Faustino Blanco, director de la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria del Principado de Asturias (Finba) formalizaba el pasado lunes 14 de diciembre su renuncia como director de la misma. Una decisión que tomaba poco más de 30 días después de ocupar el cargo. ¿El motivo? Blanco ha explicado que no quiere perjudicar a la entidad ni la imagen del Principado de Asturias tras hacerse público que su sueldo oscilaría en los 110.000 euros, el doble que su antecesor, tal y como han informado desde El Comercio.
Este sueldo ha sido filtrado por el sindicato Sicepa y consta de una cantidad fija de 85.000 euros brutos anuales a los que se suma una variable de hasta 25.000 euros. Una desorbitada cantidad si tenemos en cuenta que el sueldo de su antecesor era de 48.000 euros fijos más una variable de 7.000 euros por objetivos. Sicepa ha calificado el sueldo de Faustino Blanco al frente de Finba como “una inmoralidad absoluta”, forzando de esta forma su dimisión. Más si tenemos en cuenta que el número de trabajadores de Finba es de unos 500 con sueldos mileuristas.
La trayectoria de Faustino Blanco en el sector sanitario está formada por varias etapas, pero esto no quiere decir que puede ser definida como útil para los españoles. Más si tenemos en cuenta que el último cargo que ha ocupado antes de la efímera y ventajosa presidencia de Finba era el de director general de Sanidad. Hasta el pasado mes de agosto, Blanco era el número dos del ministerio regido por Salvador Illa. Un puesto que ha ocupado durante toda la primera ola de la pandemia que refuerza aún más la responsabilidad que pesa sobre él mismo dada la crisis sanitaria a la que ha tenido y tiene que hacer frente España.
Si el paso de Faustino Blanco por Finba ha sido efímero, su papel en la primera ola de la pandemia como número dos del Ministerio de Sanidad ha sido fantasmal y vergonzante
Si el paso de Faustino Blanco por Finba ha sido efímero, su papel en la primera ola de la pandemia como número dos del Ministerio de Sanidad ha sido fantasmal y vergonzante. Desde el pasado mes de marzo han sido decenas las ruedas de prensa en las que las distintas autoridades sanitarias y del Gobierno han comparecido para informar de la situación epidemiológica y de las decisiones tomadas. No se recuerda la presencia de Blanco en ninguna de ellas. Tal ha sido su ausencia a pesar de ocupar uno de los altos cargos de la Sanidad española en la peor crisis sanitaria de los últimos años que el PP, tal y como recuerdan desde El Confidencial, solicitó su comparecencia sin éxito. Tal y como trascendió su salida se habría pactado a petición propia el pasado mes de enero.
Si continuamos escarbando en su currículum vemos que entre 2012 y 2015 fue el consejero de Sanidad del Principado de Asturias. Y aquí conviene detenerse para entender los motivos por los que ha ocupado la presidencia de Finba. Fue en sus años como consejero de Sanidad del Principado de Asturias cuando Blanco impulsó la constitución de Finba. Curioso que ahora accediese a la presidencia de la misma con un sueldo que doblaba al de su antecesor. ¿Puertas giratorias? Quizás estemos ante la mejor definición.
Fue en sus años como consejero de Sanidad del Principado de Asturias cuando Blanco impulsó la constitución de Finba. Curioso que ahora accediese a la presidencia de la misma con un sueldo que doblaba al de su antecesor. ¿Puertas giratorias? Quizás estemos ante la mejor definición
Ante esta fotografía han empezado a alzarse las voces que hablan de una posible ilegalidad. Para responder a esta cuestión es necesario poner el foco en la Ley 3/2015 por la que se regula el ejercicio de alto cargo de la Administración General del Estado. En su artículo 15, apartado 2, se establece que "quienes sean alto cargo por razón de ser miembros o titulares de un órgano u organismo regulador o de supervisión, durante los dos años siguientes a su cese, no podrán prestar servicios en entidades privadas que hayan estado sujetas a su supervisión o regulación". Si nos ajustamos a lo establecido en la referida normativa, Blanco probablemente no ha cometido ningún delito ya que han pasado más de dos años desde que abandonó la Consejería de Sanidad asturiana y, por lo tanto, dejó de supervisar Finba.
Aunque en términos legales todo se encuentre dentro del orden establecido por la ley, no quita para que sobre su nombramiento exista un halo de sombras. Tal y como se ha explicado a lo largo de estas líneas, Faustino Blanco impulsó la creación de Finba desde su posición de consejero de Sanidad en el Principado de Asturias y después ha accedido a la presidencia en unas condiciones más que ventajosas respecto a su antecesor. Por cierto, un detalle que conviene señalar en este punto es que el anterior director de Finba fue nombrado tras la celebración de un concurso público mientras que el mérito de Blanco descansa sobre una decisión discrecional.
Pero falta un elemento en esta ecuación: Blas Herrero. La anomalía en el nombramiento de Blanco al frente de Finba se esclarece si tenemos en cuenta que el encargado de la decisión final fue Herrero. Este comenzó a formar parte del patronato y fue designado presidente en la época en la que Blanco era consejero de Sanidad del Principado de Asturias. Según informan desde El Comercio esta situación se ha repetido con el resto de miembros del patronato que, sin éxito, han intentado que Blanco permanezca en el cargo.
Según informan desde Europa Press, el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, ha rechazo valorar la renuncia de Blanco recalcando que se trata de una institución que “no depende” del Principado, ni le corresponde la decisión de los nombramientos o los salarios que perciben. Desde ConSalud.es nos hemos puesto en contacto con Finba para analizar la decisión de Blanco sin recibir respuesta hasta el momento.