En los últimos año, el uso del cigarrillo electrónico o vapeador ha experimentado un alarmante aumento, especialmente entre la población joven. Si bien en un inicio se promocionó como una alternativa más segura al cigarrillo tradicional, cada vez más estudios y expertos advierten de los riesgos y consecuencias negativas que esto puede acarrear para la salud.
El uso del cigarrillo electrónico entre los jóvenes también plantea preocupaciones relacionadas con el tabaquismo. Varios estudios han encontrado una correlación entre el vapeo en la adolescencia y la posterior adicción al cigarrillo convencional. Los jóvenes que experimentan con los cigarrillos electrónicos tienen más riesgo de probar el tabaco, y en casos extremos pero frecuentes a desarrollar adicciones al tabaco. Según las encuestas del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, un 40,5% de los adolescentes entre 14 y 18 años ha consumido cachimba y alrededor de un 25% ha consumido tabaco en el último mes.
Una de las principales razones detrás del aumento del uso de vapeadores entre los jóvenes es su atractivo y su percepción como una práctica 'cool' o a la moda. La industria del vape ha invertido enormes cantidades de dinero en marketing y publicidad que han logrado captar la atención de los jóvenes a través de campañas ingeniosas, embajadores de marca y diseños atractivos. Además, la amplia variedad de sabores disponibles, que van desde frutas exóticas hasta postres, lo ha convertido en un factor decisivo.
Casi la mitad (el 48%) de los adolescentes de entre 14 y 18 años ha probado estos dispositivos
La imagen que han adquirido estos vapeadores, critica Francisco Rodríguez Lozano, presidente la Red Europea para la Prevención del Tabaquismo (ENSP), está detrás de que casi la mitad de los adolescentes de entre 14 y 18 años, el 48%, haya probado estos dispositivos, según la encuesta del Ministerio de Sanidad de 2019. En la de 2016, la proporción era del 20%. En su inmensa mayoría quienes probaron estos dispositivos eran fumadores, pero un 3% no. Ello podría indicar el papel de estos productos como puerta de entrada de jóvenes al tabaquismo, dice el especialista.
Otro factor relevante es el desconocimiento que muchos jóvenes tienen acerca de los riesgos asociados con estos productos. A menudo, se percibe que es inofensivo o incluso una alternativa para dejar de fumar. Sin embargo numerosos estudios afirman que lejos de ser así contienen sustancias dañinas para el organismo.
“Con los vapeadores y cigarrillos electrónicos estamos viendo cómo hay chicos y chicas que tienen su primer contacto con la nicotina a los 11 años o incluso antes”
Andrés Zamorano, el presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), señala que los vapeadores son el “caballo de Troya” de la industria tabaquera para la captación de nuevos fumadores y, “lejos de reducir riesgos, los multiplican, porque en más del 60% de los casos se acaba produciendo un consumo dual de cigarrillo electrónico y tabaco de combustión”, y añade el presidente del CNPT: "No son inocuos y consiguen fumadores a edades cada vez más tempranas. Si la edad media del primer contacto con el tabaco convencional está en los 14 años, con los vapeadores y cigarrillos electrónicos estamos viendo cómo hay chicos y chicas que tienen su primer contacto con la nicotina a los 11 años o incluso antes”.
El CNPT no es el único preocupado por este aumento, desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), la presidenta del comité de prevención del tabaquismo, Ana Sánchez-Prieto, declara que las nuevas formas de consumo, como los vapeadores, "lejos de servir para la deshabituación tabáquica sirven como una puerta de entrada para iniciar patrones de consumo que estén vinculados a los productos de tabaco para luego facilitar el paso a los productos con nicotina. Por ello, la ley debe endurecerse”.
Lejos de servir para la deshabituación tabáquica, sirven como una puerta de entrada para iniciar patrones de consumo que estén vinculados a los productos de tabaco para luego facilitar el paso a los productos con nicotina
Ante este preocupante aumento del uso del cigarrillo electrónico entre los jóvenes, es crucial tomar medidas para contrarrestar esta tendencia. En primer lugar, los especialistas demandan una regulación mucho más estricta de la industria del vapeador. Además de fortalecer la educación y la concienciación sobre los riesgos y luchar contra la desinformación sobre las consecuencias de su consumo.
La semana pasada la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) alertó, el martes 23 de mayo, sobre este problema en la juventud. Susana Morena, coordinadora de la campaña de la Semana Sin Humo, organizada por SemFYC, ha indicado que “esto se produce porque los propios jóvenes y sus padres no conocen los daños que provoca el consumo de estos productos y, además, están expuestos a campañas agresivas que intentan normalizar su consumo".
Es fundamental que la sociedad en su conjunto reconozca la gravedad de este problema y tome medidas colectivas para abordarlo. La salud se ve perjudicada. Esto implica la colaboración de los gobiernos, las familias y los propios jóvenes. Los esfuerzos conjuntos pueden incluir campañas de concienciación en los medios de comunicación, programas en las escuelas y la regulación.