El asma es una de las enfermedades respiratorias crónicas más comunes. En España afecta al 5% de la población adulta y, en la mayor parte de los casos, tiene un origen alérgico.
Entre las principales manifestaciones de la alergia respiratoria, se encuentran la rinitis y el asma alérgicas, pues hasta un 50% de los pacientes con alergia respiratoria son sensibles a los ácaros del polvo doméstico, que constituyen uno de los alérgenos de interior más frecuentes.
La rinitis y el asma alérgicas son enfermedades crónicas que afectan a la vida diaria. Estas pueden tratarse de forma sintomática, con antihistamínicos, descongestivos nasales, broncodilatadores, etcétera, pero si se confirma la alergia a los ácaros, es posible seguir un tratamiento con inmunoterapia específica con alérgenos que actúe directamente sobre el mecanismo desencadenante de la enfermedad.
A principios de 2018 se inició la comercialización en España del primer medicamento de inmunoterapia registrado para el tratamiento del asma y la rinitis alérgicas por ácaros
Esta inmunoterapia, llamada también vacuna alergénica, es el único tratamiento que actúa sobre la etiología de la enfermedad modificando la respuesta. En el caso de los ácaros, a principios de 2018 se inició la comercialización en España del primer medicamento de inmunoterapia registrado para el tratamiento del asma y la rinitis alérgicas por ácaros. Se trata de la primera vez que un tratamiento de inmunoterapia documenta la indicación de asma siguiendo un proceso de registro farmacéutico.
En un principio, la inmunoterapia con alérgenos solo se podía administrar en forma de inyecciones (inmunoterapia subcutánea). Pero, a día de hoy, se ha desarrollado la inmunoterapia sublingual en forma de gotas o liofilizados orales.
Este tratamiento de inmunoterapia en forma de liofilizado oral de rápida disolución, tras la administración de la primera dosis bajo supervisión del especialista, se administra en el domicilio del paciente sin necesidad de acudir al centro de salud, mediante una dosis diaria. Los síntomas y la medicación se ven reducidos al cabo de un período de entre tres y cinco meses.
Con este tratamiento, el paciente recibe dosis controladas del alérgeno frente al que no mostraba tolerancia, en este caso, los ácaros. Con el tiempo, el sistema inmune sufre una remodelación, que es la responsable de la mejoría clínica.