Esta semana, el Gobierno ha enviado a la Comisión Europea su Plan Presupuestario para el año 2020. Debido a que se encuentra en funciones y a que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) están prorrogados, el gabinete que dirige Pedro Sánchez ha mantenido congeladas las previsiones de gasto público en relación al PIB. Así, para sanidad será del 5,9%, al igual que en 2019.
Junto al ámbito sanitario, el Ejecutivo central también ha mantenido estancada la estimación de gasto público para áreas como la educación (el 4% del PIB) o la protección social (17,2%). Se trata de cifras que, en comparación con la media de los Estados miembros de la Unión Europea, son claramente inferiores.
La media de países del continente europeo destinan más del 7% de su PIB a gasto público sanitario; destacan estados como Noruega, Austria o Francia, donde supera el 8%
Para sanidad, la media del conjunto de países del continente europeo es superior al 7%, según datos proporcionados por la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) relativos al año 2017. Aunque países como Noruega, Dinamarca, Austria o Francia gastan más del 8% de su PIB en este campo. Mientras, más de un 7% lo hacen Bélgica, República Checa, Alemania, Holanda, Eslovaquia y Finlandia.
LOS PARTIDOS LO LLEVAN EN SU PROGRAMA
La previsión del Gobierno, no obstante, difiere de lo que ha defendido el PSOE recientemente. En el último documento que le envió a Unidas Podemos para tratar de formar gobierno, los socialistas propusieron incrementar los recursos que se destinan actualmente al Sistema Nacional de Salud. En concreto, proponían “pasar del actual 6% del PIB en sanidad al 7% en 2023”, alcanzando así “una inversión en servicios públicos propia de otros Estados de la zona euro durante la legislatura”.
Por su parte, la formación morada que dirige Pablo Iglesias quiere ir un poco más allá y en su programa electoral para el 10-N incluyen su aspiración de incrementar el PIB en sanidad de un 6% “al 7,5% en 2023”. A través de esta acción, Podemos asegura que permitirá “impulsar la atención primaria con recursos suficientes, que supondrán al menos el 20% del gasto sanitario” así como “cuidar al personal sanitario y acabar con su precariedad”.