Un número creciente de cepas de la bacteria son resistentes al tratamiento con medicamentos
El trabajo, publicado en la revista Nature Microbiology, apunta a que la bacteria mutó en el siglo XX, tras el descubrimiento y aplicación de la penicilina, contribuyendo a la actual expansión mundial de la sífilis. La investigación, efectuado con secuencias del genoma de Treponema pallidum, obtenido directamente de pacientes con sífilis, explica que, actualmente, un número creciente de cepas de la bacteria son resistentes al tratamiento con medicamentos que contienen el antibiótico azitromicina y constituyen una emergencia global. Los resultados permiten allanar el camino para la posterior secuenciación de muestras clínicas de esta epidemia. De hecho, este linaje bacteriano tiene un origen muy reciente: en los años 60 del siglo pasado; poco después de que se generalizase el tratamiento con antibióticos, especialmente la penicilina, que sigue siendo la primera opción terapéutica contra esta infección.
NÚMERO CRECIENTE DE CEPAS
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual que afecta tanto a hombres como mujeres y que puede llegar a ser mortal si no se trata adecuadamente; con más de 10 millones de casos en 2008. “Esta enfermedad está creciendo en el mundo debido a que no se toman las medidas adecuadas de prevención, porque la gente no es consciente del peligro de infectarse y falta formación en sexualidad”, ha indicado González, que ha añadido, “la mejor prevención y más efectiva es el uso del preservativo, que se usa más para evitar embarazos que para prevenir enfermedades”.
“La mejor prevención y más efectiva es el uso del preservativo, más usado para evitar embarazos que en la prevención de enfermedades”
El estudio pone, a su vez, de manifiesto que, a día de hoy, no se dispone de información suficiente sobre los patrones genéticos de las infecciones de sífilis, al no poseer las cantidades necesarias de ADN de la bacteria en las muestras clínicas, además de la imposibilidad de cultivar este patógeno. En el trabajo publicado, las comparaciones filogenéticas de los genomas secuenciados indican que las cepas de T. pallidum examinadas comparten un ancestro común desde el siglo XVIII. Este hecho es significativo, dada la controversia sobre el origen europeo o americano de la sífilis. La segunda teoría apunta a que la sífilis vendría de América con la vuelta de Colón tras su primer viaje, y que se extendió rápidamente por Europa, dando lugar a la primera epidemia de la enfermedad en el año 1495, en el contexto de la Guerra de Nápoles. La cronología confirmada por los investigadores no excluye la posibilidad de cepas de TPA anteriores en Europa que ya se han extinguido. Por ello, “la secuenciación de material antiguo ayudaría a conocer más todavía la historia de la sífilis”, ha apuntado González. “Y la aplicación de la metodología puesta a punto en este estudio a muestras clínicas actuales permitirá mejorar nuestro conocimiento de la actual epidemia de sífilis, así como establecer medidas más eficaces para su vigilancia y control”, ha concluido el investigador.
En este sentido, una de las hipótesis que plantea la investigación es si los síntomas de la sífilis se han hecho menos graves después de los primeros brotes conocidos en Europa, como consecuencia de la evolución a cepas de menor virulencia pero con mayor capacidad de transmisión.
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