La poliposis nasosinusal o nasal es una enfermedad que golpea con fuerza la calidad de vida de los pacientes. “Imaginémonos sin olfato, sin poder respirar por la nariz, con una mucosidad continua, con dificultad para dormir, sin sabor por falta de olfato”. Eso es lo que sufren los pacientes de forma crónica, como señala a ConSalud.es el Dr. Miguel Armengot Carceller, otorrinolaringólogo del Hospital Universitario y Politécnico la Fe.
Con motivo del Día Nacional de la poliposis nasal, celebrado cada 19 de febrero, el también profesor en la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Valencia aborda la situación actual de esta patología que tiene tanto en España como en Europa una prevalencia “muy alta”, de entre 3 y 7% de la población. “Normalmente aparece hacia los 40 años y es más frecuente en los hombres”.
Se trata de una patología que es más prevalente en los pacientes con asma (35%) que tienen 3,5 veces superior de riesgo
Son personas en las que se produce un tejido inflamatorio, pólipos, que crecen desde las cavidades paranasales hasta llenarlas, e incluso pueden ocupar las fosas nasales, llevando a una falta de olfato severo y prolongado diferente al que puede provocar otro tipo de rinitis. Se trata de una patología que es más prevalente en los pacientes con asma (35%) que tienen 3,5 veces más riesgo.
De hecho, el asma y la hipersensibilidad a los analgésicos-antiinflamatorios no esteroideos (ASA Triada o EREA) son las comorbilidades más importantes asociadas a la poliposis nasal. “Cuando se asocian la gravedad es mayor en ambas enfermedades”, indica el Dr. Armengot.
La gravedad y deterioro de la calidad de vida de estos pacientes lleva a un alto gasto sanitario con medicación constante, visitas al médico… “Según diferentes estudios realizados en Estados Unidos, se calcula que el coste anual aproximado por paciente se mueve entre los 6.000 y los 12.000 dólares”. Reducir este gasto es posible a través de un correcto abordaje que también incluya las comorbilidades.
DE DIAGNÓSTICO PRECOZ A TRATAMIENTOS EFICACES
Actualmente el diagnóstico es sencillo: “Utilizamos endoscopios para explorar las fosas nasales y de esta forma vemos directamente los pólipos”. El problema es que no es precoz porque el paciente tarda en llegar al otorrinolaringólogo. “Antes de ello el paciente ha ido muchas veces al médico y lo han diagnosticado de rinitis”. En este punto el especialista recuerda que si los pacientes con una sintomatología rinítica pierden el olfato tiene que ser remitido al otorrinolaringólogo.
Este experto tratará a los pacientes con los nuevos tratamientos existentes, que han dejado atrás los corticoides que generaban graves efectos secundarios como osteoporosis, atrofia cutánea, diabetes o hipertensión cultural tras años tomándolos. No hay que olvidar que la cirugía no es curativa en esta patología, y que la recidiva de los pólipos es muy elevada, hasta un 60%.
“Disponemos de unos fármacos biológicos que han mostrado una gran eficacia para el control de la enfermedad y escasos efectos secundarios”, subraya el Dr. Armengot. Estos tratamientos no descartan los tradicionales, pero son más seguros y mejoran la calidad de vida de los pacientes de forma muy significativa. “Son medicamentos que devuelven al paciente la respiración nasal y el olfato en diferentes grados y controlan también el asma que sufren muchos de los pacientes con poliposis”.
La clave para mejorar el abordaje de estos pacientes es realizar un diagnóstico preciso, conocer todas las comorbilidades y realizar un abordaje multidisciplinar. “Es necesario establecer Comités Multidisciplinares para que el paciente reciba el tratamiento que le mejore y controle las comorbilidades que tenga en cada caso asociadas a la poliposis. En él han de participar otorrinolaringólogos, alergólogos y neumólogos que diagnostiquen y traten sus comorbilidades”, concluye el experto.