Casi dos millones de personas en España padecen depresión al año; aproximadamente el 4% de la población. Con motivo del Día Sin Alcohol, que se celebra este martes, psiquiatras alertan de que la depresión y el trastorno por consumo de alcohol mantienen una estrecha relación. De hecho, el 40% de las personas que sufren depresión presenta un uso problemático del alcohol, lo que empeora su sintomatología, el pronóstico de su enfermedad y dificulta siempre la recuperación.
El presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el profesor Miguel Casas, opina que muchos problemas de alcoholismo van asociados a trastornos psiquiátricos previos, “sobre todo ansiedad y depresión”. Los pacientes en esta situación utilizan el alcohol “como una forma de automedicación”. También “responden peor al tratamiento” que los que sólo tienen depresión.
Para el profesor Casas, el tratamiento más adecuado requiere un “enfoque integrado de ambas patologías”: “Si no se trata la depresión, no se tendrá éxito en el abordaje del consumo problemático del alcohol”. El antidepresivo para abordar la depresión y prevenir que el paciente recaiga necesita, de forma simultánea, de estrategias para mejorar el estado de ánimo al tiempo que el consumo continuado se reduce. “Sin lugar a dudas”, ha insistido Casas, “se deben tratar ambas entidades de forma integral, no secuencial”.
PATOLOGÍA DUAL: CÍRCULO VICIOSO
Las consecuencias de no detectar ni tratar el consumo problemático de alcohol en estos pacientes suele acarrear la aparición de un cuadro adictivo que se acaba volviendo crónico, con sus problemas hepáticos y cerebrales, entre otros. “Si no se resuelve el cuadro depresivo, tampoco se resolverá el alcoholismo; es un círculo vicioso”, en palabras del catedrático de la UAB.
MUCHO POR HACER
Sin embargo, la realidad dista mucho de la situación ideal. Como asegura el profesor Casas, muchos psiquiatras aún hoy no preguntan por el consumo de alcohol a los pacientes depresivos: “Por pudor, vergüenza, incomodidad... Sea cual sea la puerta de entrada del paciente en el sistema sanitario, si los profesionales no tienen en cuenta la patología dual, se complica la situación”. El gran problema, cree Casas, pasa por que en España esta patología doble es “la gran desconocida”, tanto para “muchos profesionales” como para los “gestores y la sociedad en general”.
La enfermedad mental provoca sufrimiento: “El paciente depresivo sufre y tiene como principal complicación el suicidio; el paciente, que además abusa del alcohol, arrastra a su vez trastornos neurológicos, hepáticos y un doble estigma, porque sufre y hace sufrir mucho a los allegados, además de padecer problemas orgánicos muy graves y dificultades económicas que todavía empeoran más su situación”, ha concluido el profesor Casas.
Porque salud necesitamos todos… ConSalud.es
El presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el profesor Miguel Casas, opina que muchos problemas de alcoholismo van asociados a trastornos psiquiátricos previos, “sobre todo ansiedad y depresión”. Los pacientes en esta situación utilizan el alcohol “como una forma de automedicación”. También “responden peor al tratamiento” que los que sólo tienen depresión.
Uno de cada 10 pacientes con depresión primaria sufre trastorno por consumo de alcohol
Una combinación de los tratamientos para ambas patologías se antoja como el enfoque más prometedor para las personas que presentan estas dos entidades. Y es que uno de cada 10 pacientes con depresión primaria, aquella donde las manifestaciones psíquicas y somáticas constituyen el trastorno afectivo y donde la depresión no es consecuencia de cualquier otro trastorno, sufre un trastorno por consumo de alcohol.Para el profesor Casas, el tratamiento más adecuado requiere un “enfoque integrado de ambas patologías”: “Si no se trata la depresión, no se tendrá éxito en el abordaje del consumo problemático del alcohol”. El antidepresivo para abordar la depresión y prevenir que el paciente recaiga necesita, de forma simultánea, de estrategias para mejorar el estado de ánimo al tiempo que el consumo continuado se reduce. “Sin lugar a dudas”, ha insistido Casas, “se deben tratar ambas entidades de forma integral, no secuencial”.
PATOLOGÍA DUAL: CÍRCULO VICIOSO
Las consecuencias de no detectar ni tratar el consumo problemático de alcohol en estos pacientes suele acarrear la aparición de un cuadro adictivo que se acaba volviendo crónico, con sus problemas hepáticos y cerebrales, entre otros. “Si no se resuelve el cuadro depresivo, tampoco se resolverá el alcoholismo; es un círculo vicioso”, en palabras del catedrático de la UAB.
Tratar el consumo excesivo de alcohol produce una reducción en los síntomas depresivos
Diversos estudios han demostrado que el tratamiento de los trastornos por consumo de alcohol produce una reducción de los síntomas de depresión, lo que sugiere que ante la depresión también se deba incluir la evaluación de los trastornos por consumo etílico. Además, es probable que la reducción en la ingesta de alcohol produzca mejoras de la salud en patologías psíquicas. “Incluso, aunque no se logre la abstinencia, minimizar el efecto del alcohol siempre resulta beneficioso para el estado mental”, ha comentado Casas.MUCHO POR HACER
Sin embargo, la realidad dista mucho de la situación ideal. Como asegura el profesor Casas, muchos psiquiatras aún hoy no preguntan por el consumo de alcohol a los pacientes depresivos: “Por pudor, vergüenza, incomodidad... Sea cual sea la puerta de entrada del paciente en el sistema sanitario, si los profesionales no tienen en cuenta la patología dual, se complica la situación”. El gran problema, cree Casas, pasa por que en España esta patología doble es “la gran desconocida”, tanto para “muchos profesionales” como para los “gestores y la sociedad en general”.
La enfermedad mental provoca sufrimiento: “El paciente depresivo sufre y tiene como principal complicación el suicidio; el paciente, que además abusa del alcohol, arrastra a su vez trastornos neurológicos, hepáticos y un doble estigma, porque sufre y hace sufrir mucho a los allegados, además de padecer problemas orgánicos muy graves y dificultades económicas que todavía empeoran más su situación”, ha concluido el profesor Casas.
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