Los medicamentos falsos pueden crear verdaderos problemas de salud a los usuarios o pacientes que los consumen, incluso en los casos más graves causar la muerte. Se trata de una práctica delictiva perseguida en todo el mundo y que afecta a un largo listado de medicamentos, desde los tratamientos contra el cáncer, la disfunción eréctil o hasta la hepatitis C. Según los últimos datos de un informe de la Comisión Europea entre 2013 y 2017 la red de alertas de la UE registró más de 400 incidentes de esta naturaleza.
España reúne las penas de multa más altas al respecto, ya que este informe cifra en un millón de euros las más altas que se pueden dar. Eso sí, la prisión se contempla con un máximo de cuatro años. El lado opuesto de la balanza lo ocupa Rumanía, donde la multa alcanza sólo los 2.200 euros.
17 países de la Unión Europea incluyen sanciones penales en su normativa contra este tipo de delitos
Teniendo en cuenta esta serie de datos, la Comisión Europea considera que los Estados deben garantizar los recursos y el personal adecuados para hacer cumplir sanciones vigentes, por ejemplo mediante la capacitación de nuevos agentes implicados en el abordaje del problema que supervisen su aplicación. Para ello, consideran necesaria una mayor monitorización de datos que permita una evaluación más precisa sobre la falsificación de medicamentos en la Unión Europea.
La falsificación de medicamentos es una grave amenaza para la salud pública y por lo tanto a nivel comunitario se exige que cada país adapte la normativa contra este tipo de irregularidades, acorde a la gravedad existente en el Estado en cuestión.
Las sanciones penales se aplican en 17 países de la Unión Europea en casos relacionados con una conducta indebida en la fabricación, distribución, importación y exportación de los fármacos. En cuanto a las sentencias máximas de prisión impuestas en cada lugar, varían de los seis meses a los 15 años que puede cumplir alguien implicado en este tipo de delitos.