Eduardo Raboso García-Baquero, portavoz de Sanidad del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, hace un balance de la situación actual del Sistema Nacional de Salud en el Anuario Consalud 2023. Según sus palabras, "hoy en día cada vez son más los profesionales cualificados que abandonan sus puestos en el SNS para incorporarse a tiempo completo a centros sanitarios privados".
"Recuerdo que cuando acabé mis estudios de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid en 1988, el anhelo de toda la promoción era conseguir una plaza en el Sistema Nacional de Salud (SNS) tras finalizar la residencia", destaca Raboso. "Es cierto que era posible acceder a la actividad sanitaria privada, pero sus capacidades se limitaban por lo general a procesos asistenciales básicos con recursos tecnológicos limitados, por lo que esta opción se consideraba poco atractiva desde el punto de vista técnico o científico".
Asimismo, el portavoz rememora que intentar desarrollar una vida laboral en otros países era un proceso complejo, largo y sujeto a numerosas barreras administrativas e idiomáticas que pocos conseguían superar. De modo que el SNS era el destino laboral preferido para prácticamente todos los licenciados en Medicina. "35 años después, el panorama ha cambiado dramáticamente", lamenta.
Intentar desarrollar una vida laboral en otros países era un proceso complejo, largo y sujeto a numerosas barreras administrativas e idiomáticas que pocos conseguían superar
Por una parte, la sanidad privada "ha dejado de ser esa colección de centros ramplones desprovistos de nivel tecnológico, científico y docente para exhibir centros modernos, atendidos por profesionales motivados, con presencia científica y habilitación docente universitaria", advierte. "Hoy en día cada vez son más los profesionales cualificados que abandonan sus puestos en el SNS para incorporarse a tiempo completo a centros sanitarios privados que disfrutan de medios avanzados, con frecuencia superiores a los del SNS, normas internas flexibles y remuneraciones que ridiculizan a las que ofrece la sanidad pública".
Y es que, los centros privados, "conscientes de la escasez de sanitarios experimentados, cuidan a sus cuadros médicos hasta el punto en el que la estabilidad laboral que ofrece una plaza en el SNS deja de ser un factor determinante a la hora de decidir en qué ámbito trabajar". La sanidad privada está llevándose a muchos de los mejores profesionales del SNS, explica Raboso, y ello se debe a que nuestra sanidad pública ha dejado de ser competitiva en aspectos clave como el marco normativo laboral, remuneración, equipamiento técnico, actividad científica y docencia.
"Podría poner muchos ejemplos individuales de grandes profesionales de renombre que han abandonado jefaturas de servicio o de sección de grandes hospitales, quemados por las rigideces del SNS y hartos de percibir una remuneración que en la Unión Europea solo es mejor que la que perciben los profesionales griegos", critica el portavoz. Para él, esta situación es "una verdadera vergüenza nacional que nuestra sociedad pretende ignorar pero que es la causa principal, aunque no la única, del éxodo de profesionales a otros horizontes laborales".
Nuestra sanidad pública ha dejado de ser competitiva en aspectos clave como el marco normativo laboral, remuneración, equipamiento técnico, actividad científica y docencia.
Por otra parte, la libre circulación de profesionales en el seno de la Unión Europeay la simplificación de las barreras migratorias para profesionales cualificados en numerosos países deficitarios en personal sanitario, han dado un vuelco a la situación de la migración de profesionales sanitarios, explica. Las administraciones de salud de muchos países europeos y de occidente en general, así como algunos asiáticos, han reaccionado ágilmente al déficit generalizado de profesionales y están ofertando a nuestros médicos y enfermeras no sólo una remuneración mejor a la percibida en España, sino además ventajas adicionales como vivienda, beneficios sociales, formación en la lengua del país, y facilidades para la formación continuada desconocidas en España.
Este país se ha convertido en una fábrica que exporta gratuitamente a otros países grandes profesionales cuya formación cuesta mucho dinero al erario español, y nada al país que termina disfrutando de sus servicios. Entre 2008 y 2021, han solicitado el certificado de idoneidad, imprescindible para trabajar fuera de España, un total de 37.940 médicos. Sin duda,no todos terminaron por emigrar, pero es innegable que el éxodo de médicos puede cifrarse en miles de personas. "Una sangría que España no puede permitirse y que crece año tras año".
Los médicos de este país acceden a sus estudios con notas de bachillerato que rozan la perfección, se forman como residentes tras superar una oposición durísima y dominan idiomas extranjeros con solvencia; el que trabajen en España o en Gran Bretaña, Alemania, Qatar o Canadá va a depender de las condiciones que se les ofrezca. Para ellos, las fronteras hace tiempo que dejaron de ser una barrera. Frente a estas amenazas, el SNS sigue encuadrado en una Ley General de Sanidad, promulgada en 1986, parcheada en infinidad de ocasiones y totalmente superada por la rápida evolución de la ciencia médica.
Este país se ha convertido en una fábrica que exporta gratuitamente a otros países grandes profesionales cuya formación cuesta mucho dinero al erario español
"Por si esta norma no estorbase lo suficiente, elmarco laboral estatutario, tan anacrónico que podría haber sido aprobado por las Cortes de Cádiz, sigue penalizando a los profesionales más activos y comprometidos con la misma remuneración que reciben los más indolentes, los cuales saben que tienen su plaza asegurada a perpetuidad sea cual seasu rendimiento cuantitativo o cualitativo". La rigidez y obsolescencia de las normas fundamentales de la sanidad pública española no son competencia para la agilidad de la regulación empresarial y laboral de los centros privados o la de los sistemas sanitarios de otros países.
El profesional que presta servicios en los centros sanitarios públicos se ve sobrecargado de trabajo por la imposibilidad de completar las plantillas por falta de profesionales, mal remunerado, sometido a procesos administrativos anquilosados y malgastando su vida profesional en una institución que descuida aspectos tan importantes como la formación continuada. Cada vez son más frecuentes las ofertas públicas de empleo sanitario que no llegan a cubrir la totalidad de las plazas ofertadas, un hecho impensable hace 30 años que debería darnos mucho que pensar.
El diagnóstico de esta situación es evidente, concluye Raboso: la sanidad pública española ya no es competitiva, en la medida en que no es capaz de atraer ni retener profesionales que reciben ofertas más interesantes de instituciones más agiles y con recursos normativos diseñados para darles precisamente competitividad, o bien de sistemas sanitarios con recursos más evolucionados y con menos complicaciones. La situación creada por esta falta de competitividad supone una amenaza para todo el sistema peor que el déficit de financiación. "O abrimos un debate rápido y resolutivo para convertir nuestro SNS en una institución atractiva para el profesional o nuestra querida sanidad pública, tal y como la entendemos ahora, dejará de existir".