La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 nos ha recordado a todos el estrecho vínculo que existe entre la salud y el poder adquisitivo de los países. Las campañas de vacunación masiva frente a la Covid-19 han estado marcadas desde su inicio por la falta de equidad en el acceso global a los sueros, lo que se traduce en una creciente brecha cada vez mayor entre las coberturas vacunales de los países con mayores ingresos, en los que ya se inoculan dosis de refuerzo a personas jóvenes y sanas, y las naciones con menos recursos donde el continente africano se encuentra ahora cercano a la inmunización de casi el 50% de su fuerza laboral sanitaria.
Pero no es necesario alejarnos mucho para encontrar disparidades sanitarias entre países en función de sus capacidades económicas. Estas suceden, por ejemplo, en Europa. En los últimos dos años la pandemia ha puesto a prueba los gobiernos, economías y resiliencia de unos sistemas sanitarios que se han situado al borde de un peligro precipicio del que, en muchos casos, apenas se han alejado hoy unos pocos metros. El impacto de la pandemia, además, no ha sido el mismo para todas las naciones ya que la densidad demográfica ha sido un factor crucial en esta crisis sanitaria.
En la actualidad, los países pequeños se enfrentan a problemas como la escasez de trabajadores sanitarios, desigual acceso a los medicamentos y vacunas, aumento de las enfermedades no transmisibles y de los problemas relacionados con la salud mental. Todo en un contexto en el que el desarrollo social y económico se ha visto duramente golpeado como consecuencia de las medidas y restricciones establecidas para controlar la expansión del SARS-CoV-2, traduciéndose en una importante carga para los recursos internos de muchos países.
Ante esta situación la Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa ha lanzado la denominada como “Hoja de Ruta hacia una Mejor Salud en los Países Pequeños de la Región Europea de la OMS 2022-2025”, desarrollada con las aportaciones de estas naciones y que tiene como misión principal fortalecer sus tensionados sistemas de salud y establecer una serie de acciones para guiarlos hacia una mejora de la salud y bienestar, así como para estar preparados ante futuras emergencias de salud pública.
“Esta hoja de ruta contribuye a repensar la salud en todos los sectores políticos, abordando áreas de preocupación como los sistemas de salud sobrecargados y los profesionales sanitarios. Un valioso recurso adicional que puede contribuir a la ejecución del Programa de Trabajo Europeo 2020-2025”
La meta con la que nace esta iniciativa es clara: ayudar a estos países a situar la salud y el bienestar de sus poblaciones en un lugar destacado dentro de las agendas políticas, defender sus necesidades a nivel regional e internacional, promover la inversión en salud y mediar el progreso para poder así tomar decisiones en el futuro.
Un camino para el que se requiere una mayor cooperación política, técnica y una mayor aportación de recursos que permitan la transformación de la Atención Primaria, aumentar la fuerza laboral, garantizar una financiación sanitaria sostenible a largo plazo y mejorar el acceso a los medicamentos, servicios de salud mental y apostar por la innovación y digitalización de la salud.
“Esta hoja de ruta contribuye a repensar la salud en todos los sectores políticos, abordando áreas de preocupación como los sistemas de salud sobrecargados y los profesionales sanitarios. Un valioso recurso adicional que puede contribuir a la ejecución del Programa de Trabajo Europeo 2020-2025”, ha declarado el director regional de la OMS para Europa, el doctor Hans Henri P. Kluge. “Nuestra iniciativa para los países pequeños está en una posición única para apoyar a los Estados miembros en la promoción de la salud y el bienestar”.
La iniciativa es una red activa de 11 países pequeños de la Región Europea de la OMS que proporciona un punto de encuentro para la innovación, lo que permite a los miembros abordar de forma conjunta problemas comunes exclusivos de los países pequeños. Estos países son: Andorra, Chipre, Estonia, Islandia, Letonia, Luxemburgo, Malta, Mónaco, Montenegro, San Marino y Eslovenia. Países que cuentan con poblaciones de dos millones de personas o menos.
De forma reciente, dado el impacto de la Covid-19 en estos países en particular, el enfoque de la Iniciativa se ha fundamentado en: identificar las áreas de necesidad más inmediatas, así como las prioridades a corto plazo para avanzar hacia una recuperación justa, sin dejar a nadie detrás.