El Ministerio de Sanidad ha tomado por fin las riendas de la prevención del consumo de drogas. Primero con el #NonSmokingChallenge, un reto para animar a los jóvenes a dejar el tabaco y a contribuir a erradicar su consumo que puso en marcha a mediados de octubre. Ahora, el departamento liderado por Dolors Montserrat ha hecho lo propio con el alcohol, aunque esta vez dirigiendo sus esfuerzos a los adultos. El objetivo de Menores sin alcohol es sensibilizar a los mayores y hacerles conscientes de que el consumo de estas sustancias en edades tempranas afecta al desarrollo madurativo (orgánico, psicológico y social) de los menores.
Así, el gobierno mueve ficha por primera vez en más de cinco años contra esta problemática. La última campaña a instancias de Sanidad para la prevención se remonta a 2011, año en el que se dirigió a los jóvenes vía spot televisivo, Alcohol en los jóvenes no es normal.
Las dos nuevas campañas llegan poco después de que el Barómetro 2017 del Proyecto Scopio dejara en evidencia una realidad nada halagüeña. El estudio, que informaba de hábitos del grupo de población de 15 a 29 años, analiza la percepción de los riesgos, así como la compensación al asumirlos, como factores necesarios para explicar comportamientos como borracheras, consumo de drogas, el sexo sin preservativo o conducción temeraria . Tiene el objetivo de ampliar la información sobre la juventud española acerca de elementos que no se encuentran sistematizados en otros indicadores nacionales europeos.
Una de las conclusiones más significativas resume que, la compensación a nivel social, relacional o experimental que supone un atracón de alcohol para los jóvenes, es alta para un 15,3% de los encuestados por la investigación, mientras que un 26,1% afirma conocer los riesgos, pero los asumen. Entre quienes perciben esta compensación como razonable se encuentran sobre todo hombres menores de 25 años con estudios secundarios, de clase media o baja, y que viven solos o con los progenitores. En este sentido, una de las conclusiones es que, en general, el grado de compensación en este tipo de comportamientos es menor entre las mujeres.
Un 15,3% de los jóvenes asegura que la compensación de consumir alcohol es alta, mientras que un 26,1% afirma conocer los riesgos, pero los asumen
En cuanto al consumo de drogas, los tiros van por el mismo lado. Si bien un 43,5% de los encuestados asegura conocer los riesgos de ingerir estas sustancias y se declara inseguro frente a los riesgos derivados, una mayoría opina de forma más laxa: el 16,5% considera que es un comportamiento que entraña una seguridad media, y un 40% no ve el peligro y se siente seguro al consumir.
FUERA DE LA AGENDA DEL GOBIERNO
Más allá de estas iniciativas, la problemática no ocupa la agenda de prioridades de Montserrat, quien, en marzo de este año, manifestó su disposición a “escuchar” las iniciativas que en la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas del Congreso, cuyos parlamentarios plantearon la posibilidad de aprobar una Ley de prevención del consumo de alcohol en menores, la iniciativa sigue, a día de hoy, en suspenso. Entonces, Montserrat reiteraba la intención de la ley de “proteger la salud de los menores” a partir de la “sensibilización y la prevención”, planteando que “hay cambiar la tolerancia de la sociedad a que un menor consuma”.