Este jueves se celebra uno de los encuentros más esperados y demandados desde que la ministra de Sanidad, Mónica García, recogiera la cartera sanitaria: el primer Consejo Interterritorial presencial. Entre los puntos del día de esta reunión encontramos uno que destaca por su envergadura y por su repercusión: la Evaluación del desempeño del Sistema Nacional de Salud español frente a la pandemia de COVID-19. Un informe que había quedado en el cajón del Ministerio desde comienzos de este año, y al que ConSalud.es ha tenido acceso.
El documento, en el que han participado varios expertos, repasa tres grandes cuestiones sobre la pandemia que acabamos de vivir, llegando a las conclusiones sobre "qué debimos hacer de otra manera, qué hicimos bien, y cómo afrontar de la mejor forma posible una futura pandemia".
Este informe recuerda que, según fuentes oficiales, se produjeron casi 5 millones de casos confirmados, 431.891 hospitalizaciones, 41.138 ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) y 87.080 personas fallecidas. Es por ello que este trabajo trata de esclarecer nuevas vías de actuación para futuras situaciones como esta. Los datos de este informe recogen las cinco primeras olas de la pandemia (hasta finales de octubre del año 2021) cuando a nivel mundial se habían registrado 244 millones de casos y más de 5 millones de muertes con una gran desigualdad en la incidencia entre los países atribuible entre otras causas y en porcentaje variable a diferencias en los sistemas de vigilancia, cobertura sanitaria, acceso a pruebas, estructura social y demográfica, y gestión de la crisis.
Se produjeron casi 5 millones de casos confirmados, 431.891 hospitalizaciones, 41.138 ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) y 87.080 personas fallecidas
De entre los errores que se incluyen, se hace referencia a problemas preexistentes en el sistema sanitario, entre los que destacan la distancia entre la salud pública y los niveles asistenciales; la falta de protocolos previos en las residencias de personas mayores y otros colectivos vulnerables y la limitada coordinación entre el sistema sanitario y los servicios sociales; los fallos de coordinación en múltiples áreas; e incluso que el no CISNS fue suficientemente eficaz como instrumento para adoptar decisiones homogéneas, cuando hubiera sido conveniente que lo fuera".
No todo fueron aspectos negativos. También se hace referencia a aquellas cosas que hicimos bien. En este caso vemos que se destaca "la respuesta a menudo autónoma, y en algunos casos heroica, del conjunto de profesionales de la asistencia sanitaria; una excelente campaña de vacunación; la creación de un mando único al comienzo de la pandemia; la rápida aplicación de tecnologías de la información y comunicación; o la comunicación permanente con la ciudadanía de las autoridades".
Asimismo, y ante una nueva pandemia que en el futuro esté llegando a España, se han propuesto hasta 12 medidas clave. En primer lugar se recomienda "aplicar de forma inteligente el principio de precaución", en otras palabras, intervenir rápidamente. En esta línea, también se expresa la necesidad de mejorar la detección precoz. Asimismo se recalca que "las primeras decisiones se deben tomar por un comité de gestión de la crisis sanitaria asesorado por un comité científico-técnico ad hoc".
Se destaca "la respuesta a menudo autónoma, y en algunos casos heroica, del conjunto de profesionales de la asistencia sanitaria"
Se habla también de la necesidad de contar con seguridad jurídica: "las medidas que se tomen deben estar amparadas desde el principio por un marco legal claro y suficiente". Además, "de forma paralela debe ponerse en marcha la estrategia de comunicación a la ciudadanía". Además, se debe disponer de aplicaciones suficientemente bien evaluadas de rastreo de contactos que faciliten el control de la extensión de la enfermedad, y deberían movilizarse de forma precoz las reservas de los materiales específicos de protección.
"También de manera temprana habría que instaurar los protocolos de protección a los segmentos a priori más vulnerables de la población". Precisamente en cuanto a la población, deberíamos tener una población más empoderada para gestionar su enfermedad". Por otro lado, habrá que tener acordados ciertos mecanismos de traslado de pacientes entre CCAA y entre países, y también protocolos de derivación entre centros. En casos extremos, habrá que tener acordados protocolos de priorización y racionamiento de la atención.
La posible vacuna frente a una nueva pandemia debería fabricarse de forma rápida y a precios razonables para ser distribuida y administrada en cantidad suficiente allí donde haga más falta. Además, es imperativo evitar en lo posible que el impacto de la pandemia afecte más a los colectivos menos favorecidos. Por último, una población más sana será probablemente más resistente a pandemias con un patrón de vulnerabilidad similar a la COVID-19, lo que exigirá reducir la carga de enfermedad crónica en España en los próximos años.