El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) ha aprobado el nuevo Plan de Prevención y Control de la Tuberculosis, cuyo objetivo es detener la transmisión de la infección a través del acceso universal a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento.
De este modo, se actualiza el que existía hasta ahora, que tenía su origen en 2007, según ha explicado la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, durante su intervención tras la reunión con los consejeros.
“En los últimos años se han producido novedades que recomendaban su actualización, marcada también por la Organización Mundial de la Salud”, ha explicado la ministra en funciones. “Dos son las razones: mayor incidencia en poblaciones más vulnerables y la aparición de resistencias de antibióticos al propio germen”, ha añadido.
Así, el actual se basa en unos datos epidemiológicos actualizados, con una incidencia sensiblemente inferior a la observada hace una década y en un contexto donde la presencia de resistencias a medicamentos antituberculosos se extiende entre los países de nuestro entorno. Plantea, además, un horizonte de ejecución hasta 2030.
El actual se basa en unos datos epidemiológicos actualizados, con una incidencia sensiblemente inferior a la observada hace una década y en un contexto donde la presencia de resistencias a medicamentos antituberculosos se extiende entre los países de nuestro entorno
El Plan que ha aprobado el Consejo Interterritorial incorpora medidas como la inclusión de diagnóstico de la infección en colectivos singularizados y en situaciones clínicas determinadas. También, la identificación del colectivo de personas sin hogar y de migrantes a su llegada a España como grupos diana para el diagnóstico de infección y enfermedad y sus correspondientes tratamientos.
Carcedo ha señalado también que se trata de una enfermedad donde los “determinantes sociales tienen mucho que ver (condiciones deficientes, población sin hogar, inmigrantes)”. Por este motivo, “vamos a estudiarlo para incorporar al Plan recomendaciones de procedimiento para evitar que no haya tratamientos por razones económicos”, ha apuntado. Asimismo, incide de modo especial en la valoración de las condiciones de vida de las personas con tuberculosis, en la importancia de mejorar la vigilancia epidemiológica e iniciar la microbiológica a través de un proyecto piloto en colaboración con el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).