La población total del planeta ha superado recientemente la barrera de los 8.000 millones de personas. Las previsiones realizadas por las Naciones Unidas indican que, para el año 2050, la cifra se espera que alcance los 9.700 millones de personas. Los niveles actuales de población, junto con las previsiones demográficas que se esperan, se traducen en un importante aumento de la producción de alimentos para satisfacer las necesidades nutricionales.
En el caso de los alimentos de origen animal el aumento de la producción requerirá incrementar las medidas de control y vigilancia para reducir los riesgos de enfermedades que puedan suponer un riesgo para la salud humana. Un desafío global mayúsculo en un contexto en el que las consecuencias del cambio climático juegan en nuestra contra y fomentan la aparición de cada vez un mayor número de zoonosis.
Ante esta fotografía, la vacunación veterinaria se erige como una de las herramientas más eficaces a la hora de reducir el riesgo de enfermedades zoonóticas y epizoóticas (enfermedades que dominan transitoriamente una región y que ataca de forma simultánea a una gran cantidad de individuos de una o varias especies de animales). Un importante ejemplo de esto lo encontramos en la rabia que, en los países desarrollados, prácticamente ha sido erradicada gracias a los programas de inmunización de los animales domésticos y salvajes a través de la vacuna antirrábica.
“La vacunación es una de las herramientas más eficaces para prevenir enfermedades en animales, promover su salud y bienestar, garantizar la producción segura de alimentos y la salud pública”, expone la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). El regulador señala que, a pesar del importante papel que desempeñan, existen numerosos retos a la hora de garantizar su disponibilidad oportuna en el mercado de la Unión Europea.
La vacunación veterinaria garantiza además la reducción de la resistencia a los antimicrobianos al reducir la necesidad de utilizar antibióticos. Un uso excesivo de estos en animales puede provocar el desarrollo de bacterias resistentes a los mismos. El consumo de los productos de alimentación procedentes de animales crudos o poco cocinados puede suponer la transferencia de de bacterias resistentes de animales a seres humanos. Las heces de los animales también contaminar las frutas, verduras y agua que consumimos y conducir a la transmisión de bacterias resistentes. Razón por la que las vacunas veterinarias son vitales a la hora de prevenir las infecciones en lugar de utilizar antibióticos.
“La vacunación es una de las herramientas más eficaces para prevenir enfermedades en animales, promover su salud y bienestar, garantizar la producción segura de alimentos y la salud pública”
Pero las vacunas veterinarias deben administrarse en cumplimiento con las regulaciones vigentes y atendiendo a las recomendaciones de los organismos sanitarios. En la actualidad, muchas de las vacunas que se inoculan en animales se basan en virus vivos atenuados, por lo que su uso en animales destinados a la producción de alimentos puede incrementar el riesgo de exposición de los seres humanos a ciertas cepas vacunales que pueden tener posteriormente un impacto negativo en la salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 600 millones de personas enferman cada año debido al consumo de alimentos contaminados. Un problema de salud pública global que provoca 420.000 muertes, siendo los niños menores de cinco años los más vulnerables. En este sentido es conveniente destacar que algunas vacunas veterinarias, como las desarrolladas contra Escheria coli o Salmonella enteritidis, pueden contribuir en la reducción de la presencia de estos patógenos en animales y reducir así el riesgo de enfermedades transmitidas a los seres humanos a través de los alimentos.
Debido a estas razones la Estrategia de la Red de Agencias de Medicamentos de la Unión Europea para el año 2020 identificó el aumento de la disponibilidad de medicamentos veterinarios como una de las áreas de acción de la Red Europea de Regulación de Medicamentos.
En 2016 la EMA y los Jefes de Agencias de Medicamentos (HMA, por sus siglas en inglés) elaboraron un plan de acción conjunto a través del que facilitar el acceso oportuno en el mercado de la Unión Europea a vacunas veterinarias nuevas o que hubiesen sido mejoradas. Con el objetivo de aunar el interés de la salud animal y pública se estableció el denominado como Grupo Directivo Conjunto, cuya misión principal se centra en la supervisión estratégica de la implementación del plan.
En marzo de 2016, el Comité de Medicamentos Veterinarios (CVMP, por sus siglas en inglés) de la EMA establecía un grupo de expertos ad-hoc para controlar la disponibilidad de las vacunas veterinarias y apoyar al Grupo Directivo en la implementación del plan. La EMA cuanta también con otras herramientas que se han utilizado con éxito en los últimos años en crisis sanitarias como la epidemia de gripe aviar de 2006 o la crisis del virus de la lengua azul de 2008. Estas han permitido el rápido acceso a los recursos existentes y posibilitar la autorización oportuna de cuatro vacunas contra la gripe aviar y ocho contra el virus de la lengua azul en condiciones de emergencia.