una sesión de láser, pongamos por caso en toda la pierna, hay que hacer un diagnostico diferencial de un proceso pigmentación o de una carcinoma de piel que podría activar el Láser. No hablamos de bromas o corporativismo o defensa de intereses particulares. Hablamos de la seguridad en los tratamientos. Un médico por muy buen médico que sea, no sería de fiar a la hora de hacer una labor que no le corresponda como podría ser una depilación a la cera. Lo mismo pasa con los peelings rofundos. Es un tema médico. Por tanto la defensa contra el intrusismo es una defensa por la seguridad y la integridad de los pacientes”.
Las consecuencias en estos casos pueden llegar a ser graves e, incluso, peligrosas para la salud. En esta situación, “lo mejor que puede pasar es que el cliente no obtenga ningún resultado por la baja calidad de los productos o equipos adquiridos por vía ilegal, sin garantía de su composición o funcionamiento”, concluye Morano.