La ciudad de Madrid ya se encuentra prácticamente blindada para acoger los próximos 29 y 30 de junio la celebración de la Cumbre de la OTAN, para la que se esperan cerca de 5.000 asistentes entre los que destacan los jefes de Estado y de Gobierno de los 30 países que actualmente forman parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, así como los representantes de otros países e instituciones que han sido invitadas. Un punto de encuentro cuyo epicentro es la guerra en Ucrania tras la invasión por parte de Rusia.
El papel de la OTAN va mucho más allá de a defensa, tal y como hemos podido comprobar durante la crisis vivida en estos dos últimos años como consecuencia de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2. La cooperación civil y militar es fundamental en todos los momentos. Con el estallido de la pandemia los servicios médicos militares apoyaron a las autoridades civiles, así como a las reservas médicas nacionales. El Comité de Jefes de los Servicios Médicos Militares de la OTAN (COMEDS) es el principal organismo de asesoramiento médico-militar dentro de la OTAN.
Durante los momentos más duros de la pandemia COMEDS ayudó a coordinar los aspectos médico-militares para identificar aquellos problemas que requerían armonización, atención inmediata, decisión o acción. La comunidad médico-militar desempeño un papel clave en términos de habilitación y apoyo y, más concretamente, ayudó a mejorar la coordinación, la estandarización y la interoperabilidad en el ámbito médico, así como el intercambio de información entre los países socios y miembros de la OTAN.
La pandemia ha puesto de relieve la necesidad de un “consejo médico oportuno, pertinente y consolidado para los tomadores de decisiones, y ha demostrado claramente el impacto de este tipo de consejo médico para emprender acciones efectivas”, expone la OTAN a través de su página web. La Covid-19 ha remarcado además la necesidad de contar con políticas generales y planes de preparación acordados por los países miembros, y ha destacado la importancia de la resiliencia. “Las sociedades deben ser resilientes y contar con el apoyo de sistemas de salud resilientes para detectar, evaluar, informar y responder rápidamente a nuevos brotes”.
Aunque la mayoría de los países de la OTAN cuenta con sistemas sanitarios robustos, a menudo carecen de la capacidad suficiente para tratar a un gran número de pacientes. Ante el colapso que la mayoría de los sistemas sanitarios tuvieron que hacer frente durante los momentos más críticos de la pandemia, la coordinación y cooperación civil-militar demostró su valor. “Hay planes nacionales de respuesta a la pandemia, pero no siempre la capacidad y los recursos para hacer un seguimiento, por lo que en casi todos los países, se solicitó a las fuerzas armadas para apoyar la lucha contra la pandemia”.
“Las sociedades deben ser resilientes y contar con el apoyo de sistemas de salud resilientes para detectar, evaluar, informar y responder rápidamente a nuevos brotes”
En este sentido la OTAN recuerda que “si bien el personal y las unidades médicas-militares ayudaron a los civiles en la realización de pruebas, seguimiento y tratamiento de los pacientes, las fuerzas armadas brindaron apoyo logístico y otros servicios según se requería”.
Una vez comprendida la capacidad civil y militar de los Estados miembros de la OTAN para responder a la pandemia y analizada la forma en la que cada nación estaba abordaba la crisis, los planificadores médicos (Asesores Médicos de la Estructura de Mando de la OTAN) en el cuartel general operativo adaptaron los planes de contingencia y respuesta a los brotes. En términos más generales, al mejorar la coordinación y el intercambio de información, la comunidad médica-militar armonizó las tareas de los servicios médicos militares, y los COMEDS apoyaron los esfuerzos civiles para combatir la pandemia.
La comunidad médico-militar ha desarrollado además recomendaciones relacionadas a la preparación y el manejo de las distintas olas de la pandemia. Al igual que en muchas otras áreas de la sociedad, dentro de la comunidad COMEDS, las reuniones virtuales se han convertido en la norma general entre los expertos aliados y asociados para la comunicación y el intercambio de información, ocupando ahora la telemedicina un papel fundamental como herramienta de gestión de crisis.
La comunidad médico-militar ha desarrollado además recomendaciones relacionadas a la preparación y el manejo de las distintas olas de la pandemia
Los representantes de COMEDS dirigieron la prestación de atención clínica al paciente en hospitales militares y civiles, fueron coautores de las pautas clínicas nacionales de Covid-19 y dirigieron las respuestas de la Asistencia Militar a la Autoridad Civil (MACA, por sus siglas en inglés), incluidas las transferencias de pacientes de cuidados intensivos y los centros móviles de pruebas.
Durante la crisis actual causada por la Covid-19, el Fondo Fiduciario de Respuesta a la Pandemia y la Reserva, establecidos en junio de 2020, han brindado múltiples tramos de apoyo relacionado con la Covid-19 a los aliados y socios que lo necesitan. La asistencia a los beneficiarios mejoró la preparación y la resiliencia de los sistemas nacionales de salud de los beneficiarios, incrementó los inventarios nacionales con equipos médicos modernos y salvó la vida de un gran número de pacientes.
ESPAÑA SOLICITÓ AYUDA A LA OTAN DURANTE LA PANDEMIA
El 24 de marzo de 2020 el Centro de Coordinación de Respuesta de Desastres (EADRCC, por sus siglas en inglés) de la OTAN registraba la solicitud de las Fuerzas Armadas españolas ante la necesidad de equipamiento médico como consecuencia de la pandemia.
De esta forma el Ministerio de Defensa solicitaba 1,5 millones de mascarillas quirúrgicas, 150.000 equipos de protección individual y hasta 450.000 respiradores.
En esta solicitud se exponía además la necesidad de medio millón de test rápidos, 120.000 guantes, 10.000 gafas de protección, 5.000 protectores faciales y los 1.000 termómetros de infrarrojos. Se sumaban además 50.000 sistemas de pruebas PCR y 500 ventiladores mecánicos.
La OTAN recordaba que las Fuerzas Armadas españolas estaban desarrollando una misión para proteger a la población civil e intentar frenar la propagación del coronavirus.