La lucha contra los tumores cerebrales ha llevado a la comunidad médica y científica a centrar sus investigaciones para averiguar formas de detener su crecimiento, de extirparlos y para diagnosticarlos de forma prematura y precisa. Los tumores cerebrales suponen aproximadamente el 2% de todos los cánceres diagnosticados en adultos y el 15% de los diagnosticados en niños, lo que le convierte, durante la edad pediátrica, en el segundo tipo de cáncer más detectado después de la leucemia.
El 8 de junio, es el Día Internacional de los Tumores Cerebrales, un término bajo el que se aglutinan más de120 tipos de tumores del sistema nervioso, de los que cada año, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), se diagnostican más de 5.000 nuevos casos en España.
Se calcula que, en España, en la actualidad hay alrededor de 20.000 personas que padecen algún tipo de tumor cerebral, clasificado bien como un tumor primario, originado en el cerebro, o como un tumor metastásico, originado en otras partes del cuerpo, pero que se ha diseminado al cerebro.
“Los principales síntomas asociados al cáncer cerebral dependen de la localización del tumor y de la posible inflamación del mismo”
“Aunque los principales síntomas asociados al cáncer cerebral dependen de la localización del tumor y de la posible inflamación del mismo, otros estarán relacionados con los efectos secundarios de la neurocirugía, la quimioterapia, la radiación u otros fármacos empleados para su tratamiento. Y todo ello, repercutirá en la autonomía y calidad de vida de la persona que lo sufre”, explica Berta de Andrés, Coordinadora de la Sección de Neurofisioterapia de la Sociedad Española de Neurología.
En los últimos años se ha observado un incremento en el número de casos por año debido, principalmente, a la mejora de las técnicas de imagen, y al progresivo envejecimiento de la población. Y es que la edad de aparición de los tumores cerebrales presenta un pico en la edad pediátrica, pero también un aumento progresivo con la edad en adultos, hasta alcanzar su máximo de incidencia entre la sexta y la séptima década de la vida.
En todo caso, aunque no son los tumores más frecuentes, tienen un alto impacto en la vida de las personas que los padecen. Los síntomas más frecuentes asociados con los tumores cerebrales son: trastornos del comportamiento, crisis epilépticas, vómitos, alteraciones visuales, fiebre, así como fatiga o dolores de cabeza. Pero además, el 80% de las personas presentarán disfunción cognitiva, el 78% disfunción motora y el 37% disfunción en el control de esfínteres.
Algunos tipos de tumores cerebrales llegan a tener una tasa de curación de más del 90%. Pero desde la SEN se recuerda que el objetivo del tratamiento de los tumores cerebrales no sólo debe buscar el control de la enfermedad, sino que se debe intentar conseguir que las personas que los padecen puedan obtener mejor calidad de vida posible controlando adecuadamente los síntomas.
“Es, por lo tanto, bastante frecuente que personas con tumores cerebrales presenten múltiples síntomas neurológicos y complicaciones sistémicas. Y todos deben ser tratados y reconocidos de forma adecuada”, señala Berta de Andrés. “Puesto que es común que se desarrollen dificultades en el movimiento, en la orientación espacial, apraxia, heminegligencia, déficits sensoriales, en el equilibrio o en la coordinación, las últimas investigaciones apuntan a que el 80% de las personas que los sufren requieren Neurorehabilitación. Sin embargo, tradicionalmente, a estas personas se les ha excluido de los servicios de rehabilitación a pesar de que, cuando hablamos de cáncer en general, se estima que el ejercicio terapéutico tanto tras el diagnóstico como la posterior supervivencia libre de enfermedad reduce la mortalidad un 59%”.
“Es, por lo tanto, bastante frecuente que personas con tumores cerebrales presenten múltiples síntomas neurológicos y complicaciones sistémicas. Y todos deben ser tratados y reconocidos de forma adecuada”
Según el último trabajo realizado en 2022, las personas con cáncer cerebral presentan unos niveles de actividad bajos respecto a las recomendaciones del Consenso Internacional Multidisciplinar sobre Ejercicio en Supervivientes de Cáncer de 2019, a pesar de que los estudios científicos cada vez apoyan más la Neurorrehabilitación que trate el deterioro funcional y/o la disfunción relacionada con los tratamientos oncológicos. En este sentido, la Neurorrehabilitación en general y la Neurofisioterapia en particular, se debe centrar en prevenir complicaciones, así como mejorar esas disfunciones motoras que permitan preservar o mejorar la calidad de vida.