Vicky, madre de una superviviente de intento de suicidio: “Es lo más duro y difícil de vivir”

Cada año se suicidan más de 3.000 personas en nuestro país, en 2020 se produjo un aumento de casos, principalmente en menores de edad

Dos jóvenes apoyándose, el suicidio es la principal causa de muerte no natural en la sociedad (Foto. Freepik)
Dos jóvenes apoyándose, el suicidio es la principal causa de muerte no natural en la sociedad (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
19 noviembre 2022 | 00:00 h
Archivado en:

Hace casi un año la hija de Vicky, de 15 años, intentó quitarse la vida tras meses de ansiedad, problemas con la comida, autolesiones e ingresos. “No se lo deseo a nadie, es lo más duro y difícil de encajar en la vida”, recuerda en Consalud.es.

En 2020 se produjeron 11 suicidios al día, un total de 3.941 personas se quitaron la vida para acabar con el sufrimiento que padecían. Fue un incremento con respecto a años anteriores, causado principalmente por los efectos que la pandemia Covid-19 y las medidas para evitar su propagación tuvieron sobre la salud mental de la población. Ese año se superaron los números de casos, de tasa diaria, de fallecimiento de mayores y de muertes de niños. En el año de la pandemia España alcanzaba por primera vez 14 muertes de menores de 15 años, lo que suponía el doble de 2019.

 “Cuando llegamos a la atención psicológica ya hacía perdido mucho peso y había empezado a autolesionarse”

La hija de Vicky se intentó quitar la vida a finales de 2021, tras un periplo emocional. En verano había comenzado con problemas de ansiedad. “Perdió peso, e incluso nos advirtieron en el colegio que podría ser un trastorno de conducta alimentaria (TCA)”, indica Vicky. Ella, enfermera, lo había notado. Pero el padre, del que está divorciada, y el juez no permitieron que la llevara a atención psicológica. “Luché y luché, pero el padre no lo consentía, y sin su consentimiento no podía llevarla”. Tuvo que intervenir el servicio de Pediatría que llevaba a la niña, incluso se escribió al defensor del menor para que se diera la atención necesaria a la niña. Finalmente lo consiguió en septiembre.

“Cuando llegamos a la atención psicológica ya había perdido mucho peso y había empezado a autolesionarse. En octubre empezó la atención psicológica y con los antidepresivos”. Pero no mejoraba. La ansiedad seguía en aumento, así como el nerviosismo. Fue ingresada en diferentes hospitales varias veces, pero le acababan dando el alta por falta de camas. “Los ingresos fueron constantes, hasta que al final conseguimos que estuviera ingresada por su TCA una semana”. Mejoró bastante, los problemas de alimentación desaparecieron, pero no así las autolesiones. "Le subieron la medicación, pero las autolesiones seguían y me llamaban mucho del colegio por crisis de ansiedad”. Debido a sus conocimientos sanitarios, su madre estrechó el círculo sobre ella, buscando en sus dibujos alguna señal que le pudiera indicar lo que estaba pasando o lo que pensaba. Finalmente miró su diario a finales de noviembre. “Tenía un plan de fuga y suicidio con cartas de despedida a varias personas”.

Las terapias de grupo, la psicóloga y la psiquiatra fueron ayudándola cada vez más, también un perro que en febrero le compraría para animarla y que la benefició mucho

Unos días antes iban a tener una consulta con la psicóloga y Vicky decidió escribirle un correo contándole lo que había leído y pidiendo ayuda para que, sin que su hija se enterara de lo que había hecho, pudiera hablar de ello y evitarlo. “Cuando fuimos a consulta empezó a hablar del mensaje delante de la niña y de mí, y me hizo confesarla que había leído su diario. Obviamente se ofendió muchísimo, se sintió descubierta, vulnerada. Me odiaba y no quería verme ni en pintura”. Al día siguiente, la hija de Vicky no volvió del colegio a su hora, y se asustó. “Llamé a sus amigos y a su novio, que me dijo que le había dicho que comía conmigo y que le había dado una carta que no podía leer hasta que pasara un tiempo”. Al poco otra amiga le confirmó que le había dado una carta también, la había leído y no le gustaba nada. “Me dijo que teníamos que ir a por ella ya”. Como lo había leído en el diario sabía donde lo iba a hacer, en las ruinas. Un lugar que llamaban así ella y sus amigos, un edificio abandonado.

“Avisé al 112 para decirles el lugar y me fui para allá”. El novio de la chica se metió sin dudarlo por un agujero que daba al edificio. Subió y bajó por las plantas hasta que la encontró. Ella no entró, sabía que su hija estaba enfadada con ella y no se acercó, tampoco fue con ella al hospital, la vio al día siguiente. Estuvo en el Hospital Ramón y Cajal cuatro días, en plena ola de Ómicron. Después fue trasladada a un centro concertado de salud mental para jóvenes donde estuvo hasta el 28 de diciembre. “En el centro de salud mental le cogieron muy bien el punto y se recuperó mucho”. Finalmente, tras las vacaciones de Navidad, pudo incorporarse al colegio. Tuvo problemas de ansiedad, pero poco a poco fue mejorando. Las terapias de grupo, la psicóloga y la psiquiatra fueron ayudándola cada vez más, también un perro que en febrero le compraría para animarla y que la benefició mucho. Actualmente se encuentra mejor, aprendiendo a gestionar sus emociones y pensamientos mientras se enfrenta a la adolescencia.

Es importante recordar que todo aquel que se esté planteando quitarse la vida y necesiten ayuda, existe a disposición de la población los siguientes teléfonos a los que poder llamar para recibir apoyo profesional: el Teléfono de Prevención al Suicidio del Ministerio de Sanidad (O24), el Teléfono de la Esperanza (717 003 717) y el Teléfono Contra el Suicidio (911 385 385).

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
Lo más leído