La obesidad infantil y juvenil en España presenta datos alarmantes. Un 14,2% de las personas en edades infanto-juveniles padece sobrepeso, siendo una de las tasas más elevadas de Europa, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir, 4 de cada 10 niños y 3 de cada 10 adolescentes padecen sobrepeso.
En España, la conocida como dieta mediterránea plantea un estilo de vida saludable que incluye el consumo de carne, pescado, verduras y frutas, entre otros alimentos. El objetivo de esta dieta es conseguir una alimentación equilibrada, pero en muchas ocasiones, las familias no pueden costear el precio que supone una cesta de la compra mediterránea.
"Gran parte de los productos menos saludables son más accesibles económicamente, y en las últimas décadas han subido menos de precio que los alimentos más saludables"
“Es un hecho conocido que en nuestro entorno, la vulnerabilidad económica favorece el sobrepeso. Gran parte de los productos menos saludables son más accesibles económicamente, y en las últimas décadas han subido menos de precio que los alimentos más saludables. Esto da lugar a que muchas familias consuman poca verdura, fruta o pescado, porque no lo pueden pagar. Pero no se trata solo de una cuestión puramente económica, sino que también es consecuencia de una vulnerabilidad social, que también es educativa y cultural, no solo económica”, afirma el doctor Juan Rodríguez, pediatra de Atención Primaria.
La carne o el pescado no procesados no pueden sustituirse. En este sentido, los alimentos más saludables no pueden, en muchas ocasiones, reemplazarse por otros más baratos e igual de beneficiosos para la salud. Además, en el intento por encontrar una alternativa, muchas familias consumen productos ultraprocesados como medida para suplir estos productos.
“Se pueden elaborar con cierta rapidez platos que son saludables, como ensaladas, por ejemplo, pero en general la comida sana requiere de un tiempo de preparación”
A esto se suma el tiempo de preparación. Aunque las verduras u hortalizas puedan suponer una alternativa para consumir en poco tiempo, la mayoría de los productos requieren recetas elaboradas. “Se pueden elaborar con cierta rapidez platos que son saludables, como ensaladas, por ejemplo, pero en general la comida sana requiere de un tiempo de preparación”. El doctor Rodriguez asgura, además, que es necesario saber elaborar los platos. “Es una inversión de salud a futuro que los niños y adolescentes aprendan a cocinar”.
OTROS FACTORES
En la actualidad, otros factores también han condicionado el consumo de comida rápida o productos ultraprocesados que se traducen a una mala alimentación y, por consiguiente, mayor riesgo de sobrepeso u obesidad. Esto es el auge del delivery. Aunque es una medida muy rápida de adquirir comida, lo cierto es que ha reducido la alimentación saludable y, en ocasiones, la ha sustituido.
Otro de los factores que han influido en estos malos hábitos es el consumo de la tecnología. Los niños y adolescentes cada vez utilizan más pantallas, convirtiéndose en ocasiones en un abuso. Esta práctica fomenta la obesidad y el riesgo de padecer enfermedades por motivar, además de la alimentación no saludable, la disminución de la actividad física y el aumento de la inactividad en general.
La atención primaria es un ámbito imprescindible para ello, pero influyen tantos factores que sin el compromiso de toda la sociedad será difícil revertir la epidemia que sufrimos
El sobrepeso y la obesidad siempre están presentes y su manejo y prevención es un gran reto para el sistema sanitario y la sociedad en general. La atención primaria es un ámbito imprescindible para ello, pero influyen tantos factores que sin el compromiso de toda la sociedad será difícil revertir la epidemia que sufrimos. Por otro lado, en los últimos años han aumentado los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia o la bulimia. De forma paralela al aumento de otros inconvenientes, como los problemas de salud mental en la infancia y adolescencia.