En un contexto de crisis climática, cada sector de la sociedad está siendo llamado a reducir sus emisiones de carbono y contribuir a un futuro más sostenible. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad parece haber adoptado una postura preocupantemente pasiva en una de las áreas donde podría ejercer un cambio significativo: la descarbonización de la sanidad. Una de las mayores pruebas de esta inacción es la falta de legislación efectiva para abordar el impacto ambiental de los inhaladores presurizados, un producto médico cuya huella de carbono es considerable.
Los inhaladores presurizados son ampliamente utilizados por pacientes con enfermedades respiratorias como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Según los datos aportados por la APEPOC (Asociación de pacientes con EPOC), el 52% de los inhaladores utilizados en España son presurizados, lo que contribuye significativamente a la huella de carbono. Cada año, se consumen más de 15 millones de inhaladores en el país, y la mayoría de ellos siguen siendo presurizados.
"Estos dispositivos emplean como propulsores gases con un potencial de calentamiento global miles de veces mayor que el dióxido de carbono"
Estos dispositivos emplean como propulsores gases con un potencial de calentamiento global miles de veces mayor que el dióxido de carbono. Según estudios recientes, estos inhaladores son responsables de una porción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector sanitario. A pesar de existir alternativas más sostenibles, como los inhaladores de polvo seco o niebla fina, la transición hacia estas opciones es alarmantemente lenta
La inacción del Ministerio de Sanidad
El Ministerio de Sanidad tiene el deber de liderar la transformación hacia un sistema sanitario más sostenible, pero en el caso de los inhaladores presurizados, su actuación ha sido, en el mejor de los casos, deficiente. Hasta ahora, no se han impulsado políticas concretas para fomentar el cambio hacia alternativas menos contaminantes. La falta de incentivos para el desarrollo y uso de inhaladores ecológicos, así como la ausencia de campañas de concienciación dirigidas tanto a profesionales sanitarios como a pacientes, evidencia un desinterés flagrante.
"La falta de incentivos para el desarrollo y uso de inhaladores ecológicos, así como la ausencia de campañas de concienciación dirigidas tanto a profesionales sanitarios como a pacientes, evidencia un desinterés flagrante"
En contraste, países como el Reino Unido han tomado medidas claras para abordar este problema. El Servicio Nacional de Salud británico, por ejemplo, ha implementado estrategias para reducir el uso de inhaladores presurizados, promoviendo el cambio hacia los de polvo seco o niebla fina, cuando es clínicamente apropiado. O el caso de Suecia, que lidera el uso de inhaladores de polvo seco en Europa con más del 90% de estos dispositivos, impulsado por políticas ambientales estrictas y una alta concienciación pública sobre la sostenibilidad. Estas iniciativas han demostrado que, con la voluntad política adecuada, es posible lograr una transición significativa sin comprometer la calidad de la atención médica.
La transición hacia inhaladores más sostenibles no solo es una cuestión ambiental, también es una oportunidad para mejorar la calidad del sistema sanitario. Diversos estudios han demostrado que los inhaladores de polvo seco son igualmente eficaces en el tratamiento de enfermedades respiratorias y, en muchos casos, más fáciles de usar para los pacientes, lo que mejora la adherencia al tratamiento. Además, la adopción de tecnologías más sostenibles podría posicionar a España como un líder en innovación sanitaria, atrayendo inversiones y fomentando la investigación en el desarrollo de nuevos dispositivos médicos.
"La adopción de tecnologías más sostenibles podría posicionar a España como un líder en innovación sanitaria, atrayendo inversiones y fomentando la investigación en el desarrollo de nuevos dispositivos médicos"
Por otro lado, ignorar el impacto ambiental de los inhaladores presurizados perpetúa un modelo insostenible y pone en riesgo los objetivos climáticos nacionales e internacionales.
España se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030, pero alcanzar esta meta será imposible sin abordar las emisiones del sector sanitario, que es el responsable del 4,4% de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que lo posicionaría como el quinto mayor emisor del mundo si fuera un país, superando incluso a Alemania, según afirma Héctor Tejero, responsable de Salud y Cambio Climático del Ministerio de Sanidad.
Si bien la responsabilidad principal recae en el Ministerio de Sanidad, los profesionales sanitarios y la sociedad en general también tienen un papel importante en este proceso. Los médicos deben estar informados sobre las alternativas disponibles y recomendar inhaladores sostenibles cuando sea posible. Por su parte, los pacientes tienen derecho a exigir opciones ecológicas que sean igualmente eficaces y accesibles.
A pesar de estas acciones individuales, el cambio estructural no será posible sin una legislación clara y contundente. El Ministerio debe actuar como catalizador, estableciendo normativas que obligan a los fabricantes a reducir la huella de carbono de sus productos, ofreciendo incentivos para el desarrollo de tecnologías limpias. De igual forma, se debería legislar para que los nuevos tratamientos sea de obligado cumplimiento la utilización de inhaladores de polvo seco o niebla fina, sólo de esta forma sería posible reducir el porcentaje de inhaladores más contaminantes y luchar de verdad contra la descarbonización del sector sanitario.