El carcinoma de células escamosas, subtipo histológico más común de cáncer anal, es principalmente atribuible al virus del papiloma humano (VPH), que representa el agente causal en el 90% los casos, principalmente los genotipos 16 y 18 (VPH16 y VPH18). “No obstante, esto no quiere decir que todas las personas que tengan el VPH van a desarrollar necesariamente cáncer anal, puesto que la mayoría de las infecciones son transitorias y suelen ser eliminadas por el sistema inmunológico”, aclara la doctora Pilar García Alfonso, jefa de Sección de Oncología Médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid) e integrante del Grupo Español de Tratamiento de Tumores Digestivos (TTD).
Tal y como recuerda la experta, los principales factores de riesgo asociados a la infección por el VPH son tener un número elevado de parejas sexuales, el coito anal y los antecedentes de verrugas anogenitales o de tumores malignos de las vías genitales inferiores. “El tabaco también parece tener un papel importante, facilitando el desarrollo del VPH. Y tampoco hay que olvidar la inmunosupresión: el cáncer anal es una enfermedad más frecuente en personas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y también en pacientes trasplantados o en tratamiento con inmunosupresores”, añade la Dra. García Alfonso.
“No obstante, esto no quiere decir que todas las personas que tengan el VPH van a desarrollar necesariamente cáncer anal, puesto que la mayoría de las infecciones son transitorias y suelen ser eliminadas por el sistema inmunológico”
Por ejemplo, las personas con VIH tienen un riesgo muy superior, de 30 a 100 veces más, de desarrollar un cáncer del canal anal que la población general, debido a la menor capacidad de su sistema inmunológico para eliminar el virus. “Los factores de riesgo que acabamos de comentar, como el tabaquismo o la inmunosupresión, favorecen que la infección por el VPH sea persistente y que facilite la producción de lesiones precancerosas”, incide la doctora.
En torno al papel que juega el VPH en el desarrollo de cáncer anal, la doctora explica que infecta las células epiteliales de la región anogenital. “Esto va a dar lugar a una proliferación o crecimiento de estas células y, con ello, a un aumento del riesgo de transformación maligna, es decir que, en ese proceso de crecimiento, las células se equivoquen y den lugar a un cáncer. A este hecho va a contribuir el que, en infecciones persistentes por el VPH, el ADN del virus se integre en el ADN de la célula del canal anal, alterando así su funcionamiento normal y dando lugar a la expresión continua de proteínas virales oncogénicas”.
Según explica la doctora, el diagnostico de cáncer anal requiere de un importante índice de sospecha, ya que la clínica es muy poco específica y similar a la de otras patologías anales benignas, como pueden ser las hemorroides, las fisuras anales con sangrado, dolor anal, el prurito y la leucorrea. Por ello, se requiere un elevado índice de sospecha asociado a una exploración minuciosa para evitar el retraso de diagnostico.
“Esto va a dar lugar a una proliferación o crecimiento de estas células y, con ello, a un aumento del riesgo de transformación maligna, es decir que, en ese proceso de crecimiento, las células se equivoquen y den lugar a un cáncer"
Así pues, ante este panorama, la doctora García llama la atención sobre la relevancia de la prevención de esta enfermedad. “Es clave la vacunación contra el VPH, la cual se recomienda en adolescentes y en población de alto riesgo, como son los hombres que tienen sexo con hombres o con personas con VIH. Y también es vital realizar pruebas de cribado, como la citología anal, así como pruebas de VPH en personas con VIH positivo, antecedentes de displasia cervical, etc. Todo ello va a permitir tratar las lesiones antes de que evolucionen a un cáncer invasivo”.
La doctora García advierte que “la supervivencia a cinco años prácticamente no se ha modificado en los últimos veinte años. A día de hoy, la tasa de supervivencia a cinco años en Europa se sitúa entre un 44-66%, lo que pone de relieve la necesidad de mejorar la supervivencia de esta enfermedad”. Para conseguirlo, esta experta afirma que “hay que dedicar más tiempo y esfuerzos a investigar sobre el cáncer anal, lo que revertería no solo en la incorporación de nuevos tratamientos, sino también en un mayor desarrollo y conocimiento de su biología molecular. A esto hay que sumar la implementación de los programas de cribado en la población de alto riesgo, mayor concienciación médica y formación en atención primaria”, concluye la doctora Pilar García Alfonso.