El cáncer de mama es, actualmente, la principal causa de muerte por cáncer entre las mujeres europeas. Tanto es así que sólo en España unas 6.759 mujeres fallecieron por esta causa durante el pasado año. Esto representa el 15% de todos los fallecimientos por cáncer en la mujer en nuestro país, según apuntan los datos de la Asociación Española Contra el Cáncer.
Con este contexto se hace especialmente importante la herramienta de los cribados, pues un diagnóstico temprano puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. No obstante, las desigualdades en la detección de esta enfermedad todavía persisten en Europa. Así lo apunta el útlimo informe de la Comisión Europea sobre detección del cáncer de mama en Europa.
Uno de los principales hallazgos de la Comisión Europea es que las principales causas de esta desigualdad son sociales. "En la mayoría de los países, las mujeres con los niveles más bajos de educación e ingresos y que viven en zonas rurales participan menos en los programas de detección del cáncer de mama", alertan.
Las principales causas de esta desigualdad son sociales
Dado que "una cuarta parte de los casos de cáncer de mama son prevenibles", fomentar la participación en los cribados es esencial. No en vano, la implementación de estos programas de detección han demostrado reducir un 34% las muertes específicas por cáncer de mama, tal y como informa la comisión. Es más, de alcanzarse el 100% de cobertura con estos programas, se podría llegar a evitar entre un 54 y un 63% de las muertes, es decir, más de la mitad.
No obstante, si la mayor parte de los países europeos han puesto en marcha programas de este tipo, ¿dónde estaría el problema? La entidad europea lo tiene claro: el fallo se encuentra en la implementación. En este sentido, se subraya que "persisten diferencias en la cobertura de las invitaciones y la participación en los programas de cribado entre países y grupos de población". De esta manera, si bien los planes existen, muchas mujeres no llegan a recibir citaciones.
Por otro lado, tendríamos como otro de los principales problemas la disponibilidad de equipos de mamografía, los aparatos que realizan estos cribados. Este método de diagnóstico por imagen ha ido teniendo más presencia en todos los países en general durante los útlimos años, pero los datos varían mucho entre países. Por ejemplo, si en Grecia se disponede casi siete aparatos por cada 100.000 habitantes, en Alemania no se llega a uno. En nuestro país, por ejemplo, tendríamos casi dos.
Los grupos de mujeres que se selecciona y a los que se le invita a realizar la prueba también tienen que ver con la desigualdad. Europa recomienda que se realice mamografías a las mujeres de entre 50 y 69 años cada dos años, y que el inicio de estas pruebas sea a los 45. No obstante, la participación en estas pruebas es menor del 50% en algunos de los países europeos. En España, eso sí, nos encontramos entre el 70 y el 77%.
El nivel de estudios de las mujeres también parece afectar a estas estadísticas
El nivel de estudios de las mujeres también parece afectar a estas estadísticas, pues aquellas con menos estudios se someten a menos pruebas. "En 2019, la brecha en los exámenes entre las mujeres con el nivel de educación más alto y el más bajo alcanzó el 35% en algunos países", se alerta. Una situación que se repite con la variante de la situación económica. En este caso, encontramos diferencias de participación de hasta el 30% entre las mujeres de altos y de bajos ingresos, siendo las primeras las que más participan.
El hecho de vivir en una zona rural también es determinante. Esta característica parece dificultar el acceso a las pruebas. Tanto es así que las mujeres que viven en zonas rurales participan en los cribados hasta un 20% menos que las mujeres que viven en zonas urbanas.
Finalmente, la Comisión Europea también menciona la discapacidad como una de las cuestiones que agrandan la desigualdad. "En Europa, el porcentaje de mujeres con discapacidades graves y limitaciones funcionales que nunca se han sometido a un examen con rayos X es un 3% mayor que el de las mujeres sin discapacidades", se alerta. En definitiva, una situación que Europa llama a mejorar, pues la supervivencia de muchas mujeres con cáncer de mama depende de ello.