Franc ha cumplido el sueño de su vida. Aunque suene raro, deseaba ir a una Unidad de Dolor. Desde hace más de 10 años vive con dolor crónico debido a su trastorno neurológico funcional. “He llegado a tener más de 21 cólicos renales al año. He tenido también dos ictus y vivo con dolor constante. El dolor crónico me ha destrozado completamente”, cuenta a Consalud.es.
Según los últimos datos publicados, se calcula que en Europa el dolor crónico afecta al 20% de la población. En España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) , un 32% de la población mayor de 18 años padece algún tipo de dolor y 11% que lo padece de manera crónica, es decir, sufre al menos un cuadro de dolor que dura más de seis meses. Es más, un 5% de la población adulta manifiesta dolor diariamente.
En España, hay unas 290 Unidades de Dolor en diferentes comunidades que tratan a miles de pacientes. Son fundamentales para estos, ya que les ayuda a reducir la intensidad del dolor y, básicamente, les ayudan a tener una vida mejor. Para profundizar un poco más sobre ellas, Franc detalla que “son súper importantes por la forma en la que tratan el dolor”. En ella te pueden tratar problemas físicos como mentales.
"Durante años me he medicado con diferentes fármacos, pero ya no me sirven de nada"
“La parte psicológica de la Unidad del Dolor es muy buena. Pero, he llegado he llegado a un punto muy alto con la medicación y tiene que ser esta área quien me lo controle todo. Además, en mi caso, necesito la atención de diferentes especialistas para poder mejorar mi calidad de vida: neurólogos, psiquiatras, psicólogos, médicos rehabilitadores y fisioterapeutas”, cuenta.
Normalmente, estas unidades están coordinadas por un médico anestesiólogo especialista en el tratamiento del dolor y se establece un plan de tratamiento en el que podrán intervenir otros especialistas como son los neurocirujanos, traumatólogos, rehabilitadores, fisioterapeutas, reumatólogos, oncólogos, psicólogos, psiquiatras o médicos de Atención Primaria.
En ella, acuden pacientes con problemas de columna, como la lumbalgia, o aquellos que tienen dolor neuropático, fibromialgia o con molestias severas por artritis o artrosis más frecuentemente en columna, hombros, caderas o rodillas. El problema está en que hay pocos medios para todos aquellos pacientes que necesitan recurrir a ella. Franc tiene cita para esa área, pero para el próximo año. Sin embargo, el tiene claro que “la culpa no es de los sanitarios”. Pero él, no puede más.
"Tengo allegados que sí se han sentido más aliviados y han estado sin dolor durante meses, pero no es mi caso"
En su caso, Fran solo ha podido acceder a la parte psicológica. Antes de la pandemia, le aseguraron que le llamarían de forma urgente, pero por los hechos acontecidos, ese aviso llegó más tarde. Por eso, el ahora mismo solo puede hablar de la parte en donde le han tratado: en la sección de psicología.
“Mi problema ahora mismo es el dolor que tengo en el brazo. Y durante años me he medicado con diferentes fármacos, pero ya no me sirven de nada. Yo era policía nacional y me encantaba mi trabajo. Era una persona activa, me gustaba hacer deporte, quería seguir ascendiendo… Pero tuve que dejarlo por mi enfermedad. He tirado para delante todos estos el dolor. Me han abierto en canal para operarme del corazón, también por los dos ictus que he sufrido y yo seguía adelante con mi vida”, relata emocionado Franc.
Lo cierto, es que cuando se le pregunta a Franc si para él ha habido un antes y un después tras acudir a esta unidad su respuesta es clara: “no”. “Tengo allegados que sí se han sentido más aliviados y han estado sin dolor durante meses, pero no es mi caso”, detalla. Ahora tiene la esperanza de que la próxima vez que acuda a ella, pueda sentirse mejor. “El dolor no se quita, pero puedes aliviarlo”.