La evaluación del desempeño de los sistemas sanitarios es un factor clave a la hora de formular políticas para mejorar las áreas que lo necesitan, o para asignar los recursos que se destinan a cada ámbito. El envejecimiento, el cambio climático o la digitalización están apremiando a los países a realizar cambios en su manera de evaluar sus sistemas para adaptarse a las realidades cambiantes. Este contexto exige una nueva visión que integre nuevas dimensiones del desempeño, como la resiliencia, el enfoque centrado en las personas y la sostenibilidad ambiental. Es por ello que, desde la OCDE, se ha planteado un marco renovado sobre esta evaluación.
Este marco renovado situaría las necesidades y las preferencias de la salud de las personas en el centro del sistema. Es decir, la entidad propone a los países que se fijen más atentamente en las personas. “El marco renovado refleja el panorama cambiante de los sistemas de salud actuales y combina varios componentes de otros marcos actualmente en uso”, se ha explicado. Es más, la última que se revisó el Marco de Evaluación del Desempeño del Sistema de Salud de la OCDE fue hace 15 años, y hasta ahora se ha centrado especialmente en la calidad y los resultados.
“Desde entonces, los sistemas de salud han sido llamados a centrarse más en las necesidades y expectativas de las personas, mientras se han producido muchos eventos perturbadores, incluida la mayor emergencia sanitaria en un siglo, y desafíos duraderos presionan a los sistemas de salud a diario”, se comenta. Por ello, y teniendo en cuenta que esto ha supuesto un cambio en el contexto de las políticas de salud, es necesario que se cambie el enfoque en los sistemas sanitarios.
El marco renovado refleja el panorama cambiante de los sistemas de salud actuales
No obstante, cabe preguntarse en qué ayuda a los países la adopción de este nuevo marco. Desde la entidad se apunta que sirve para proporcionar una base para el desarrollo de indicadores, la recopilación de datos y el análisis de políticas, y para integrar los conocimientos. También facilita la evaluación comparativa y el aprendizaje a nivel internacional, así como la colaboración entre países. Por otro lado, serviría también de base para guiar a los legisladores nacionales y como un estímulo para fomentar los análisis innovadores (como puede ser, por ejemplo, la evaluación del impacto de los sistemas de salud en el medio ambiente).
Así, una de las grandes propuestas de este nuevo marco se basa en incluir en las evaluaciones una perspectiva del contexto socioeconómico, demográfico y ambiental. Estas condiciones “influyen e interactúan con el sistema de salud”, por lo que se deben tener presentes a la hora de formular las políticas sanitarias. Por ejemplo, como explica la entidad, el acceso a algunos suministros estará limitado por la situación macroeconómica y el espacio fiscal; o si pensamos en políticas de personal, serán diferentes en países en los que hay más envejecimiento, puesto que se requerirá más personal sociosanitario. Cabe destacar que en este punto no se hace referencia a los determinantes sociales, sino al contexto general de los países.
El segundo de los grandes ejes, al que ya hemos hecho referencia, es la salud individual y poblacional. En este sentido, la OCDE explica que los resultados de los sistemas de salud representan un componente crucial de los marcos de evaluación. Con esto se refieren a las consecuencias de las actividades, políticas e intervenciones de un sistema de salud sobre la salud y el bienestar de la población. Es decir, se pone de manifiesto la necesidad de realizar estudios e informes sobre el estado de la salud de la población de los países.
Una de las grandes propuestas de este nuevo marco se basa en incluir en las evaluaciones una perspectiva del contexto socioeconómico, demográfico y ambiental
En este sentido también se recalca que los sistemas deben situar las necesidades y preferencias de salud de las personas en el centro. “Como tal, centrarse en las personas se considera un objetivo de los sistemas de salud y un instrumento para lograr otros objetivos de política”. Pero, ¿qué significa centrarse en la persona? La clave en este sentido es fijarse en cinco claves: dar a los pacientes voz, elección, coproducción, respeto e integración.
Finalmente, y además de estos grandes ejes, el nuevo marco incluye cuatro dimensiones que serían transversales a todas las cuestiones que acabamos de señalar. Estos serían eficiencia y equidad por un lado, y sostenibilidad y resiliencia por el otro. “La razón por la que son transversales es que no pertenecen a un bloque particular del Marco, sino que se relacionan con todos ellos”, se explica. Por ejemplo, un indicador de la calidad de la atención, como la tasa de ingresos hospitalarios por diabetes, también podría ser un indicador de equidad cuando se desglosa por grupos socioeconómicos.
En cuanto a la eficiencia, se refiere a una comparación con los resultados del sistema de salud, para evaluar el grado en que se logran los objetivos minimizando el uso de recursos. La resiliencia hace referencia a garantizar que el desempeño del sistema de salud continúe con normalidad en el caso de que se produzcan tensiones extremas, como una pandemia. La sostenibilidad, por último, tiene que ver con el tema económico, es decir, “la capacidad de un gobierno para mantener las finanzas públicas en una posición creíble y útil a largo plazo”.