Hasta la fecha la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado más de 200 enfermedades causadas por el consumo de alimentos contaminados por parásitos, virus, bacterias o sustancias químicas. Nos encontramos ante un importante problema de salud pública. Se estima que cada año enferman en todo el mundo alrededor de 600 millones de personas (uno de cada 10 habitantes del planeta) debido a la ingesta de alimentos contaminados. Esto se traduce en más de 420.000 muertes y la consiguiente pérdida de 33 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad.
El suministro de alimentos inocuos es una de las bases fundamentales del desarrollo sostenible, un pilar económico y un garante de la salud pública. Los alimentos insalubres plantean amenazas para la salud a escala mundial y ponen en peligro la vida de todos por lo que debemos entender que garantizar la seguridad alimentaria debe garantizarse durante todo el proceso: desde las granjas y campos hasta la manipulación que efectúan los consumidores.
En este sentido, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) ha publicado una serie de recomendaciones que tienen como objetivo mejorar el bienestar de los animales durante el transporte. Entre estas se establece como necesario que los animales destinados al consumo deben contar con un espacio mayor, se deben reducir las temperaturas máximas y mantener los tiempos de viaje al mínimo para que el bienestar de los animales sea el más óptimo.
La EFSA ha facilitado sus recomendaciones a la Comisión Europea a través de una serie de cinco dictámenes científicos destinados a respaldar la revisión que actualmente se encuentra en curso en materia de bienestar animal, una pieza fundamental de la estrategia europea “de la granja a la mesa” (F2P).
En el caso de las aves y los conejos, que tienen que ser transportados en contendores, la EFSA recomienda que se compute como duración del viaje todo el tiempo que estos animales tienen que pasar en los contenedores
Estos dictámenes hacen referencia a pequeños rumiantes (ovejas y cabras), équidos (caballos y burros), bovinos (vacas y terneros), cerdos y animales transportados en contenedores, incluidas las aves domésticas (pollos, pavos y gallinas ponedoras) y los conejos. Estos documentos han evaluado las posibles consecuencias negativas que estos animales pueden experimentar debido a las malas condiciones durante el transporte.
La EFSA ha establecido una serie de umbrales relativos a las temperaturas a las que deben mantenerse los transportes, el espacio mínimo del que deben disponer los animales y ha evaluado otros factores que afectan al bienestar animal durante el transporte como el cansancio, el hambre o la sed.
Por ejemplo, en el caso de las aves y los conejos, que tienen que ser transportados en contendores, la EFSA recomienda que se compute como duración del viaje todo el tiempo que estos animales tienen que pasar en los contenedores. En el caso de los “pollos de un día” indica que la única forma de no dañar su bienestar es que los huevos fertilizados sean transportados a las granjas de destino donde deberán ser incubados.
“Las buenas prácticas en materia de bienestar animal no solo reducen el sufrimiento innecesario sino que también contribuyen a mejorar la salud de los animales. Se trata de un elemento clave para la seguridad de la cadena alimentaria, teniendo en cuenta los estrechos vínculos entre el bienestar animal, la salud animal y las enfermedades transmitidas por los alimentos, en consonancia con el principio ‘One Health’ con el que está comprometido la EFSA”, ha declarado Guilhem de Seze, jefe del Departamento de Producción de las Evaluaciones de Riesgo de la EFSA.
Fue en el año 2005 cuando entró en vigor la legislación actualmente vigente en la Unión Europea sobre la protección de los animales durante el transporte. En el marco de la referida estrategia F2P las recomendaciones de la EFSA tienen como misión respaldar la revisión de la legislación en curso de la Comisión Europea con el fin de adecuarla a la última evidencia científica disponible para garantizar el mayor nivel de bienestar animal. Se espera que para la segunda mitad de 2023 la Comisión Europea haga pública su propuesta final.