“No me arrepiento de nada de lo que he hecho”. Con estas palabras se despedía el ya exministro de Sanidad, Salvador Illa, de su cargo tras el Consejo de Ministros celebrado este martes 26 de enero. Tal y como ha anunciado horas más tarde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la cartera de Sanidad ha pasado a las manos de Carolina Darias, ministra de Política Territorial y Función Pública hasta la fecha.
La decisión de Illa ha sido duramente criticada. Abandonar el mando de Sanidad en plena tercera ola de la pandemia para ser el candidato del PSC a las elecciones de la Generalitat de Cataluña no ha sido visto con buenos ojos. Tras conocerse la noticia de su marcha, han sido muchas las voces que han pedido a Moncloa que era el momento de que el Ministerio de Sanidad estuviera dirigido por un profesional del ámbito sanitario.
Más si cabe en un momento como el actual en el que la situación epidemiológica de España es alarmante, las comunidades autónomas demandan distintas peticiones al Ejecutivo central para controlar la pandemia dentro de sus territorios y la campaña de vacunación nacional contra la Covid-19 apenas acaba de iniciarse y los retos y desafíos que plantea son mayúsculos.
El presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), Florentino Pérez Raya, pedía al Gobierno que valorase “lo importante que es que la persona que ocupe el cargo tenga experiencia, conocimiento y formación sanitaria”, en un momento en el que “el sistema de salud está muy debilitado y han aparecido muchas áreas vulnerables”. Pérez Raya expresa que el hecho de que Illa no fuese un experto en Sanidad, a pesar de ser un “hombre dialogante” y que “ha tenido un papel muy muy complicado”, ha sido “un grave problema en la gestión de la pandemia y la experiencia vivida ha dejado muy claro que este puesto debe ser ocupado por un profesional sanitario preparado”.
CSIF ha lamentado que Illa abandone el Ministerio sin haber endurecido las medidas contra la Covid-19. CC.OO. no considera que fuera “el momento” y espera, al igual que UGT, que su sustituta sea capaz de reactivar el diálogo social con los sindicatos. Una petición generaliza por diversos actores se centra en la imperiosa necesidad de que se cuente con los profesionales sanitarios en la toma de decisiones sobre la pandemia ya que ellos son la primera línea de defensa contra el virus.
El hecho de que Illa no fuese un experto en Sanidad ha sido “un grave problema en la gestión de la pandemia y la experiencia vivida ha dejado muy claro que este puesto debe ser ocupado por un profesional sanitario preparado”
En materia de diálogo solo el tiempo definirá el camino de Carolina Darias al frente de Sanidad, pero, lo que sí está claro, es que el Ministerio vuelve a estar en manos de una persona sin experiencia en el ámbito sanitario. Hecho, de nuevo incomprensible, y más ante la peor pandemia y crisis sanitaria que se ha vivido en los últimos 100 años.
Lo cierto es que, aunque pueda pensarse lo contrario, la mayoría de los ministerios de Sanidad de los países de la Unión Europea tienen al frente a personas que nada tienen que ver con el ámbito sanitario.
MINISTROS SIN PERFIL SANITARIO
Jens Spahn, actual ministro de Salud del Gobierno de Alemania desde marzo de 2018, se formó y trabajó en el sector bancario hasta el 2002. Después estudió Ciencias Políticas y Derecho. El actual ministro de la Salud de Italia, Roberto Speranza es licenciado en Ciencias Políticas en la LUISS de Roma.
Un caso llamativo es el Bélgica. Frank Vandenbroucke es el actual viceprimer ministro y ministro de Salud y Asuntos Sociales de Bélgica. Este licenciado en Economía que ha desempeñado varios cargos como profesor en las Universidad de Amberes o Ámsterdam entre otras, sustituye en el cargo a Maggie de Block, médico general certificada y doctora en Medicina, Cirugía y Obstetricia.
