La Covid-19 fue solo la primera de las pandemias que se producirá a lo largo de los próximos años: el cambio climático, las enfermedades emergentes, la globalización y la resistencia a los antimicrobianos son el caldo de cultivo perfecto para que se produzca otra epidemia o pandemia mundial, como ha manifestado reiteradamente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ante esta situación, la necesidad de fortalecer los sistemas sanitarios es una máxima para la que gestores y expertos del ramo proponen diferentes medidas, muchas de ellas nacidas de la experiencia con la enfermedad causada por el SARS-CoV-2.
Telemedicina, refuerzo de la plantilla, búsqueda de mayor financiación… son muchos los pasos que se pueden dar para alcanzar la meta de sistemas sanitarios resilientes capaces de enfrentar otras pandemias, pero uno de los principales es el uso de servicios de salud pública basados en las comunidades. El apoyo en el entramado social y las redes comunitarias supone un apoyo para evitar un nuevo colapso del sistema y una sobrecarga de los profesionales sanitarios.
La falta de pasos hacia mejoras en la sanidad supone perder “una oportunidad única en el siglo para avanzar en la transformación hacia sistemas de salud resilientes”
Así lo reflejó un informe elaborado por la Comisión The Lancet, que refuerza la concepción de la solidaridad social y las redes comunitarias para llegar allí donde los profesionales de salud no llegan. Un punto que se recalcó en la 74ª reunión del Comité Regional de la Región Sudeste de la Organización Mundial de Salud y que supone un modelo para el resto de países.
LA RECETA HEREDERA DE LA COVID-19
La pandemia Covid-19 supuso el colapso mundial que generó una importante brecha en la asistencia sanitaria. La atención sanitaria se ha ido recuperando en el mundo desde principios de 2023, pero la realidad es que muchos los países, aunque se han recuperado, no se están preparando para fortalecer sus sistemas de salud.
La falta de pasos hacia mejoras en la sanidad supone perder “una oportunidad única en el siglo para avanzar en la transformación hacia sistemas de salud resilientes” con un servicio reconstruido más equitativo y justo. Ante ello, en la reunión de la OMS de la Región Sudeste se puso sobre la mesa medidas que, sumadas a mayores recursos económicos y humanos y una red comunitaria, ayudarían a incrementar la resiliencia de la Sanidad.
Países como Timor Oriental destina el 40% de su presupuesto sanitario a Primaria, muy por encima del 25% mínimo recomendado por la OMS, porcentaje al que ninguna Comunidad Autónoma española llega
Distintos países, como Indonesia, han fortalecido la Atención Primaria, puerta de entrada al sistema sanitario, pero también atención que facilita la vigilancia y la prevención. Países como Timor Oriental destina el 40% de su presupuesto sanitario a Primaria, muy por encima del 25% mínimo recomendado por la OMS, porcentaje al que ninguna Comunidad Autónoma española llega, según datos del Ministerio de Sanidad de España.
Otro de los puntos en los que se han centrado los nuevos modelos de atención sanitaria en territorios como Tailandia es la telemedicina y la teleconsulta, ambos métodos que permiten a profesionales sanitarios realizar consultas y seguimientos a los pacientes sin necesidad de su traslado a los hospitales, y consultar con sus compañeros métodos con los que mejorar el tratamiento y la calidad de vida de las personas con patologías o problemas de salud. Y por último, los países también se apoyan en el sector privado, tanto para ayudar en la asistencia como para realizar la investigación necesaria para alcanzar métodos innovadores.
Los países tanto en Asia como en el resto del mundo tendrán que seguir trabajando para que “los sistemas de salud pospandemia tengan la capacidad de fortalecer su resiliencia nacional y regional”, concluyó la institución perteneciente a la Organización de Naciones Unidas (ONU).