La pandemia de la Covid-19 irrumpió en España hace más de catorce meses y, desde entonces, una de las grandes preocupaciones de los epidemiólogos es la situación de los Servicios de Salud Pública. De acuerdo con su experiencia, estos servicios arrastraban desde hace mucho tiempo carencias derivadas de la falta de personal y de recursos tanto materiales como económicos. La crisis de la pandemia no ha hecho sino empeorar esta situación, debilitándolos todavía más.La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) se ha dirigido por carta a los presidentes de los gobiernos autonómicos y al Ministerio de Salud, como responsables de la Salud Pública en la administración, para que aborden el asunto con una “visión estratégica” de futuro. “Si esperamos a que la situación epidemiológica permita un respiro, correremos el riesgo de pensar que todo ha pasado y que no hace falta nada más”, destacan.
En el escrito, la SEE recuerda que la crisis se ha afrontado con una estructura y unos recursos que “no eran los adecuados” debido a diversos motivos. Tales como la falta de interés y conocimiento de los responsables políticos sobre las actividades de salud pública. Así como la falta de consciencia sobre los retos y los desafíos sanitarios; la falta de inversión en recursos humanos y técnicos; y la precariedad laboral, entre otros.
El debilitamiento de los servicios de salud pública ha tenido numerosas consecuencias, aunque una de las más graves es la relacionada con las enfermedades objeto de vigilancia. Estas son las enfermedades de declaración obligatoria (EDO), de las que existen más de medio centenar. El seguimiento de los casos de estas afecciones ha sido prácticamente nulo, con un notable descenso de las notificaciones, además de grandes limitaciones en los estudios de contactos.
La pandemia ha revelado la falta de interés y conocimiento de los reponsables políticos sobre las actividades de salud pública, según la SEE
Esto se debe a que el personal que habitualmente trabajaba en las EDO ha tenido que dedicarse, de forma casi exclusiva, a la vigilancia y el control de la Covid-19. Como resultado, los retrasos en su detección se podrían traducir en aumentos en la transmisión de estas enfermedades y de brotes epidémicos no detectables al inicio, lo que dificulta el control de los mismos. Desde la SEE también recuerdan que con la inminente apertura al turismo existe un elevado riesgo de brotes de legionelosis con la puesta en marcha de hoteles cuyas instalaciones han estado cerradas durante largos meses.
Por otra parte, la SEE señala la necesidad de poner en marcha un plan de dimensionamiento y desarrollo de los recursos técnicos, y de valorar adecuadamente la formación en salud pública, habilitando mecanismos que permitan formarse sin tener que realizar costosos sacrificios personales. Hoy día en un alto porcentaje de las plazas de las administraciones no se requiere ni se valora en muchos casos la formación en salud pública, situación que no ocurre y que no sería aceptado por cualquier otro colectivo de profesionales sanitarios.