La regulación del cannabis es un tema que genera polémica dentro y fuera de nuestras fronteras. Si el panorama para las políticas de salud en este sentido ya es desafiante, debemos atender a un nuevo reto: la creciente proliferación de los productos derivados del cannabis, como extractos, comestibles o productos de CBD. Con todo ello, las regulaciones del cannabis que se están considerando en Europa, los tipos de cannabis que están controlados, o la legalidad de los productos cosméticos y de bienestar que contienen cannabis, son las principales incógnitas. Es por ello que el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) ha elaborado un informe que aborda estas cuestiones.
El observatorio europeo explica que, en la Unión Europea, y durante las dos últimas décadas, los principales cambios que se han producido en las políticas de regulación del cannabis han ido más encaminadas a reducir o incluso eliminar las penas de prisión por delitos menores de posesión de cannabis. Por otro lado, ya en 2020, la Comisión de Estupefacientes de la ONU votó para reclasificar el cannabis bajo el derecho internacional. Con ello, el cannabis y la resina de cannabis siguen contando con un control internacional estricto, pero ya no se consideran unas de las drogas más peligrosas y de mayor importancia.
En cuanto a si los países están o no obligados a castigar a los "usuarios" de cannabis, el informe explica que la ONU determinó que las acciones no autorizadas, como la posesión, adquisición, distribución u oferta para la venta, sí deben ser delitos punibles, y que los casos graves deben castigarse con cárcel. No obstante, no se especifica explícitamente que el consumo de estas drogas en sí deba ser un delito punible y, por lo tanto, ofrecen cierto margen de maniobra a los países.
Los principales cambios que se han producido en las políticas de regulación del cannabis, han ido más encaminadas a reducir, o incluso eliminar las penas de prisión por delitos menores de posesión de cannabis
Además, no existe una legislación armonizada a este respecto en la UE, por lo que cada país tiene responsabilidad individual sobre estas políticas. La Unión si que establece unas normas mínimas, aunque el consumo personal, nuevamente, no se encuentra entre ellas. Según este informe, en Europa existen, en líneas generales, dos tipos de abordajes: con leyes que tratan al cannabisde manera diferente a otras drogas o con las que no. Francia, Alemania, Suecia, Polonia o Grecia, entre otros, abordan el cannabis como el resto de las drogas. En Portugal, España, Italia, Noruega o Finlandia, por ejemplo, las penas varían en función de la droga y se si se trata de tenencia o de suministro. En el caso concreto de nuestro país, se sanciona la tenencia cuando se comete en un lugar público
El cultivo también tiene un abordaje distinto en cada país. Por ejemplo, en España, el cultivo para uso personal en lugares visibles al público se considera una infracción administrativa, sancionable con multa. En Bélgica, el cultivo de no más de una planta también acarrea multa. Por el contrario, en Portugal y Croacia, el cultivo en cualquier cantidad, incluso para uso personal, sigue siendo un delito penal. En Malta, el cultivo de más de una planta se castigaba anteriormente con una pena de prisión obligatoria, pero desde 2020 ya no es obligatorio el encarcelamiento si el cultivo se considera para uso personal, y desde diciembre de 2021 se permite el cultivo discreto de hasta cuatro plantas.
Conducir "bajo los efectos" del cannabis también es ilegal en algunos países de Europa. El problema viene al determinar qué es "estar bajos los efectos" de la droga. En algunos países, si el conductor es capaz de superar pruebas cognitivas o psicomotrices, como caminar en línea recta, no sería una infracción incluso si las pruebas determinan presencia de la droga en el organismo. En otros países, es ilegal conducir "después del consumo" de drogas, sin referencia a los efectos sobre las habilidades de conducción.
No existe una legislación armonizada a este respecto en la UE, por lo que cada país tiene responsabilidad individual sobre estas políticas
Otro de los puntos que aborda el informe es si en algunos países ya es legal vender la droga para uso recreativo, haciendo referencia a los cofeeshops, o su existencia se "tolera" para alejar a aquellos que quieren probar las drogas de un consumo descontrolado. Es el caso de Países Bajos. En España algunos locales privados intentaron aprovechar que la infracción se produce si la persona se encuentra en un lugar público, pero en 2015 tres sentencias del Tribunal Supremo concluyeron que el consumo en estos locales tampoco era legal.
En cuanto al uso medicinal del cannabis, recientemente en el punto de mira de nuestro Gobierno, existe cierto margen para que se permita. Los medicamentos derivados del cannabis pueden autorizarse en la UE, y algunos ya lo están, después de evaluar su seguridad, eficacia y calidad de acuerdo con la legislación farmacéutica de la Unión. Los productos con bajo nivel de THC, incluso para fumar, también están autorizados en algunos países. En cuanto al uso cosmético, sólo pueden usarse algunas partes de la planta.
Los medicamentos derivados del cannabis pueden autorizarse en la UE, y algunos ya lo están, después de evaluar su seguridad, eficacia y calidad de acuerdo con la legislación farmacéutica de la Unión
Teniendo en cuenta estas políticas tan variopintas a nivel europeo, el informe concluye que los desafíos políticos están creciendo en esta área e insiste en la importancia de contar con un marco de evaluación sólido. Y es que, a nivel de política y debate público, el término amplio "legalización del cannabis", se avisa, corre el riesgo de ser malinterpretado. Por ello, uno de los principales reclamos de la agencia europea de las drogas es el de aumentar las inversiones en seguimiento e investigación. Asimismo, se destaca la dificultad de discernir un enfoque común para los 50 países de Europa.
Alexis Goosdeel, director del OEDT, ha valorado al respecto de este informe que "el cannabis es una droga que durante mucho tiempo ha dividido a la opinión pública y, en la actualidad, sigue siendo objeto de un intenso debate". Asimismo, añade que "el análisis llega en un momento en que el alcance de las políticas de cannabis de Europa se está ampliando, y ahora abarca no solo el control del cannabis ilícito, sino también la regulación del cannabis y los cannabinoides para usos terapéuticos y de otro tipo. Estos cambios subrayan la necesidad de monitoreo, investigación y evaluación continuos para comprender completamente su impacto potencial en la salud y la seguridad públicas".