La resistencia a los antimicrobianos es uno de los mayores desafíos para la salud pública de nuestros tiempos. Tanto es así que un reciente estudio alertaba de que, para 2050, podríamos estar viviendo "una crisis a escala mundial". Ante esta situación, una de nuestras mejores armas es la prevención.
Esto ha sido precisamente lo que ha defendido la ministra de Sanidad, Mónica García, en la ONU. Y es que, a tenor de la situación, García ha acudido a la Reunión de Alto Nivel sobre la Resistencia Antimicrobiana de Naciones Unidas, celebrada estos días en Nueva York. Concretamente, la ministra ha dado a conocer en esta asamblea cómo se lucha en España contra esta situación y cómo implementamos nuestra principal arma contra la RAM, el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos.
Según sus palabras, este plan "establece sus objetivos de trabajo con una perspectiva 'One Health' e incluye mejoras en la vigilancia, formación de profesionales, campañas de concienciación y de colaboración intersectorial". Es más, "con la implementación de estas medidas hemos logrado reducir significativamente el uso de antimicrobianos hasta un 13% en salud humana y un 70% en sanidad animal". Asimismo, García recalcaba que "la cooperación internacional es un pilar clave en este esfuerzo".
UN PLAN NACIONAL PARA LUCHAR CONTRA LA RAM
La resistencia a los antibióticos se produce por un uso excesivo de los mismos, y llega a provocar que las bacterias comiencen a ser multirresistentes. Así, llegamos a tener afecciones intratables que causan hasta 33.000 muertes al año en Europa y que generan un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros anuales. No obstante, y si bien el problema sigue siendo prioritario y preocupante, debemos destacar algunos avances que se han alcanzado gracias al PRAN.
La reducción mas evidente, según destacaba la ministra, proviene de un 70% menos de uso de antibióticos en los animales. Si bien es una reducción paralela a la de los humanos, está intrínsecamente ligada a nuestra salud, pues las enfermedades zoonóticas que contraigan los animales afectan de manera directa a los humanos.
En el caso del uso de antibióticos veterinarios en los laboratorios, se observa que, si en el año 2015 se hacía uso de casi 3.000 toneladas de antibióticos, en el 2022 se ha rebajado la cifra por debajo de las mil toneladas. Destacamos especialmente la reducción en el grupo de los porcinos.
En el caso de los antibióticos utilizados para la salud humana, si bien la reducción no es tan notable, sí que se ha producido una bajada desde el año 2014. Las cifras más bajas de consumo de antibióticos en el caso de la atención comunitaria, es decir, de las recetas de AP, se dieron en el 2020 fruto, probablemente, de una menor asistencia debido a la pandemia.
En cualquier caso, se ha pasado de las 25,07 dosis diarias por cada mil habitantes en el año 2014, a las 22,53 de 2023. Como decimos, las cifras de la pandemia son todavía menores, llegando en 2020 a los datos más bajos con 18,16 recetas por cada mil habitantes. Tras la recuperación del funcionamiento del SNS con normalidad, esta cifra ha subido, aunque continúa siendo menor que la del comienzo de la serie.
Los antibióticos también pueden dispensarse en los hospitales para tratar diversas afecciones, por lo que un uso controlado en este ámbito también es primordial. De hecho, también se ha conseguido reducir este uso en los últimos años, pasando de 1,78 dosis por cada mil habitantes, a 1,59. En este caso ocurre la misma situación en el caso de la pandemia, pues se redujeron igualmente los valores de uso de antibióticos. En definitiva, y si bien estamos reduciendo el uso de estos medicamentos, todavía queda un largo camino por recorrer para mejorar esta situación y con ella la de la resistencia antimicrobiana.
