El cambio climático se ha convertido en una verdadera emergencia de salud pública en nuestros días. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre 2030 y 2050 la situación causará unas 250.000 muertes adicionales cada año, solo como consecuencia de la desnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés térmico. Es más, en la actualidad, 3.600 millones de personas ya viven en zonas muy vulnerables al cambio climático.
Una emergencia que, además, tiene un impacto económico en los países, pues los costes en salud podrían variar entre los 2.000 y los 4.000 millones de aquí a 2030. Cabe recordar que, con unas condiciones climáticas cambiantes, cada vez estamos viviendo más y más fenómenos meteorológicos extremos.
“Estos riesgos meteorológicos y climáticos repercuten sobre la salud, tanto de forma directa como indirecta, y aumenta el riesgo de mortalidad, las enfermedades no transmisibles, la aparición y la propagación de enfermedades infecciosas, y las emergencias de salud”, explica la OMS.
“Estos riesgos meteorológicos y climáticos repercuten sobre la salud, tanto de forma directa como indirecta"
Estos cambios en las temperaturas también provocan que proliferen especies de insectos o vectores en lugares en los que anteriormente no podían sobrevivir, y es por ello que a su vez aumentan las enfermedades transmitidas por estos agentes, como pueden ser la fiebre chikungunya, el zika, la fiebre amarilla, la fiebre del Nilo Occidental, la encefalitis japonesa… En su conjunto, las enfermedades transmitidas por vectores representan más del 17% de las enfermedades infecciosas y provocan más de 700.000 muertes al año.
El calor en sí mismo también mata. Las cifras que destaca la organización señalan que las muertes relacionadas con el calor en las personas de más de 65 años han crecido un 70% en dos décadas. Con este motivo, en la actualidad las entidades nacionales e internacionales buscan soluciones para paliar la situación, entre las que encontramos, por ejemplo, la descarbonización.
No en vano, reducir las emisiones de carbono puede ser una de nuestras armas más potentes para mejorar la salud. De hecho, los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), apuntan a que sólo en 2021 se produjeron 30 muertes prematuras debidas a la exposición a partículas finas por cada 100.000 habitantes. Una cifra que se ha reducido con los años a medida que hemos reducido también nuestras emisiones.
Las muertes relacionadas con el calor en las personas de más de 65 años han crecido un 70% en dos décadas
Con este horizonte, en unas semanas se celebrará la Conferencia de las Nacional Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP29). Una cita en la que expertos y mandatarios de todos los países del mundo pondrán en común las políticas y medidas que deberán llevarse a cabo para mitigar esta situación.
Desde el Parlamento Europeo, concretamente desde la Comisión de Salud Pública (ENVI), se han votado una serie de puntos que se defenderán en este encuentro. Entre sus peticiones encontramos la eliminación de los combustibles fósiles y de algunas sustancias químicas permanentes y muy perjudiciales para la salud.
De esta manera, el parlamento insta a todos los países no sólo a abandonar los combustiblesfósiles que causan las emisiones de carbono, sino también a eliminar todas las ayudas económicas por parte de los países.