Situada como una de las medidas preventivas que mayor impacto tiene en la reducción de la mortalidad, el proceso de inmunización se ha posicionado como una de las mejores estrategias de Salud Pública a nivel global. No en vano, las vacunas se han constituido como la herramienta coste-efectiva más relevante de la que disponen los sistemas sanitarios.
Históricamente, el imaginario colectivo ha asociado la vacunación con la protección de la población pediátrica. Si bien la inmunización en la edad infantil resulta trascendental para proteger la salud de los niños, acotar la inoculación a este colectivo omitiría la realidad que vive el Sistema Nacional de Salud (SNS), marcada por un contexto demográfico de progresivo envejecimiento en el que la cronicidad se ha tornado como protagonista.
Según las últimas estimaciones, se espera que para 2050 las personas mayores de 60 años sean el segmento de población con mayor crecimiento en lo que a administración de vacunas se refiere
En este contexto, los expertos apuestan por un proceso de vacunación a lo largo de toda la vida que permita el entrenamiento del sistema inmunológico y evite que éste se debilite con el paso de los años. Esta realidad, conocida como inmunosenescencia, afecta tanto a la capacidad del huésped a la hora de responder a las infecciones como a la memoria inmune a largo plazo, con especial énfasis a la mediada a través de la vacunación.
Según las últimas estimaciones, se espera que para 2050 las personas mayores de 60 años sean el segmento de población con mayor crecimiento en lo que a administración de vacunas se refiere. La tendencia responde al incremento de la prevalencia de las enfermedades crónicas en este grupo de población, cuyos riesgos y complicaciones aumentan en caso de contraer determinadas enfermedades infecciosas.
Conscientes de esta realidad, la industria farmacéutica está volcando sus esfuerzos en preservar la salud de los mayores de 60 años. Un ejemplo claro es Arexvy, la adyuvada frente al virus respiratorio sincitial (VRS) de la compañía farmacéutica GSK, aprobada recientemente por la Comisión Europea. Semanas antes, recibió la luz verde de la Agencia Americana del Medicamento (FDA).
LAS ENFERMERAS PIDEN DIFUSIÓN, COORDINACIÓN Y FORMACIÓN
El Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España impulsó, a finales de 2022, el 'Estudio sobre la vacunación del adulto', una encuesta que contó con la visión de más de 2.700 profesionales de Enfermería. Este colectivo admite que, si bien la pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto positivo en la importancia de la inmunización, lo cierto es que no se ha conseguido mejorar las coberturas vacunales entre los adultos.
Analizando las respuestas entre aquellos que, al menos, en alguna ocasión, administran vacunas, se observa que sólo un 75% dispone de buenas y ágiles herramientas para registrar las vacunas, detectándose un área de mejora en la posibilidad de hacer consultas en el registro sobre la situación vacunal de la población atendida desde otros ámbitos asistenciales.
Este colectivo admite que, si bien la pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto positivo en la importancia de la inmunización, lo cierto es que no se ha conseguido mejorar las coberturas vacunales entre los adultos
En paralelo, el 91% de las enfermeras reconocen que es necesario acceder a una mejor y más frecuente actualización en vacunación de adultos. No obstante, sólo el 52,5% del colectivo considera que existen buenas herramientas de formación en vacunas para los profesionales de Enfermería.
En suma, la práctica totalidad de las enfermeras se muestran de acuerdo con que las vacunas son tan importantes en la edad adulta como en la infancia. Es el momento de que pacientes, profesionales y gestores remen en la misma dirección en beneficio de la salud pública global.