Una meningitis meningocócica provocó que a Sarah Almagro Vallejo, de 22 años, le amputaran cuando tenía 18 años manos y pies. Su enfermedad la condujo a una septicemia y, fruto de ella, sus órganos empezaron a fallar, poniendo en grave riesgo su vida.
"Empecé a encontrarme mal, con fiebre y vómitos. En el ambulatorio me diagnosticaron una gastroenteritis y me mandaron un medicamento para evitar los vómitos. Pude pasar la noche mucho mejor, pero a la mañana siguiente empiezo a encontrarme mucho peor, con un dolor tremendo de cabeza, de barriga y con 41º de fiebre. Mi madre me llevó al hospital. Menos mal que lo hizo, porque si llega a tardar más de media hora yo no estaría en esta entrevista", cuenta a ConSalud Podcast.
El diagnóstico definitivo llegó y con ello el momento de tomar difíciles decisiones y un largo proceso de recuperación. "Los médicos quisieron amputarme más arriba de los codos y las rodillas, pero no había pruebas para hacerlo, por lo que mis padres se negaron. Después de cinco meses, yo salí del hospital en una silla de ruedas, sin manos, sin pies, pesando 20 kilos menos y con una máquina de diálisis", sigue contando la joven.
"Después de cinco meses, yo salí del hospital en una silla de ruedas, sin manos, sin pies, pesando 20 kilos menos y con una máquina de diálisis"
Después de estar durante una temporada buscando respuestas, Sarah se dio cuenta de que "por mas que las encontrara, no iba a cambiar nada", por lo que decidió centrarse en aprender a vivir con las prótesis. Ahora es vigente campeona de España de surf adaptado y hace unos meses daba una lección de vida en el programa de televisión 'Got Talent', donde explicó su historia mientras hacía un avión de papel para demostrar que no existen los imposibles. Es más, tal y como asegura, "tener una discapacidad no significada que tu vida haya acabado".
Sarah y su familia han conseguido que se incluya la vacuna contra la meningitis en el calendario de vacunación y se ha mejorado el catálogo ortropótesico. "Para mí llega tarde, pero si podemos evitar que una familia viva lo que nosotros hemos vivido, hacemos lo que sea. Yo no estaba vacunada porque en su momento no estaba incluida en el calendario vacunal y tampoco sabíamos que existía una vacuna contra esta enfermedad. De haberlo sabido, mis padres se hubieran apretado el cinturón para que estuviera protegida. Por eso, ánimo a todo el mundo a que se vacune para evitar males mayores".