La resistencia antibiótica en el acné ha ido creciendo a lo largo de los últimos años: desde el 25% en la década de los 70 hasta alcanzar su máximo del 75% a principios de este siglo. Además de reducir la eficacia de los tratamientos también tiene posibles efectos secundarios como extender esa resistencia a otras zonas del cuerpo distintas a la cara. Ante este panorama parece más necesario que nunca buscar alternativas terapéuticas.
“Tenemos que buscar esas alternativas en los tratamientos previos a recetar los antibióticos”, cuenta a ConSalud Podcast la dermatóloga Lorea Bagazgoitia. Por un lado están los productos tópicos, como cremas y jabones, y por otro, los productos sistémicos que son medicamentos orales.
“En cuanto los tópicos, los que deben estar siempre en la base del tratamiento del acné son los retinoides que son medicamentos muy seguros, hacen un ambiente muy incómodo para las bacterias y además tienen un efecto antienvejecimiento”, explica Bagazgoitia.
"Los retinoides son muy seguros, hacen un ambiente muy incómodo para las bacterias y tienen un efecto antienvejecimiento"
La doctora explica que el tratamiento por vía oral es el más efectivo contra el acné: “Indudablemente tiene resultados mejores que cualquier antibiótico”. Hay otro grupo de medicamentos que se utilizan por vía tópica que son los bactericidas que “destruyen las bacterias” como hacen los antibióticos sin generar resistencias y que combinándolo con antibióticos se ha visto que reducen dichas resistencias.
La doctora recomienda en cualquier caso que siempre se consulte con los especialistas, sobre todo cuando se recurre a la cosmética: “La cosmética es un complemento excelente en la lucha contra el acné, pero no lo cura en un porcentaje muy alto de los casos”, recuerda.