Miedo a lo desconocido, vernos como espectadores pasivos en nuestra propia vida, pérdida de la creatividad, ingratitud con lo que tenemos y constante insatisfacción son algunos de los sentimientos más habituales en la sociedad actual. El nuevo capítulo de ‘Con la salud en mente’ cuenta con el autor del libro ‘Sí a (casi) todo’ Ferran Cases, claro defensor de la filosofía que él mismo define como ‘siatodista’, que se centra en que a través del sí suceden cosas nuevas en nuestra vida que nos ayudan a “hacer pequeñas exploraciones” fuera de nuestra zona de confort.
Una serie de cambios que, en ocasiones, pueden ser muy bruscos y terminar como intentos fallidos; por ello, Cases explica que el ser humano es capaz de cambiar, pero siempre a través de los hábitos. “Tenemos sistemas automatizados que hacemos todos los días y hace que nuestro cerebro entienda esto, entonces sólo puedes cambiar la manera de interpretar el mundo a través de los hábitos”.
“Tenemos un sistema sanitario sobresaturado que provoca que caigamos en esa espiral chunga en la que los pacientes no tenemos dinero para ir al psicólogo, pero el diazepam nos entra por la seguridad social"
Otro de los puntos en los que se detiene el autor es en el papel de las redes sociales, un ‘mundo paralelo’ que provoca que estemos en una continua comparación que deriva en una peligrosa autoexigencia. Además, ante la plaga de vidas perfectas y consejos que parecen milagrosos, Cases aboga por tener un poco de pensamiento crítico, es decir, que ante los estímulos que recibimos de internet en los que las cosas son A o son B, nos paremos a pensar quién lo dice, en que se basa o por qué lo hace.
Por último, abordamos uno de los problemas más evidentes en torno a la salud mental, la sobremedicalización, que hace referencia a la tendencia de diagnosticar y tratar excesivamente ciertas condiciones de salud mental con medicación. Ante esto, Cases nos explica que, en su opinión, es necesario un seguimiento cercano tras recetar un tratamiento de este tipo, pero es evidente que la realidad es muy diferente.
“Tenemos un sistema sanitario sobresaturado que provoca que caigamos en esa espiral chunga en la que los pacientes no tenemos dinero para ir al psicólogo, pero el diazepam nos entra por la seguridad social y vamos trampeando poco a poco. Yo creo que es importante, ya que no podemos cambiar esto, que hagamos un proceso de divulgación”.