El cambio climático está estrechamente relacionado con nuestra salud. De hecho, desde la OMS, ya se ha calificado como la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI, puesto que el 24% de la morbilidad mundial y el 23% de la mortalidad son atribuibles a factores medioambientales. Los eventos extremos (como olas de calor), el agravamiento de enfermedades circulatorias y respiratorias, o la proliferación de vectores (como mosquitos) que pueden transmitirnos distintas enfermedades, son sólo algunas de las consecuencias que el cambio climático tiene sobre nuestra salud.
Con este panorama cabe preguntarse qué medidas se están tomando desde el gobierno de España para paliar los efectos del cambio climático en la salud de las personas. La respuesta no es única, dado que al ser un problema que afecta en muchos aspectos de nuestro bienestar, su abordaje también debe ser multidisciplinar y holístico. Concretamente, desde España, ya se está llevando a cabo una respuesta bajo el paraguas del One Health, es decir, de una sola salud: humana, animal y ambiental. El propio ministro de Sanidad en funciones, José Miñones, recalcaba este lunes que el enfoque del cambio climático tiene que ir en esta línea One Health, especialmente desde el sistema sanitario, "tanto por nuestro papel como emisor activo, como por la gran cantidad de medidas que podemos liderar desde el ámbito sanitario".
Así una de las grandes políticas que se han llevado a cabo en este sentido ha sido la aprobación delI Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente 2022-2026, rubricado por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Dentro de esta estrategia pionera, se encuentran dos de los grandes objetivos a abordar: la salud en todas las políticas y el enfoque One Health. “Es poco práctico aislar la salud humana de otras áreas como la seguridad alimentaria, la zoonosis, la microbiología y resistencia a antibióticos, la virología, la ecología, etc”, se refleja en este plan.
Una de las grandes políticas que se han llevado a cabo en este sentido ha sido la aprobación del I Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente 2022-2026
Este documento ya se aprobó a finales del año 2021 en una sesión extraordinaria del Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud conjunta con la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente. Además, derivado de este plan estratégico, se han llevado a cabo otras medidas. Miñones ya avanzó ayer lunes que, próximamente, se presentará una guía de recomendaciones para la reducción de la huella de carbono en el sector sanitario "que queremos que sea pionera".
Igualmente, la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030, del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, también hace referencia a “hacer frente a la emergencia climática y ambiental” a través de políticas que respeten los límites del planeta, como la transición energética, la movilidad sostenible, la gestión de residuos, la protección de la biodiversidad y del agua, entre otras. “La pandemia ha dejado claro que existen estrechas interrelaciones entre la protección del medioambiente y la salud humana, poniendo de manifiesto cómo la destrucción y alteración de la biosfera rompe el equilibrio también entre las especies y los patógenos y aumenta el riesgo de transmisión de virus y enfermedades, especialmente las zoonosis“, se recalca en la estrategia.
Por otro lado, otra de las grandes medidas que se han puesto en marcha hasta el momento por parte del gobierno es la creación del Observatorio de Salud y Cambio Climático (OSCC). El Consejo de Ministros dio luz verde a este proyecto hace apenas unos meses, en julio de este año, venido de la “necesidad de abordar transversalmente el impacto que el cambio climático tiene sobre la salud”. Así, este observatorio se encargara de revisar y actualizar los indicadores existentes en materia de salud y cambio climático, para reforzar su valor informativo y recoger el amplio espectro de riesgos para la salud que se asocia al cambio del clima; crear un sistema integrado de avisos y alertas, que permita considerar de forma conjunta diversas amenazas a la salud originadas por la existencia de riesgos compuestos y en cascada asociados al cambio climático; y promocionar una cultura de la autoprotección, especialmente necesaria en el caso de las comunidades y grupos más vulnerables, que incremente la conciencia de los riesgos y capacite para evitarlos o reducirlos.
Otra de las grandes medidas que se han puesto en marcha hasta el momento por parte del gobierno es la creación del Observatorio de Salud y Cambio Climático (OSCC)
Estos son algunos ejemplos de políticas nacionales encaminadas a luchar contra el cambio climático y sus repercusiones en la salud. No obstante, desde la Unión Europea también se están dando pasos en este sentido. De hecho, hace tan sólo unos días tuvo lugar en Luxemburgo la reunión de los ministros de Medio Ambiente de la UE para abordar la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en funciones, Teresa Ribera, fue la encargada de presidir esta reunión en el marco de la Presidencia Española del Consejo de la UE.
Así, en este encuentro internacional, se determinaron las conclusiones del Consejo sobre los preparativos de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de 2023, que tendrá lugar en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023. Estas conclusiones serán la posición negociadora general de la UE ante el resto de países. Entre estas conclusiones, se destaca por ejemplo el aumento de las ambiciones climáticas globales para mantener al alcance el objetivo de 1,5°C establecido en París, una eliminación global de los combustibles fósiles mucho antes de 2050 o aumentar la capacidad de las energías renovables.
“Hoy enviamos un mensaje contundente a nuestros socios: la UE es el líder mundial en acción climática. En Dubái estaremos a la vanguardia de las negociaciones para mostrar el compromiso más firme de la UE con la transición verde y alentar a nuestros socios a seguir nuestro ejemplo. La UE es una fuerza impulsora del cambio y tenemos que hablar con una sola voz en el mundo. Simplemente no podemos utilizar las dificultades como excusa para volver a la situación anterior al acuerdo de París”, concluyó la ministra Ribera.