"Se preguntarán qué hace un diplomático presidiendo la Comisión de Sanidad”, bromeaba Agustín Santos en la sesión de constitución de esta cámara hace unas semanas. Lo cierto es que el nuevo presidente de la Comisión de Sanidad no sólo es diplomático, y es que, el número dos de Sumar por Madrid, también ha tenido una trayectoria ligada a los temas más sanitarios dentro y fuera de España. Hijo y nieto de médicos, esta profesión también ha estado presente en su vida personal. Así, desde Consalud.es, hemos podido conocer de primera mano qué prioridades tendrá este diputado al frente de la comisión y adentrarnos en los asuntos que planteará durante esta legislatura.
Con su nombramiento como presidente de la Comisión de Sanidad pasa a velar por los intereses sanitarios de la ciudadanía. ¿Cómo afronta este cambio profesional?
En mi vida profesional como diplomático la sanidad ha tenido un lugar especial, como Embajador ante la OMS y más tarde ante Naciones Unidas en Nueva York. El derecho a la cobertura universal, la lucha contra las epidemias y la reorganización de nuestros sistemas sanitarios para hacer frente a los desafíos del envejecimiento de la población y el tratamiento consecuente de las enfermedades crónicas son elementos decisivos de la Agenda 2030 global. Como diputado espero poder contribuir al mantenimiento y reforzamiento de nuestra sanidad pública que es un pilar decisivo de nuestro estado de bienestar.
¿Cuáles serán sus prioridades al frente de esta comisión?
El estrés de nuestro sistema sanitario tras la pandemia es evidente. Consiguió hacer frente, sin romperse, gracias a los sacrificios de todo el personal sanitario. Pero necesita más recursos y una reorganización que permita mantener el orgullo en nuestra sanidad pública. Se han acumulado a los tres años de pandemia, una década de recortes. Además de cuidar con cariño a los trabajadores de la sanidad, hay que afrontar los retos de la salud mental, la salud pública y la emergencia climática, especialmente la polución ambiental. La clave es la atención primaria, reducir las listas de espera y aumentar progresivamente la cartera de servicios, para no dejar a nadie atrás.
A su juicio, ¿qué trascendencia puede llegar a tener esta comisión en la Sanidad española?
La función de la comisión es ejercer el control parlamentario sobre el Ministerio de Sanidad. Es un Ministerio con buena parte de las competencias transferidas a las comunidades autónomas. Que una instancia parlamentaria permita un debate global es importante para homogenizar las tendencias centrífugas del sistema, creando un “sentido común” colectivo en defensa de lo público y lograr que en todo el territorio se tenga la misma cartera de servicios, los mismos parámetros salariales de los profesionales, la inversión per capita más parecida. El Ministerio tendrá en la comisión un espacio de diálogo con todos los sectores de la sanidad.
En este órgano le corresponderá estudiar y discutir algunas de las leyes sanitarias que posteriormente podrán hacerse realidad, ¿qué asuntos legislativos considera más urgentes en estos momentos?
Nuestra Ley General de Sanidad es de 1986, la Ley General de Salud Pública de 2011 y requieren una puesta al día. Para hacerlo posible es necesario construir el consenso necesario. Y esa es en buena medida responsabilidad de la comisión. A larga lista de temas señalados antes se puede añadir la imperiosa necesidad de una industria farmacéutica pública, con responsabilidades de I+D.
"Nuestra Ley General de Sanidad es de 1986, la Ley General de Salud Pública de 2011 y requieren una puesta al día"
Por otra parte, para reforzar la sanidad pública es necesario la derogación de la Ley 15/97, que ha demostrado ser uno de los motores de tensión e incoherencia de la gestión sanitaria, creando importantes desigualdades. Está pendiente la creación de un Instituto de Salud Pública y Políticas de la Salud. En las relaciones con los pacientes y la sociedad civil la necesidad de estructurar de forma permanente el diálogo y la participación, es evidente.
