La acuciante urgencia por elevar la inversión en seguridad dentro de la Unión Europea llegó este pasado miércoles al Congreso de los Diputados. El presidente Pedro Sánchez dio cuenta en el hemiciclo de la inminente estrategia que nuestro país deberá acometer para cumplir con el objetivo de aumentar el dinero destinado a defensa ante la amenaza que supone para el continente la deriva expansionista de la Rusia de Vladímir Putin. Lo que todavía está en el aire es la cuantía y manera en la que se financiarán estas disposiciones, así como qué partidas podrán considerarse como gasto de seguridad.
En este contexto, desde el Ministerio de Sanidad de Mónica García, en connivencia con sus homólogos de Bélgica, Chequia, Chipre, Estonia, Alemania, Grecia, Letonia, Lituania, Portugal y Eslovenia, solicitaron que la inminente Ley de Medicamentos Críticos pueda verse integrada en los esfuerzos más amplios de autonomía estratégica y seguridad de la UE, colocándola efectivamente bajo el paraguas de esta nueva financiación que nuestro continente tendrá que acometer.
El que piense que la seguridad son solo armas y munición se equivoca. Europa tiene que reforzar su autonomía y sus capacidades. Los medicamentos no son armas, pero sin medicinas también sufriríamos indefensión
En Consalud.es entrevistamos a Nicolás González, eurodiputado por el PSOE y perteneciente al Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) en el Parlamento Europeo, quien da a conocer su parecer acerca de la posibilidad de reconocer la autonomía estratégica en medicamentos como un elemento más del blindaje en seguridad que ha de acometer la Unión Europea, asegurando que, cuanto “más amplio” sea el enfoque en este campo, más equilibrado resultará el esfuerzo.
¿Qué opinión le merece esta petición? ¿Cómo justificaría que la inversión en medicamentos críticos se amparase en el gasto en defensa?
Es absolutamente lógico. El que piense que la seguridad son solo armas y munición se equivoca. Europa tiene que reforzar su autonomía y sus capacidades. Los medicamentos no son armas, pero sin medicinas también sufriríamos indefensión. Un enfoque reducido de lo que el gasto en la seguridad de Europa solo serviría para que el refuerzo de capacidades que necesitamos sea desequilibrado.
La Covid-19 puso de manifiesto la importancia de una autonomía estratégica en medicamentos y productos sanitarios críticos. ¿Cree que de ahí se desprende el hecho de que se puedan observar estas inversiones como parte de la seguridad de los estados?
En efecto, la Covid-19 puso de manifiesto que la interdependencia del mercado global y sobre todo la fragilidad de las cadenas de suministro globales. Ahora encaramos un tiempo donde la nación que lideraba el comercio libre declara guerras comerciales; ergo nace la necesidad de gestionar esa interdependencia y reforzar capacidades propias. Esas inversiones, obviamente, son un refuerzo fundamental de nuestra seguridad y autonomía estratégica.
¿Serviría para concitar un mayor apoyo político al aumento de inversión en seguridad en muchos países como España, donde el gasto militar no es visto con buenos ojos en parte del espectro parlamentario?
La seguridad es prevención. En la pandemia del Covid-19 todo el mundo vio las consecuencias de no invertir en prevención. Europa debe hacer las inversiones necesarias para enfrentar los riesgos. El gasto en salud es gasto que nos mantiene seguros frente a amenazas potenciales, y son inversiones necesarias y que Europa tiene que potenciar. La capacidad de reacción de los servicios públicos y su reserva de capacidad son una garantía de seguridad, y de eso es de lo que estamos hablando.