Todo comenzó con una familia de faquires que se daban golpes o ponían la mano en el fuego y no sentían dolor. No era cuestión de su arte, estos santones musulmanes o hindúes, practican mortificaciones corporales como una exhibición circense; sino causa de una enfermedad congénita muy poco frecuente: insensibilidad al dolor físico. Obviamente, se producían lesiones y se quemaban, y estos daños, si no tenían cuidado, les podían causar la muerte.
El dolor es una alerta natural de peligro, un aviso del cerebro de que algo no va bien. Octubre es considerado el mes del dolor por efemérides como el Día de la Neuralgia del Trigémino (7 de octubre) y el Día del Dolor (17 de octubre), fechas en las que se recuerda a aquellas personas en la que el dolor es crónico, lo que genera una patología altamente discapacitante. Estos pacientes desearían no sentir nunca más dolor, pero la falta del dolor es también un grave problema por sí mismo, como explica en este episodio de Historias Poco Frecuentes el Dr. Luis Miguel Torres, presidente de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (SEMDOR).
Los pacientes pueden tener dañadas las vías de recepción y transmisión de información dolorosa, por lo que el cerebro no recibe esa alerta
Esta patología tiene una causa genética en la mayoría de los casos derivada de mutaciones en el gen SCN8A o el NTRK1, según datos del Instituto Nacional de Salud (NIH por sus siglas en inglés). Según señala Carlos Goicoechea, doctor en Farmacología, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la URJC y vicepresidente de la Sociedad Española del Dolor (SED), los pacientes pueden tener dañadas las vías de recepción y transmisión de información dolorosa, por lo que el cerebro no recibe esa alerta.
Se conocen casos curiosos como la mujer que portaba un cambio en la expresión del gen FAAH, productor de la enzima que procesa los endocannabinoides y hace que sean absorbidos por el organismo, y que era inmune al dolor y a las emociones negativas.
SIN CURA
Aunque se han definido sus causas, la insensibilidad congénita al dolor no tiene cura. La única opción sería una terapia génica para la que todavía no hay investigación, indica la Dra. María Madariaga, anestesióloga especialista en Dolor y Presidenta de la SED.
Actualmente el único tratamiento de estos pacientes es sintomático, por lo que en su día a día es común que precisen acudir al traumatólogo o a urgencias para tratar una lesión. “Es importante la educación en prevención de estos pacientes”, incide la Dra. Madariaga. Muchos no llegan a la edad adulta por el daño que pueden hacerse sin darse cuenta, por eso, destacan los expertos en el podcast, es esencial que aprendan a tener cuidado y atender ciertas alertas para saber cuándo se ha producido una lesión. Porque si se hacen un esguince o se rompen el brazo solo notarán que tienen una peor movilidad, pero no sentirán dolor.
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