La nomofobia o temor a quedarse sin un teléfono móvil o estar desconectado de este es, cada vez más, un problema que afecta a muchos jóvenes en edad universitaria.
En concreto, la nomofobia conlleva malos hábitos de sueño y fatiga. Según un estudio de más de 300 estudiantes universitarios, casi 9 de cada 10 (89%) se clasificaron bajo la categoría de nomofobia moderada a grave. Tal y como publican en Medscape, los niveles más altos de nomofobia se vincularon significativamente con somnolencia diurna y más conductas relacionadas con mala higiene de sueño.
El estudio analizó la repercusión del uso de la tecnología en las dos horas previas a irse a dormir. La nomofobia fue frecuente y notificada como leve, moderada y grave en 10%, 83%, y 7% de los estudiantes, respectivamente. Solo un estudiante no notificó algún tipo de nomofobia.
La nomofobia fue frecuente y notificada como leve, moderada y grave en 10%, 83%, y 7% de los estudiantes
La nomofobia más grave se correlacionó significativamente con más somnolencia. Además, se relacionó con una disminución de la motivacióny con conductas de higiene de sueño más inadaptadas, como por ejemplo, utilizar tecnología durante las horas de dormir, siestas diurnas prolongadas, horas de vigilia y sueño incongruentes, uso de la cama con fines diferentes a dormir, sueño incómodo, y cavilación persistente a la hora de dormir.
Asimismo, investigaciones anteriores han demostrado que los teléfonos inteligentes pueden dar lugar a hábitos de "verificación" compulsivos, uso compulsivo, aumento del malestar, y conductas potencialmente adictivas. Por último, desde Medscape señalan que el uso activo del teléfono a la hora de acostarse también se ha implicado en las interrupciones del sueño.