Tras su trayectoria y veteranía como embajador fuera de España, cuenta con una visión global de los principales problemas o retos de la actualidad. Incluso ha tenido la oportunidad de trabajar cerca de grandes entidades sanitarias como la OMS, ¿qué podría aportar esta experiencia a la Comisión?
Los elementos de comparación son siempre importantes. El desarrollo del derecho universal a la sanidad, un elemento central del ejercicio de la ciudadanía democrática, se inició en la practica con las políticas para hacer frente a la mal llamada gripe española tras la Primera Guerra Mundial. Primero con la municipalización de la sanidad, mas tarde con la creación de los modernos sistemas sanitarios nacionales y finalmente con el desarrollo de las grandes organizaciones mundiales como la OMS.
"Espero poder ayudar a difundir todos estos debates globales de foros como la OMS y NNUU"
Si es evidente que la lucha contra las enfermedades infecciosas solo puede ser global, los sistemas para cubrir todas las necesidades sanitarias comienzan por la prevención y la salud primaria y se extienden hasta el tratamiento de las enfermedades crónicas y nuestro sistema hospitalario. Hoy sabemos además que la universalidad va ligada a un modelo público de sanidad que necesariamente comienza a desbordar los limites del estado-nación. Espero poder ayudar a difundir todos estos debates globales de foros como la OMS y NNUU.
Otra de las grandes entidades que conoce bien es la ONU. ¿Qué valoración haría de la COP28? ¿Considera que se han puesto sobre la mesa medidas suficientes para acometer el reto del cambio climático y sus consiguientes implicaciones en la salud?
La COP28 ha permitido un acuerdo de mínimos en un escenario de pico histórico en la utilización de hidrocarburos. Nos queda menos de un decenio para cumplir con medidas audaces los objetivos de los Acuerdos de Paris y no superar un calentamiento global de 1,5 C. Más allá no sabemos como se gestionará la transición ecológica. En el campo de la salud es importante, por ejemplo, que la Unión Europea adopte los niveles permisibles de contaminación propuestos por la OMS. Hoy son 5 veces superiores. Y ello tiene una implicación en cientos de miles de muertes prematuras y costes de tratamiento que se podrían evitar.
Los ODS también son uno de los grandes propósitos de la ONU, ¿considera que nuestro país está cumpliendo con los objetivos en materia sanitaria?
La recuperación de la universalidad ha sido muy importante en ese camino. España cuenta con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo. Pero, como he señalado antes, está en una encrucijada. Para avanzar, que es avanzar en democracia para todos, hace falta el reforzamiento claro de la sanidad pública, de la atención primaria, en el sentido de lo expuesto antes. Creo que la sanidad debe convertirse en un elemento central del debate público y político para superar positivamente esta encrucijada.
¿Ha tenido España, en los últimos años, un papel relevante en materia sanitaria en el contexto internacional?
Si. Nuestra contribución a la lucha contra la pandemia del Covid, nuestra campaña de vacunación y nuestras posiciones en la OMS y en defensa de la Agenda 2030 en los foros de NNUU nos han colocado en una posición preminente. Si somos capaces de resolver los inevitables problemas que tenemos con soluciones sostenibles y ampliando los derechos de los ciudadanos a una atención sanitaria universal y de calidad pesaremos aún más en el contexto de la diplomacia sanitaria.
Finalmente, y con el clima actual en el Congreso, ¿cómo cree que se va a desarrollar esta legislatura en la Comisión de Sanidad? ¿Será posible alcanzar grandes acuerdos?
Es nuestra obligación. Es lo que esperan los ciudadanos de nosotros, que cada vez son más conscientes de los retos que tenemos por delante en nuestro sistema sanitario. Con diálogo, con la presencia de todos los sectores implicados en los trabajos de la comisión, espero que podamos avanzar paso a paso y que esta sea una legislatura de consolidación y de acuerdos sustanciales para el futuro.