Cada episodio depresivo incrementa la probabilidad de una recaída posterior.
Una depresión que no es tratada debidamente puede conllevar una serie de consecuencias graves. Entre las secuelas derivadas de la depresión se encuentran el incremento de la morbilidad y mortalidad, el riesgo de suicido, la discapacidad prolongada o el deterioro funcional y social. El suicido siempre se ha relacionado con un gran número de trastornos mentales, pero en el caso de la depresión, el riesgo es de 21 veces superior a la población general. La tasa de prevalencia del suicidio en España está entre 6,5 y 7 por 100.000 habitantes. Esto significa cerca de 10 muertes por suicidio cada día, la primera causa de muerte no natural.
SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN
Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés o placer en casi todas las cosas y una disminución de la vitalidad. Aparte de estos, pueden aparecer otros síntomas que como los sentimientos de culpa, la irritabilidad o el pesimismo ante el futuro.
Conviene recordar que tristeza o melancolía no son sinónimos de depresión. La tristeza es un sentimiento normal, pero puede llegar a ser patológica en función de su duración, intensidad y grado de interferencia en la conducta y la vida cotidiana de la persona.
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