El Ministerio de Salud, Bienestar y Deporte de Países Bajos está dirigido por Hugo de Jonge (también ostenta el cargo de viceprimer ministro), que cuenta con formación como maestro de escuela primaria, desempeñando posteriormente varios cargos relacionados con la Educación hasta ser nombrado ministro del ramo sanitario.
Uno de los perfiles más alejados del ámbito sanitario, e incluso de los habitualmente asociados a los políticos, es el de Vasilis Kikilias, ministro de Salud de Grecia. Este jugador profesional de baloncesto retirado se inició en el mundo de la política en 2006 como concejal de Atenas, desempeñando varios cargos, incluido el de ministro de Orden Público y Protección Ciudadana (2014-2015), hasta convertirse en ministro de Sanidad.
Uno de los perfiles más alejados del ámbito sanitario, e incluso de los habitualmente asociados a los políticos, es el de Vasilis Kikilias, ministro de Salud de Grecia. Este jugador profesional de baloncesto retirado se inició en el mundo de la política en 2006 como concejal de Atenas
Reino Unido, a pesar de encontrarse ya fuera de la Unión Europea, es necesario mencionar también su casa ya que nos encontramos ante una de las naciones europeas más afectadas por la pandemia, debido especialmente en los últimos meses a la variante del SARS-CoV-2 identificada en su territorio. En este caso el ministro de Sanidad es Matt Hancock. Licenciado en Filosofía, Política y Economía, ha trabajado como economista para el Banco de Inglaterra y ha ocupado distintos puestos relevantes como Secretario de Cultura o ministro de Estado Digital y Cultura.
Graduado en la Escuela de Economía de Varsovia y doctorado en Economía, es el perfil del ministro de Sanidad de Polonia, Adam Niedzielski. En la misma línea se encuentra la formación del ministro de Sanidad de Lituania, Arūnas Dulkys: graduado en Economía y cuenta con un doctorado en Economía Política. En el caso de Letonia, Daniels Pavluts, actual ministro de Sanidad, posee una Licenciatura en Artes y cuenta con formación en Administración Pública por la Universidad de Harvard. Ha ocupado el cargo de ministro de Cultura antes del de Sanidad tras la renuncia de ministro de Sanidad en funciones.
FRANCIA Y PORTUGAL, EXCEPCIONES
Pero hay varias excepciones. Una de ellas es Olivier Véran, ministro de Solidaridad y Salud de Francia. Este médico ha trabajado como neurólogo en el Hospital Universitario Grenoble-Alpes y ha sido portavoz intersindical de médicos internos de hospital, además de asesor del Departamento de Salud de Isère.
Otra de las excepciones la encontramos en la ministra de Sanidad de Portugal, Marta Temido. A pesar de ser graduada en Derecho, cuenta con un máster en Economía Sanitaria y Gestión, además de un doctorado en Salud Internacional. Antes de ocupar su puesto como ministra ha desempeñado los cargos de subdirectora del Instituto de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad Nueva de Lisboa y presidenta no ejecutiva de la junta del Hospital de la Cruz Roja Portuguesa. Además, entre los años 2016 y 2017 fue presidenta de la mesa de directores del Sistema Central de Administraciones Sanitarias.
La fotografía mostrada a lo largo de estas líneas nos deja una conclusión clara: la mayoría de los ministerios de Sanidad europeos no están dirigidos por profesionales con experiencia en el ámbito sanitario. Cierto es que no se trata de un requisito imprescindible, pero, debido a la situación de pandemia y crisis sanitaria en la que el viejo continente se encuentra inmerso, quizás debería cambiar esta concepción y apostar por perfiles sanitarios. O al menos, escucharles antes de tomar decisiones para las que sí se requiere contar con su experiencia, ya que no es suficiente en estos tiempos con grupos de asesores y expertos. Se necesitan caras visibles de la gestión sanitaria que estén respaldadas por una sólida experiencia en la materia para generar confianza en la gestión.