El sector sanitario es uno de los que menos invierte en innovación en todo el país, aunque, a su vez, es también uno de los que más equilibrio presenta entre hombres y mujeres. Así se ha dado a conocer en el nuevo estudio sobre Mujeres e Innovación 2024. La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, ha destacado al respecto que “hoy, hay más mujeres transformando España en un país mejor, avanzando hacia la igualdad de género” en este sector.
Al respecto del sector concreto de las actividades sanitarias y de servicios sociales vemos que, si bien el número de personas que trabajan en innovación es muy reducido si lo comparamos con otros sectores, la brecha en este caso es mínima. En en el total de los sectores, en 2022, el 28,8% del personal interno dedicado a actividades innovadoras, excluida la I+D interna y externa, fueron mujeres, seis décimas más que en 2020 (28,2%). En cualquier caso “conviene seguir remarcando la escasa presencia de mujeres entre este personal, independientemente del tamaño de las empresas”.
Más concretamente, se apunta, las mujeres no alcanzan a representar el 30% en ninguno de los tres sectores principales de actividad en España: Agricultura (20,5%), Industria (26,8%) y Servicios (29,7%). Sólo en Textil, Actividades sanitarias y de servicios sociales, Actividades financieras y Otras actividades de fabricación existe un equilibrio de género.
Las mujeres no alcanzan a representar el 30% en ninguno de los tres sectores principales de actividad en España, pero sí en actividades sanitarias
No sólo se advierte de que no hay muchas personas que trabajen en este sector si lo comparamos con otros, también se apunta que el gasto en innovación no es muy alto. Por ejemplo, según los datos del 2022, el gasto en innovación dentro del sector de Información y comunicaciones, superó los 3.500.000 millones de euros. En cuanto a Actividades profesionales, científicas y técnicas, el gasto llegó casi a esa misma cifra. En el caso de actividades sanitarias, no se alcanzan los 500.000 euros.
El estudio también ha incluido, como novedad, una encuesta personal en la que las mujeres han podido opinar de manera subjetiva, más allá de los datos, al respecto de las situaciones que viven. Por ejemplo, de esta encuesta se desprende que muchas de ellas encuentran dificultades a la hora de innovar por el acceso a la financiación (49,6%) y por encontrar profesionales cualificados (41,1%), además de por formaralianzas con agentes estratégicos (32,7%) y por los problemas con la actual regulación (30,6%).
El informe también recoge la opinión de algunas expertas, que expresan que, en el ámbito de actividades profesionales, científicas, técnicas, sanitarias y de servicios sociales no existen referentes mujeres en al ámbito de la innovación. Además, las mujeres no llegan a puestos altos y las que llegan no son conocidas porque no se les da visibilidad.
En 2022, los proyectos sobre salud presentados por mujeres fueron 1 de 3 (el 35,1%)
Por otro lado, se hace una revisión del caso concreto del ISCIII, específicamente de los ‘Proyectos de Desarrollo Tecnológico en Salud’. En este caso vemos que en 2022, los proyectos presentados por mujeres fueron 1 de 3 (el 35,1%), porcentaje que se sitúa en el 43,8% cuando se trata de los proyectos concedidos. El porcentaje en el caso de proyectos presentados sí que ha disminuido con respecto a años anteriores, pero los resultados de las concesiones suponen un aumento de un 15% más que en 2021.
En definitiva, y “aunque la presencia de mujeres en el sector salud, tanto en el ámbito universitario como en el científico, ha sido consolidada desde hace décadas, su figura en la innovación en salud, en los procesos de transferencia de tecnología, siempre ha estado relegada a un segundo lugar”.
A pesar de ello, la tendencia de los últimos nueve años “permite constatar la creciente presencia de las mujeres en el liderazgo de estas iniciativas más alejadas de la investigación básica y más ligadas a la innovación y al mercado, actuando como investigadoras principales”. Si estos datos se consolidan en las convocatorias siguientes, podría ser posible acabar con la brecha de género observada en la década anterior, donde la infrarrepresentación de las mujeres dentro del colectivo ha sido una constante.