El incremento de ciberataques en los sectores público y privado es manifiesto. El sector sanitario, además, es uno de los afectados, especialmente tras las Covid-19. Por ello, las instituciones europeas han aprobado una nueva directiva con el propósito de reforzar la ciberseguridad, la resiliencia y la capacidad de respuesta en este ámbito. Al margen de ello, el área de la sanidad se está blindando por sí misma.
Así lo pone de manifiesto el informe de ‘Inversiones en Ciberseguridad 2022’, publicado por la Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA). Según este documento, la aprobación de la directiva de la UE ha impactado sobre el presupuesto en materia de seguridad cibernética de los operadores que prestan los servicios informáticos, identificando un aumento de las inversiones tanto en el sector de la energía como en el de la salud.
Para ello, esta institución europea ha recopilado los datos de los operadores de servicios esenciales (OES) y de los proveedores de servicios digitales (DSP) identificados en la directiva. En total, se han analizado más de 1.000 operadores en los 27 Estados miembros de la UE.
El coste directo medio de un incidente grave en materia de ciberseguridad en el sector salud asciende a los 300.000 euros
En este contexto, también hay que tener en cuenta que los sectores de la salud y de la banca soportan, actualmente, “el coste más elevado entre los sectores críticos en caso de incidentes importantes de ciberseguridad, con un coste directo medio de un incidente en estos sectores que asciende a los 300.000 euros”.
MÁS GASTO EN CIBERSEGURIDAD PARA MÁS TIC
En estas circunstancias, las administraciones sanitarias han optado por reforzar sus sistemas de seguridad. Según refleja el mencionado informe, los controles en materia de ciberseguridad suponen el 55% del gasto de los operadores de salud, los cuales tratan de darle prioridad a esta actuación a través de una mayor financiación.
Cabe recordar que desde la pandemia del Covid-19, el sector sanitario ha incrementado las inversiones en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) debido a la necesidad de extender la atención sanitaria más allá de la consulta, con herramientas como las videollamadas.
En esta línea, el 64% de los operadores de salud ya recurren a dispositivos médicos conectados y el 62% ya implementó una solución de seguridad específica para estos dispositivos. Sin embargo, solo el 27 % de los OES encuestados en el sector cuentan con un programa de defensa de ransomware dedicado y el 40% de ellos no tienen un programa de formación sobre seguridad para el personal sanitario.