La consecución de una cobertura sanitaria universal es de una de las grandes demandas históricas de los expertos sanitarios de todo el mundo. Es por ello que cada 12 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Salud universal.
Este año 2024 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha abanderado el lema "Mi salud, mi derecho", para poner sobre la mesa la necesidad de hacer frente a los desafíos que se plantean a nivel mundial a la hora de abordar la salud de la población. "El lema de este año se eligió para defender el derecho de todas las personas, dondequiera que estén, a tener acceso a servicios de salud, a educación y a información de calidad, así como a agua potable, aire limpio, buena alimentación, vivienda de calidad, condiciones laborales y ambientales decentes, y a no ser discriminadas", explica la Organización.
No en vano, al menos 4.500 millones de personas, más de la mitad de la población mundial, no estuvieron plenamente cubiertas por servicios de salud esenciales en 2021. Por ello, la cobertura sanitaria universal es una de las grandes metas de los ODSenmarcados en la agenda 2030, aunque la OMS alerta de que no se está avanzando al ritmo suficiente para lograr esta cobertura.
La OMS alerta de que no se está avanzando al ritmo suficiente para lograr esta cobertura
Pese a la importancia de alcanzar las tasas de cobertura mundial, los retos no son pocos, pues las amenazas para la salud no hacen sino crecer con el aumento de las resistencias antimicrobianas (RAM) y con las consecuencias de la crisis climáticas. Sólo en el año 2019, se produjeron 1,27 millones directamente atribuibles a la RAM, correspondiendo el 20% a muertes de niños menores de cinco años.
Es por ello que desde la OMS se pide no sólo un uso y dispensación prudente de los antibióticos, sino nuevas normativas que impongan la reducción de su uso en el sistema agroalimentario entre un 30% y un 50% de aquí a 2030; y prohibiendo su uso para el engorde de animales. Igualmente, el acceso a las vacunas sería crucial en este punto, pues aun existe una gran disparidad a nivel mundial.
Al respecto de la crisis climática, no debemos olvidar la grave amenaza que supone la mala calidad del aire para la salud de las personas. De hecho, la contaminación del aire causa casi 80.000 muertes prematuras cada año sólo en Europa. Las recomendaciones en esta línea son claras: retirar las subvenciones a los combustibles fósiles y promover en su lugar los combustibles y las energías no contaminantes.
Se necesita una inversión de entre 200.000 y 328.000 millones de dólares anualmente para ampliar la AP
Los países, además, disponen de valiosas herramientas a la hora de gravar los productos perjudiciales para la salud, de manera que el consumo se vaya reduciendo. En este caso los grandes ejemplos serían los impuestos al tabaco, el alcohol o las bebidas azucaradas. En este último caso, muchas comunidades autónomas en España ya han tomando medidas en este sentido; y en cuanto a la cuestión del tabaco, una subida de los impuestos también sería una de las propuestas de Sanidad.
Dado que estas cuestiones relacionadas con los estilos de vida saludables tienen un gran impacto en las enfermedades prevenibles, especialmente el cáncer, en Europa ya se están dado pasos para reducir la exposición al humo de tabaco. Concretamente, el Consejo Europeo aprobaba hace unos días una serie de recomendaciones de cara a los países para aumentar los espacios sin humo, en línea con el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer.
Finalmente, y para mejorar el acceso a la sanidad universal, la OMS recuerda que se necesita una inversión de entre 200.000 y 328.000 millones de dólares anualmente para ampliar la atención primaria en los países de ingresos medianos y bajos.